Por Javier Silva
Una reciente caracterización elaborada por la organización Alas Putumayo, determinó que en esta vereda de Orito, departamento del Putumayo, pueden apreciarse, al menos, 299 especies diferentes de mariposas, de las 3877 que se conocen actualmente en Colombia. Integrantes de la comunidad fueron capacitados para el conocimiento y el cuidado de estos seres multicolores, agrupados dentro del orden de los lepidópteros, y participaron en la identificación de tres senderos, aptos desde ahora para el ‘lepiturismo’.
Colombia es el país más biodiverso del mundo en mariposas.
En el territorio nacional habitan 3877 especies, según la última edición de la Lista de chequeo de mariposas de Colombia, una publicación que se actualiza frecuentemente y que ha sido liderada por los biólogos colombianos Blanca Huertas —quien dirige la colección más grande y antigua del mundo para estos insectos, dentro del Museo de Historia Natural de Londres, en Reino Unido— e Indiana Cristóbal Ríos Malaver, investigador y director científico de la iniciativa Lepidoptera Colombiana.
La misma publicación reporta que uno de los escenarios más diversos para este caso, y con más ejemplares, es el piedemonte Andino-Amazónico en Putumayo. Por eso, no es extraño que la vereda El Líbano, del municipio de Orito, en este mismo departamento, y ubicada precisamente en ese punto geográfico —donde la región Andina se conecta con la Amazonia—, sea un lugar sensacional para apreciarlas.
Lo confirma una reciente caracterización efectuada allí por la organización Alas Putumayo, un ejercicio que fue liderado precisamente por Indiana Cristóbal Ríos-Malaver, y que registró 299 especies, de 191 géneros, distribuidas en las seis familias típicas de mariposas diurnas.
Esto quiere decir que de cada 10 especies de mariposas que habitan todo el país, al menos una de ellas puede verse en El Líbano.
—Esta fue una caracterización corta, pero con muy buenos resultados, por lo que yo creería que la cantidad de especies, haciendo un estudio más extenso, podría ser muchísimo mayor, incluso superar las 600— cuenta Indiana Cristóbal.
Algunas simulan ser hojas secas para camuflarse
La familia con la mayor representatividad tras el muestreo fue la Nymphalidae —sus miembros son conocidos como ninfálidos—, con 143 especies, es decir, el 41 por ciento del total.
Esta es la familia más grande del mundo, debido a que sus individuos han evolucionado con una ventaja trascendental: tienen muchas opciones para alimentarse, ya sea con frutas, néctar o sales presentes en el suelo. Son mariposas con colores brillantes, que se apoyan generalmente en cuatro patas muy pequeñas y cuyas alas ventrales, en ocasiones y con el fin de camuflarse, simulan exactamente el color y las formas de hojas secas o cortezas.
A las Nymphalidae les siguen en abundancia dentro de la vereda los ejemplares de la familia Riodinidae, reunidos en 61 especies, el equivalente al 17 por ciento de los registros. Estas son mariposas igualmente coloridas, con tonos a veces metálicos y alas muchas veces redondeadas.
También se reconocieron las familias Hesperiidae (pequeñas y robustas), Lycaenidae (son de colores, con escamas iridiscentes y eventualmente con colitas frágiles y delgadas) y Pieridae, muy pequeñas, pero generalmente blancas o amarillas, o adornadas con manchas oscuras.
Tres rutas para apreciarlas
Los muestreos, en los que participaron habitantes de la vereda y que fueron apoyados por el Proyecto Vida Silvestre (PVS)*, se realizaron entre septiembre del 2023 y enero de este año.
Entre las estrategias para efectuarlos figuró el uso de cebos, hechos con frutas fermentadas (plátano maduro y piña) o con proteína en descomposición (pescado de río y ceviche de camarón fermentado). Con ellos las mariposas fueron atraídas para fotografiarlas e identificarlas.
Este ejercicio permitió, además, seleccionar tres sectores en los que las mariposas pueden verse con mucha frecuencia: el Cañón del río Guamuez, Agua Bonita y el Camino al Pedernal —este último muy conocido, porque allí está la reserva natural Isla Escondida—.
Esos escenarios se caracterizan por estar ubicados entre los 600 y 800 metros sobre el nivel del mar. Reúnen bosques en buen estado, amplia riqueza vegetal, caminos que dejan ver árboles de más de 20 metros de altura y quebradas con caudales constantes y muy limpios.
