Crimen organizado avanza en la cuenca del Amazonas

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Díalogo Américas

Foto de archivo. Vista aérea de una draga ilegal utilizada para extraer oro cerca de Puerto Maldonado, provincia de Tambopata, región Madre de Dios, en la selva amazónica del sureste de Perú, el 1.º de septiembre de 2019. (Foto: Lidia Pedro/AFP)

POR JULIETA PELCASTRE/DIÁLOGO

FEBRERO 01, 2024

A medida que el crimen organizado avanza en la cuenca del Amazonas buscando tierras para sembrar coca, rutas fluviales para el tráfico de drogas y vetas de oro, la selva tropical y la seguridad de las comunidades y defensores de la región se ven amenazadas, según un reporte de la organización internacional Crisis Group.


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El informe, emitido a fines de 2023, destaca que los niveles de violencia en la Amazonía superan los promedios regionales, contribuyendo a las alarmantes estadísticas de homicidios en Latinoamérica y el Caribe, con una violencia concentrada en áreas rurales y ciudades más pequeñas.

Julia Cuadros, socia cofundadora de la ONG peruana CooperAcción, que promueve los derechos humanos y la justicia ambiental, expresó su preocupación a Diálogo el 20 de enero. “La creciente amenaza en la Amazonía nos preocupa profundamente, ya que la región se ha transformado en un terreno fértil para actividades económicas ilegales en nuestros países”.

Dentro del vasto ecosistema amazónico que abarca nueve países sudamericanos, se evidencia la presencia de grupos armados en el 69,5 por ciento de los municipios fronterizos, según datos del portal de noticias Infoamazonia. En 145 de los 242 municipios afectados, estos grupos criminales compiten por el control y la explotación de la riqueza de la selva.

En estas fronteras, caracterizadas por su porosidad y dificultad de control, confluyen grupos armados, traficantes de drogas y mineros ilegales, que invaden y usurpan áreas protegidas y territorios indígenas, precisó. Los guardabosques enfrentan amenazas y se ven obligados a abandonar sus puestos de trabajo.


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En 2022, esta región fue testigo del 29 por ciento de los asesinatos de defensores ambientales a nivel mundial, destacándose Colombia y Brasil como los países más peligrosos para esta labor, refiere Crisis Group. Entre las víctimas también se encuentran agentes estatales, juristas y periodistas.

Cuadros señaló impactos sociales y ambientales significativos que, además de contribuir al cambio climático, afectan directamente los medios de vida y la supervivencia de las comunidades locales. “La crisis de seguridad alimentaria se agrava, ya que el río está contaminado, agotando las poblaciones de peces”.

Putumayo

En la región amazónica de Putumayo, Colombia, se observa un alarmante crecimiento de actividades criminales en los últimos años, siendo foco de grupos rivales como Comandos de la Frontera y el Frente Carolina Ramírez, disidencia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, quienes se benefician del robo de petróleo, minería ilegal de oro y tráfico de cocaína, señala Crisis Group.

Este aumento delictivo se refleja en un aumento del 70 por ciento en los cultivos de coca, llegando a 48 000 hectáreas en 2022, predominando en la frontera con Ecuador y Perú, según el medio colombiano La Silla Vacía. La expansión de los cultivos tiene consecuencias directas en pérdida de selva. Una hectárea de coca por cada hectárea menos de selva.

La proximidad con Ecuador facilita la entrada de insumos y gasolina para la producción de cocaína, convirtiendo este paso fronterizo en una ruta clave para el narcotráfico. A pesar del endurecimiento del control estatal en las rutas por el Pacífico hacia los Estados Unidos en los últimos años, han surgido otras vías, destaca Crisis Group.

Putumayo está emergiendo como un punto clave para estos grupos que buscan expandir operaciones hacia Ecuador y establecer nuevas rutas hacia Europa por Brasil, detalla. “El crimen organizado, lejos de limitarse a pequeños grupos, implica la coordinación de mafias locales dirigidas por organizaciones internacionales, agregó Cuadros.

La situación en la cuenca del Amazonas se vuelve cada vez más difícil, detalló. El narcotráfico está intensificando su lavado de dinero mediante la extracción ilegal de oro, infiltrándolo en la cadena de suministro legal mediante documentos falsificados.

Madre de Dios

Madre de Dios en Perú, al igual que otras zonas amazónicas, experimenta aumento de la violencia. Desde 2017, la región ostenta la tasa de homicidios más elevada de Perú, abunda Crisis Group. Los defensores ambientales locales vinculan estos asesinatos con la expansión de la minería ilegal, atrayendo a criminales de diversos lugares.

Un estudio de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) revela que la extracción informal e ilegal de oro en Perú constituye entre el 22 y el 28 por ciento de la producción total del país. En Madre de Dios, el 90 por ciento de las operaciones mineras se desarrollan de manera ilegal o informal.

Cuadros señaló que la invasión rusa a Ucrania elevó los costos de metales críticos, como el oro. “Esto genera una mayor demanda de oro ‘blanqueado y legalizado’ por Rusia y China, aumentando la presión sobre la extracción de oro y complicando aún más la situación en las regiones mineras, como Madre de Dios”.

En los últimos 30 años se perdieron casi 100 000 hectáreas de bosque en Madre de Dios, refiere USAID. Adicionalmente, Cuadros destacó que el mapeo de la Amazonía andina mediante imágenes satelitales revela una pérdida alarmante de bosques, evidenciando la desaparición total de áreas boscosas en comunidades que contaban con ellas hace apenas cuatro años.

Recomendaciones

Para contrarrestar las amenazas en la cuenca amazónica, es imperativo reforzar la institucionalidad pública y fomentar una opinión comunitaria comprometida con la transparencia, el fortalecimiento institucional y el respeto a las leyes ambientales y sociales, destacó Cuadros.

“La sociedad debe exigir la protección de la cuenca Amazónica, impidiendo la flexibilización normativa y prohibiendo la explotación minera en este frágil ecosistema. Este desafío va más allá de lo local y regional, convirtiéndose en una amenaza global que impacta no solo el cambio climático, sino la supervivencia misma del planeta”, enfatizó.

En este contexto, Cuadros subrayó que la cooperación regional debe emerger como una herramienta esencial para fortalecer estas estrategias. “Una articulación eficiente y un concierto internacional, que promueva una narrativa unificada sobre las amenazas del crimen organizado y ofrezca soluciones integrales (…), resultan imperativos”.


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