Así avanzan los co-diseños participativos de cacao en el programa rutas PDET

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ElEspectador – A través de la Alianza de Bioversity International y el CIAT, el Programa Rutas PDET trabaja con 345 familias de Tumaco (Nariño) y Putumayo para mejorar la productividad y calidad del cacao, a la vez que aportan a la reconstrucción del tejido social y a la conservación de los ecosistemas.

El Programa trabaja en la inocuidad para el manejo de metales pesados como el cadmio.

Financiado por el Fondo Europeo para la Paz, el Programa Rutas PDET viene implementando iniciativas para el mejoramiento de la productividad, la competitividad y la sostenibilidad cacaotera en cuatro municipios de Putumayo y en Tumaco (Nariño), y con la cadena láctea en otros cuatro municipios de Caquetá. Con sus aliados, Red Nacional de Agencias de Desarrollo Local de Colombia (Red Adelco), encargada de la infraestructura vial; ICCO Conexión, fundamental para la comercialización, y la Alianza de Bioversity International y el CIAT, centrados en el componente de innovación e investigación, buscan aportar a la consolidación de las organizaciones locales y a la dignificación del campo.

Para William Melo, investigador de la Alianza de Bioversity International y el CIAT, organización que trabaja con 345 familias, dos consejos comunitarios y seis organizaciones de Putumayo y Tumaco, una de las líneas de acción que más alcance ha tenido en los últimos meses es la de los diseños participativos de sistemas agroforestales para el cacao. “Consiste en tomar información agronómica de los territorios que permita conservar los suelos, a la vez que se mejora la calidad y la productividad de los cultivos. Al mismo tiempo, creamos una sinergia de conocimientos con las comunidades”, dice Melo.

El primer elemento a tener en cuenta durante el proceso es la selección en conjunto de los clones de cacao que, si bien a veces están en los territorios, no necesariamente son conocidos por los agricultores. De esto dependerá que se pueda generar un cambio cualitativo en la cadena de producción. “Después se identifican las especies forestales que tienen potencial de asocio con el cacao y que ofrecen algún tipo de servicio ambiental adicional”, precisa el investigador. (Lea: “Valorar los ríos es clave para planear la transición energética”)


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Aunque se establecen modelos generales de intervención en los territorios, el Programa Rutas PDET a través de la Alianza de Bioversity International y el CIAT, mantiene la visión de que estos deben ajustarse al tipo de paisaje, así como a la cultura y condiciones de las comunidades. No es lo mismo trabajar en zonas de pendientes a hacerlo en terrenos planos. También hay que considerar la composición de las familias, ya que algunas dependen de la mano de obra familiar y hay ciertos clones que tienen un comportamiento distinto en términos de crecimiento. Todo depende de la apuesta de calidad y productividad que hayan hecho las comunidades, con apoyo del equipo técnico.

Según Carolina Navarrete, coordinadora del Programa Rutas PDET para la Alianza, además de representar una alternativa para mejorar las condiciones de vida de los productores, esta iniciativa ha sido una de las claves para reconstruir el tejido social de comunidades golpeadas por el conflicto, además de dignificar la labor de los campesinos. “El trabajo en el campo no debe ser visto como mera supervivencia, sino como una actividad que genere bienestar real a las poblaciones”, señala.

En ese sentido afirmó la coordinadora que, más allá de dar un acompañamiento técnico, les brindan a los beneficiarios capacitaciones, así como fortalecimiento administrativo, financiero y contable.

Uno de los aspectos más importantes de los sistemas agroforestales es el componente de innovación tecnológica, que es transversal a toda la intervención. “Son herramientas que permiten generar procesos de adaptación de tecnologías que los agricultores no tienen”, indica William Melo, quien señala que el simple hecho de trabajar con nuevos clones para mejorar la productividad ya supone un proceso de innovación, debido a que estos están actualizados por el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA) y la mayoría son desarrollados por la Federación Nacional de Cacaoteros (Fedecacao).


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Además, el Programa trabaja en la inocuidad para el manejo de metales pesados como el cadmio, a través de ensayos en prácticas de manejo de suelo y de manejo de nutrición de las plantas para reducir la absorción de este elemento. También hay incidencia a través de la adición de materia orgánica y los planes de fertilización ajustados a cada lote.

“En la etapa que viene estaremos trabajando en sistemas de beneficio para la fermentación y el secado del cacao. Ya existen tecnologías que van desde la selección del tipo de madera, el tamaño de los cajones de fermentación, la medición de parámetros de temperatura y humedad con sensores (algunos automáticos y otros manuales) y en el secado, diferentes diseños (parabólicos, modulares). Tenemos que ensayar cuál es el que genera el mejor proceso de fermentación y secado para llegar a cacao de buena calidad”, puntualiza el investigador.

Todo esto se suma al componente arbóreo de los sistemas agroforestales, no solo en función de las fincas sino en los paisajes, ya que los agricultores conocen sobre sus especies, pero no les dan un manejo agroforestal.