—La presencia de tanta agua—agrega Indiana Cristóbal— forma un escenario propicio para que las mariposas se concentren allí. Incluso, por estar en una zona fronteriza con Ecuador, pensaría que es muy probable que en un tiempo podamos detectar, en esta parte de Colombia, mariposas que se creen exclusivas de ese país—, explica Indiana Cristóbal.
Habitantes se capacitaron para cuidarlas
Con el paso del tiempo, la comunidad de El Líbano ha entendido la importancia del cuidado que deben tener estas áreas delimitadas, para que las especies puedan refugiarse allí sin contratiempos.
De igual forma, han reconocido la necesidad de establecer cuál podría ser un número de visitantes adecuado (capacidad de carga) y tener una mayor conciencia sobre las consecuencias que puede tener la explotación sin reglas de los recursos naturales y el tráfico ilegal de especies.
Y lo saben, entre otras cosas, porque paralelamente a la caracterización, y en el mismo periodo de tiempo, Alas Putumayo —con el liderazgo de Indiana Cristóbal— capacitó a un grupo de habitantes de El Líbano con el diplomado ‘Métodos para el estudio de los lepidópteros neotropicales y su aprovechamiento para el fortalecimiento del turismo científico regional’.
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) señala que en un momento de la historia de la humanidad en el que las poblaciones de insectos están disminuyendo, conocerlas e identificar sus áreas de actividad y reposo resulta determinante para impulsar estrategias que ayuden a conservar sus refugios naturales.
De ahí que el diplomado incluyó sesiones académicas para estudiar la importancia de las mariposas, su morfología, taxonomía, los métodos de detección, prácticas en campo y de reconocimiento de las especies, al igual que recomendaciones para implementar el turismo ecológico asociado a su observación (lepiturismo).
Son bioindicadoras de la salud de los hábitats
Vanessa Perdomo, bióloga y representante legal de Alas Putumayo, explicó que en esta ocasión la idea era acercar a la comunidad a la exploración de la biodiversidad con las mariposas como modelo de estudio, promover valores de apreciación y conservación e impulsar el turismo de naturaleza, incluyendo a las polillas, todo esto como una actividad complementaria al avistamiento de aves, que ha tenido una intensa promoción en la zona desde hace algunos años.
Maridel Ruiz es una de las 14 habitantes de la vereda que logró terminar el diplomado y que también fue certificada.
Ella, al igual que sus demás compañeros, reconoce que entre las actividades más interesantes del curso estuvieron las lecciones para conocer el origen y evolución de las mariposas (se sabe que viven desde la prehistoria) y los aprendizajes que adquirieron para hacer montajes técnicos e incluirlas en colecciones científicas.
—De las cosas que más destaco es que a partir de la capacitación —dice Maridel— estoy mirando muy diferente el entorno; y al grupo de mariposas desde otra perspectiva. Ahora entiendo la importancia que tiene su presencia y su función como insectos polinizadores—.
Ella, como el resto de los habitantes capacitados, aprendieron a manejar una aplicación conocida como iNaturalist, que les permite crear un perfil al que suben las imágenes de las mariposas que logran observar o fotografiar en sus recorridos por la región o por los senderos seleccionados.
Maridel, hasta el momento, ya acumuló algo más de 65 registros. Uno de ellos es una mariposa conocida como ‘de cola azul’ (Rhetus arcius), otra del género Morpho, y una mariposa sátira gigante (Taygetis mermeria). Y sobresale, además, la Asterope leprieuri, que combina en sus alas tonos rojos, grises y negros.
Dentro de iNaturalist, y a raíz del diplomado, existe el perfil Biodiversidad de Orito, Putumayo, que reúne a casi 100 personas u observadores como Maridel. Suma, hasta ahora, más de dos mil avistamientos de especies de animales y plantas de la región.
Vanessa Perdomo reconoce que fue evidente que muchos pobladores, por su participación en estas jornadas académicas, lograron conocer la importancia ecológica de muchas mariposas que habían visto durante años, pero que por falta de información nunca valoraron completamente ni relacionaron con la calidad de los hábitats (bioindicadoras).
Por eso, ahora comenzaron a apreciarlas como seres que también deben ser protegidos.
*El Proyecto Vida Silvestre, iniciativa liderada por Ecopetrol, Fondo Acción y WCS Colombia, trabaja por la conservación de 15 especies (doce de fauna y tres de flora). Lo hace en tres paisajes: los Llanos Orientales, el Magdalena Medio y el piedemonte Andino-Amazónico (Putumayo).