(ACNUR) – Araceli Parnet, llegó al Valle del Guamuez, Putumayo en el 2017, luego de que las condiciones sociopolíticas de su país natal, Venezuela, se complicaran y se viera en la necesidad de movilizarse con sus hijos y su esposo en búsqueda de nuevas oportunidades; trayendo consigo a Colombia sus pertenencias más valiosas, como fotografías, un televisor y la olla a presión.
Desde hace 7 años Araceli es colaboradora comunitaria en el Valle del Guamuez, Putumayo, a través de su rol ha buscado aportar a la construcción de una sociedad más inclusiva y resiliente, gestionando el acceso a derechos que permitan mejorar la vida de personas refugiadas y migrantes venezolanas, así como personas desplazadas por el conflicto armado en nuestro país.
Aunque se considera una mujer fuerte, Araseli cuenta que los primeros meses de su llegada a Colombia fueron difíciles, “al poco tiempo de llegar del municipio de la Hormiga me llene de desesperación, quería regresar. En un principio fue difícil porque había muchas palabras que no entendía, empecé a trabajar en una casa de familia, y me pedían que cocinara sopas que no se veían en mi país. Yo sufro de una enfermedad crónica, y tuve dificultades para acceder a las citas en la EPS y en acceder a otros servicios, porque no sabía cómo funcionaban, además, estaba sola con mis hijos y mi marido, mi familia y amigos estaban muy lejos” menciona Araceli.
Anqué adaptarse no fue fácil, fue gracias a una vecina colombiana que, en medio de sus crisis, la calmo y la apoyo en ese proceso de adaptación. Gracias a esa mano amiga, Araceli pudo salir adelante y acoplarse al lugar en el que ahora reside. Esta es la razón que motiva a esta mujer a ayudar a otras personas que, así como ella ha tenido que salir de su país, y que se encuentran de forma permanente o de paso en Colombia.
La vocación de Araceli se hizo más fuerte en el 2019, año en el que Colombia recibió a miles de familias refugiadas y migrantes venezolanas, que con su maleta llena de sueños llegaron a territorios como Valle del Guamuez, municipio ubicado al oriente del departamento de Putumayo, que cuenta con frontera con Ecuador. Es allí donde Araceli, oriunda de Caracas, Venezuela, en compañía de otras personas de la Hormiga, Putumayo, empezaron a ver la necesidad de ayudar a las personas que se encontraban de paso por la zona y que por sus dificultades no tenían oportunidad de pagar un alojamiento o un alimento, por lo que tomaron la decisión, en compañía de quien en ese entonces era el párroco del municipio, proponer estrategias que permitieran solventar estas necesidades. Es así como Araceli abrió las puertas de su hogar para brindar alojamiento temporal y alimentos a las personas refugiadas y migrantes venezolanas que se dirigía a Ecuador.
Según el informe global de tendencias, publicado por la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), Colombia ha sido el primer país en Latinoamérica y tercero en el mundo en acoger más personas refugiadas durante el 2022, con un número de 661.000 personas refugiadas y 2.5 millones de personas necesitadas de protección internacional. Asimismo, en este mismo año se presentó la cifra más alta en desplazamiento forzado desde el Acuerdo de Paz de 2016, lo cual pone en riesgo aquellos procesos que buscan soluciones duraderas para las personas refugiadas y desplazadas en el país.
En el 2022 Araceli hizo parte del voluntariado comunitario desarrollado por la Agencia de la ONU para los refugiados y desplazados (ACNUR).” En este espacio pude darme cuenta cuales eran esas principales necesidades de nosotros los refugiados, de los migrantes y desplazados, además de que este espacio me permitió adquirir herramientas en temas de medio ambiente, violencia basada en género, trabajo en equipo, propósito organizativo y habilidades blandas, que han sido esenciales para la labor que realizamos” menciona Araseli.
Es a partir de este fortalecimiento a su labor que, junto a otras mujeres refugiadas venezolanas y desplazadas colombianas, crearon la asociación Mujeres con Propósito, que tiene como objetivo apoyar a las comunidades por medio de proyectos, los cuales puedan fortalecer emprendimientos comunitarios, impulsar el acceso a derechos, generar oportunidades laborales, , aportar asesoría legal por permiso de permanencia o nacionalidad, garantizar acceso a servicios de salud, y aportar en la prevención de la violencias basadas en género, protección y educación para niños, niñas y jóvenes. Esto ha permitido mejorar la calidad de vida de diversas mujeres en Valle del Guamuez, quienes han aprendido a trabajar unidas para mejorar las condiciones socioeconómicas de sus familias y de otras comunidades con condición de vulnerabilidad en el municipio.
Actualmente, la Asociación Mujeres con Propósito sigue capacitándose para consolidarse de forma legal frente a la Cámara de Comercio de Putumayo, y de este modo continuar realizando acciones en beneficio de la comunidad, como han sido las ferias de emprendimiento y capacitaciones a otras mujeres sobre prevención de violencias basadas en género desarrolladas durante el 2023.
Como colaboradora comunitaria, Araseli espera continuar aportando a la construcción de una sociedad más equitativa, inclusiva y colaborativa. Además, continúa trabajando por la disminución de la vulnerabilidad de las mujeres y familias refugiadas venezolanas y desplazadas del municipio que se encuentran en el Valle del Guamuez. “Aunque en un principio no tenía muy claro cuál era la razón por la que dios me coloco tan lejos de mi ciudad natal, ahora considera que tengo una misión y es trabajar en pro de las personas que lo necesitan” menciona esta colaboradora comunitaria.