La importancia de las giras técnicas
Las giras técnicas que se han llevado a cabo a través del Programa Rutas PDET han sido un gran aporte para que agricultores de distintas regiones compartan experiencias sobre los cultivos de cacao y en la manera cómo sus prácticas pueden mejorar sus sistemas productivos. “Se trata de un intercambio campesino a campesino en el que se transmiten conocimientos”, asegura Melo.

Una de las más importantes se realizó con diez campesinos del departamento de Putumayo y seis de Nariño, con campesinos del occidente antioqueño, en Dabeiba. El destino fue seleccionado por la experiencia que ha tenido la Asociación Comunitaria de Productores de Cacao de Dabeiba (Asoprocada), cuyos miembros han desarrollado procesos de certificación en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA), usando materiales, varios de estos reciclados, y que en un periodo de un año alcanzaron la certificación en BPA ante el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA). “La intención es que los agricultores que hacen parte del Programa Rutas PDET identifiquen prácticas de bajo costo implementados por campesinos, y que esto también los motive a realizarlas”.

La jornada contó con la participación del Sistema de Investigación, Desarrollo Tecnológico e Innovación del SENA Antioquia (Sennova), el cual dio a conocer a los cacaocultores algunas innovaciones tecnológicas que pueden contribuir a la mejora en la toma de decisiones en cultivos de cacao. Algunas de estas fueron la construcción de estaciones meteorológicas elaboradas con sensores de materiales de fácil acceso, lo que posibilita tomar datos de temperatura, humedad relativa, precipitación y viento, así como valorar distintas opciones de fertilización, podas o manejo de enfermedades. También se demostró el uso de tecnologías de bajo costo para mejorar el proceso de fermentación, por medio del uso de un sistema de monitoreo de temperatura, humedad y pH de la masa de cacao dentro de cajones de fermentación.

La capacitación continua con el proceso formativo, por parte del SENA y Fedecacao, sobre la resolución 82394 de 2020 que regula la implementación y certificación en BPA. “Las normas son complicadas de entender, pero en la práctica se ven los requisitos y uno se da cuenta que como pequeño agricultor también se puede certificar. Yo si me voy a meter a las certificaciones” afirmó Gladys Rosero, habitante de Villagarzón (Putumayo), quien a pesar de tener una condición física de discapacidad observó cómo agricultores de la tercera edad de Dabeiba han podido alcanzar y mantener esta distinción.

“Estos procesos nos permiten abrir la mente de las experiencias locales a las experiencias de otros territorios. Con esa apertura, lo que queda son acciones de mejora, porque descubren un sistema de beneficio que es más efectivo que lo que están haciendo. También generan contactos con agricultores de otras zonas y se crean oportunidades para fortalecer el liderazgo y las habilidades de comunicación en las bases sociales de las organizaciones”, argumenta Melo, quien destacó un intercambio llevado a cabo hace unas semanas en Florencia, Caquetá, en el que un grupo de agricultoras pudo aprender sobre temas asociados a las podas, al manejo de cadmio y a las certificaciones basadas en la conservación del ambiente.

Los retos para los sistemas agroforestales
De acuerdo con Carolina Navarrete, uno de los principales retos del Programa Rutas PDET tiene que ver con la identificación de los procesos asociativos que se desarrollan en el territorio. “Hay retos de gobernanza, de articulación y de falta de trabajo en conjunto. Debemos aprovechar las distintas instancias organizativas, ya que las que no están formalizadas podrían tener la misma importancia que las demás”, precisa.

Para William Melo el hecho de estar trabajando en contextos de transición hacia economías legales supone un desafío muy grande debido a que en estos procesos “existen amenazas de las economías ilegales frente a los sistemas productivos, sobre rentabilidad y disponibilidad de mano de obra. El cacao es una línea que le está apostando a la transformación, que tiene ámbitos de sostenibilidad, pero que está muy lejos de ser competitivo en rentabilidad”, indica.

Sostiene además que, un punto para tener en cuenta es el de los contextos ambientales de los territorios. Desde su posición debe haber una armonía con los paisajes en zonas donde los sistemas productivos se han establecido a costa de la frontera agrícola. Lo anterior implica que se deben producir otros bienes y servicios que ayuden a restaurar los ecosistemas, especialmente en la Amazonía.

“Otro reto grande es la aceptación o la apuesta que tengan los agricultores frente a temas de calidad, ya que sus niveles de manejo técnico en procesos especialmente de poscosecha son muy bajos y hay muchas prácticas en la que los agricultores consideran tener buenos niveles de conocimiento, pero que no funcionan tan bien. Tenemos que trabajar en procesos de fortalecimiento para pasar de cacaos corrientes a cacaos especiales o premium”, agregó. Además, planteó la oportunidad que existe alrededor de la conservación ambiental, ya que los mercados están girando hacia productos que no contribuyan a la deforestación.


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