- El uso de los cigarrillos electrónicos va en incremento en el mundo y Colombia no es la excepción. Hablamos con el doctor Luis Alberto Parra, médico internista de Provida, IPS aliada de Coosalud, sobre distintos estudios que empiezan a conocerse y alertan sobre lo que esta práctica representa para la salud.
- Consejos de cómo abordar el tema con los jóvenes, la población más expuesta, según la Organización Mundial de la Salud.
Los vapeadores o cigarrillos electrónicos que se crearon como una alternativa al consumo del tabaco tradicional, se han convertido en una preocupación para la comunidad médica en el mundo, pues, aunque no queman tabaco, contienen nicotina, aceite de cannabinoides y otras sustancias químicas que no son claramente informadas por los fabricantes, aprovechando la falta de regulación.
A estos ingredientes se unen distintos saborizantes, que los hacen aún más atractivos para los jóvenes, que según la Organización Mundial de la Salud (OMS) son la población que más está en riesgo, por la facilidad para adquirirlos y por la atracción que ejerce una publicidad que los ‘vende’ como inofensivos, que no causan dependencia y que incluso ayudan a dejar el cigarrillo.
Según la Encuesta Nacional de Sustancias Psicoactivas del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane), en el país 1,1 millones de personas afirmó haber consumido cigarrillos electrónicos o vapeadores, siendo los jóvenes entre los 18 y los 24 años el 11,9% y los chicos entre los 12 y los 17 el 6,7%.
“Recordemos que en los años 50 el cigarrillo era considerado poco nocivo, pero con los años se demostraron muchas patologías asociadas a su consumo, hoy afrontamos la misma situación con los vapeadores. En procedimientos como lavados bronquiolobulares se han logrado aislar e identificar, tetrahidrocannabinol, que es un derivado de la marihuana y en algunos casos metales como manganeso, cromo y níquel”, explica el Dr. Luis Alberto Parra.
El médico internista de Provida, IPS aliada de Coosalud, agrega: “Cada vez hemos ido encontrando más patologías pulmonares asociadas al uso de estas sustancias, incluso ya hay una especie de neumonía de la que se han hecho estudios con broncoscopia, con patologías, con lavados bronquiales, donde no se encuentran bacterias. Es una neumonía que causa irritación e inflamación a nivel del tracto respiratorio superior y en el tejido pulmonar, que hace un par de años causó en Estados Unidos una alerta con casi 2.800 pacientes con lesiones pulmonares”.
Yendo más allá de lo que parece obvio, los expertos aseguran que los vapeadores no solo causan daño en el aparato respiratorio, como enfermedad pulmonar obstructiva crónica y crisis asmática, sino también en otras áreas del organismo, provocando desde infarto agudo hasta enfermedades cerebrovasculares, cáncer renal, testicular y de próstata, crisis asmáticas y úlceras y periodontitis bucal.
Retomando las advertencias de la OMS sobre el riesgo que corren los jóvenes, vale destacar que el estudio Perspectivas iniciales sobre las enfermedades asociadas al vapeo en Colombia: evidencia para la acción, liderado por la Universidad Industrial de Santander (UIS), se identificaron 245 casos, de ellos la mayoría eran hombres mayores de 45 años, radicados en Antioquia (63%) y Boyacá (29%). Sobre la pérdida de vidas humanas informa de 59 muertes, todos mayores de 60 que habitaban, además de los departamentos ya mencionados, en Sucre y Tolima.
Esta disparidad de información sobre el uso del cigarrillo electrónico en jóvenes quizá se pueda explicar por falta de información del consumo en los adolescentes, pues ni siquiera sus padres se percatan de esta práctica que no deja ningún olor perceptible.
“El mensaje desde la comunidad médica para nuestros jóvenes y usuarios de los vapeadores es que no son tan inofensivos como nos vendió la industria, que no son la opción para dejar el hábito del cigarrillo porque contienen nicotina y un ‘coctel’ de sustancias igualmente tóxicas. No esperemos más de 50 años, como lo hicimos con el tabaco, para entender lo que muchos estudios científicos demostraron: que muchas patologías estaban asociadas a su consumo”.
Hablando claro con los jóvenes
La agencia nacional de salud pública de Estados Unidos, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, recomienda en su apartado sobre el tabaco hablar abiertamente a los niños y adolescentes sobre el consumo de cigarrillos electrónicos.
Para ello hace una serie de recomendaciones como prepararse con información confiable antes de entablar la conversación que aconseja generar en distintos momentos, estar en disposición de escuchar y no juzgar ni sermonear. Además de partir del ejemplo de no consumir, es importante no iniciar la conversación con un “tenemos que hablar” y sí con preguntas sobre lo que los chicos opinan, por ejemplo, al ver a una persona usar los vapeadores.
La agencia destaca que es importante que los hijos sepan que pueden hablar con el médico, otros familiares o adultos de confianza sobre el tema, sino se sienten cómodos de hacerlo con sus propios padres… Y da tips sobre cómo responder dos preguntas habituales que pueden surgir:
¿Por qué no quieren que use cigarrillos electrónicos?
Hay pruebas científicas de que los cigarrillos electrónicos contienen ingredientes que son adictivos y podrían dañar diferentes partes de tu cuerpo. Ahora tu cerebro todavía se está desarrollando, lo que significa que eres más vulnerable a la adicción. Muchos cigarrillos electrónicos contienen nicotina, que puede condicionar tu cerebro para que te den ansias de consumir más nicotina. La nicotina también puede afectar la memoria y la concentración.
¿Cuál es el problema con la nicotina?
El cerebro todavía se está desarrollando hasta alrededor de los 25 años de edad. El informe de la Dirección General de Servicios de Salud de los Estados Unidos afirma que la nicotina es adictiva y puede dañar el desarrollo de tu cerebro. Consumir nicotina a tu edad puede dificultar tu concentración, aprendizaje o control de los impulsos. La nicotina puede incluso entrenar a tu cerebro y facilitar la adicción a otras drogas como las metanfetaminas y la cocaína.