Más de 200 mujeres, certificadas en Putumayo y Caquetá para construir vías terciarias

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ElEspectador – Gracias a una alianza del Sena y el Programa Rutas PDET, 233 mujeres de ocho municipios de Putumayo y Caquetá fueron certificadas para hacer parte de proyectos de infraestructura vial en sus comunidades. Los talleres de autoestima, liderazgo y oratoria fueron claves en el proceso.

Desde octubre del año pasado, una alianza con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) permitió que 233 mujeres de Putumayo y Caquetá se formaran y acreditaran en infraestructura vial. El proceso en Tumaco está en marcha.

“Yo siempre les he dicho a las mujeres de mi comunidad que lo primero que debemos hacer para salir adelante es empoderarnos, porque así rompemos estereotipos que ponen en duda nuestras capacidades. Nosotras podemos estar en otros espacios, no solo haciendo el oficio de la casa y cuidando a nuestras familias”.

Este es el testimonio de Sandra Silva, representante legal de la Asociación de Mujeres Rurales de El Paujil, Caquetá (Asomurupa) y beneficiaria del Programa Rutas PDET, que lleva a cabo proyectos para el mejoramiento de la productividad, sostenibilidad y competitividad de la cadena láctea y cacaotera en cuatro municipios de Putumayo (Mocoa, Villagarzón, Puerto Guzmán y Orito), cuatro de Caquetá (San Vicente del Caguán, Puerto Rico, El Paujil y La Montañita) y en Tumaco (Nariño).

El programa es impulsado por el Fondo Europeo para la Paz de la Unión Europea (UE) y cuenta con tres socios implementadores: la Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia (Red Adelco), encargada de la infraestructura vial; ICCO Conexión, responsable del componente de comercialización de los productos; y la Alianza de Bioversity International y el CIAT, centrados en el componente de innovación tecnológica.


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Desde octubre del año pasado, una alianza con el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) permitió que 233 mujeres de Putumayo y Caquetá se formaran y acreditaran en habilidades como figurado de hierro para estructuras de concreto armado, construcción de cunetas disipadoras de energía y caja de drenajes, construcción base y subbase de obras viales, construcción de pavimento en concreto rígido para vías, así como en inspección en la construcción de pavimentos flexibles.

“La experiencia fue muy bonita porque nunca habíamos trabajado en talleres de infraestructura y en el manejo de materiales, cemento, corte de varillas y toma de medidas. Eso nos trajo muchos beneficios”, destaca Silva, quien sueña con que este sea un paso para el mejoramiento de sus condiciones de vida, para el fortalecimiento del liderazgo de las mujeres y para el crecimiento de proyectos productivos del municipio de El Paujil.

Y es que, de acuerdo con una encuesta realizada a las beneficiarias del programa en Caquetá, el 73% de las mujeres considera que el mal estado de las vías es una razón para no comercializar sus productos, más de la mitad piensa que esta problemática es un factor para no estudiar y el 90% manifestó no haber recibido asistencia médica por las condiciones de las vías.

De acuerdo con Paola Jiménez, profesional del de género del Programa Rutas PDET, el objetivo de la alianza es que las mujeres de los tres departamentos (120 en Putumayo, 113 en Caquetá y 50 en Nariño) sean parte de unas obras de mejoramiento de vías terciarias, que ya están contratadas, así como que hagan parte de la oferta laboral local para otros proyectos.


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Debido a que en Tumaco no se pudo establecer una alianza con el Sena para capacitar a las 50 mujeres de los consejos comunitarios de Alto Mira y Frontera y Bajo Mira y Frontera, se contrató a un grupo de ingenieros y se dispusieron profesionales para la sensibilización al interior de los consejos. “Esperamos que a inicios de abril ya hayan terminado para que las mujeres puedan ser empleadas”, asegura Jiménez.

Pero de fondo, la iniciativa pretende ser un pilar para la transformación de los roles de género, que están bastante marcados en la ruralidad. “Queremos que ellas puedan ejercer un liderazgo en torno a los temas de infraestructura vial de sus comunidades. No las vemos solo desde una perspectiva de empleadas, sino de gestoras comunitarias que se apropien de estos procesos”, indica Jiménez.

Por ello, la formación técnica estuvo acompañada de talleres de autoestima, liderazgo y oratoria, al igual que de módulos de aprendizaje para profundizar su conocimiento sobre el estado de las vías de sus comunidades. Todo esto, pensando en que en un futuro puedan conformar los comités de veeduría y los comités pro-carretera, instancias clave de las Juntas de Acción Comunal para gestionar la infraestructura vial.

Según Johana Méndez, coordinadora de Rutas PDET en Caquetá, al inicio eran muy pocas las mujeres que hablaban y que se atrevían a manifestar sus opiniones. “Hoy en día sueñan, quieren hacer parte, nos están pidiendo que podamos hacer nuevas capacitaciones en temas administrativos, en temas contables y en el fortalecimiento de las Juntas. Ahora se piensan en otros espacios y ven sus unidades productivas como una empresa”.

Otro punto clave de lo que será el trabajo del Programa durante el 2023 tiene que ver con el refuerzo del enfoque de género en las Juntas de Acción Comunal, las administraciones municipales y las empresas privadas de infraestructura. La idea es buscar una apertura al liderazgo de las mujeres en la ruralidad, ya que tienen poca incidencia en la toma de decisiones.

“Iniciamos un trabajo con las Juntas, para que identifiquen la importancia de contar con más mujeres en puestos directivos. Queremos que el liderazgo de las mujeres se promueva desde allí, y que no sean ellas por su cuenta tratando de buscar reconocimiento”, dice Jiménez, a la vez que menciona que el producto final serán planes de acción concretos que contemplen puntos como la reforma de sus estatutos para establecer cuotas de participación en puestos directivos o la creación de procesos de formación comunitaria, como semilleros de liderazgo para mujeres.

Ahora que terminó el proceso de capacitación en Putumayo y Caquetá, sigue el lanzamiento de las convocatorias de las Ayudas Financieras a Terceros (AFT) para que las Juntas de Acción Comunal se puedan presentar. “Brindamos recursos no solo para que compren materiales, sino para que contraten profesionales como ingenieros o contadores. Nosotros les entregamos los estudios, los diseños, los presupuestos, y hacemos un acompañamiento en la ejecución”, explica Johana Méndez, coordinadora en Caquetá.

El programa también pretende que este sea un aporte al trabajo que ya adelanta ICCO Conexión al interior de las asociaciones lecheras y cacaoteras, en pro de mitigar las barreras para el liderazgo de las mujeres. Además, Jiménez resalta que está pendiente iniciar el proceso de formación con las familias productoras, con el fin de lograr una distribución más equitativa de las labores del cuidado.

“En las familias rurales siempre ha habido un machismo grande. Los esposos no dejaban ir a las esposas a las reuniones porque tenían el lema de que la mujer debía vivir a diario en la casa. Prácticamente, tenían que pedir permiso. Por eso empezamos a invitar a esos hombres a las reuniones, para que entendieran la importancia del liderazgo de las mujeres. Ahora sentimos que ha habido una evolución y que hemos dado un paso adelante”, concluye Sandra Silva, representante legal de Asomurupa.

La iniciativa pretende ser un pilar para la transformación de los roles de género, que están bastante marcados en la ruralidad.
La iniciativa pretende ser un pilar para la transformación de los roles de género, que están bastante marcados en la ruralidad. Foto: Rutas PDET


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