RadioNacional-Más de 100 mujeres del Alto Putumayo se fortalecen en el trabajo agrícola como sustento de sus familias, restauración del tejido social y construcción de paz en la región.
Martha Rentería
Víctimas del conflicto armado, campesinas y madres del Valle de Sibundoy, en Putumayo, trabajan de la mano en la siembra y cosecha de productos agrícolas que se ha convertido en la economía de sus hogares y una apuesta por la equidad de género en su departamento. Un sueño que ha liderado buena parte del tiempo Gladis Gómez, vocera desde las bases del sector rural del territorio.
Desde hace más de cinco años, ella junto a un grupo de madres decidieron empezar su trabajo a través de ollas comunitarias, donde reunían alimentos sanos y ayudaban a la reconstrucción del tejido social en sus comunidades. Niños, niñas, jóvenes y adultos, todos se sumaron a la propuesta de estas mujeres, que con el paso de los años logró el apoyo de diferentes entidades nacionales, y cooperación internacional.
Así nació la asociación Renacer, que hoy reúne a decenas de familias que le siguen apostando al trabajo desde la ruralidad, desde la siembra de las hortalizas y verduras que se venden en los principales mercados campesinos y plazas del Putumayo.
“El compartir iniciaba en el municipio de Sibundoy y finalizaba en Santiago, hasta que nos hicimos fuertes en las labores de campo. Hoy seguimos trabajando desde cada una de las asociaciones, y hemos logrado un gran proyecto con apoyo de la cooperación internacional, para el fortalecimiento de mercadeo, comercialización y el empoderamiento a la mujer rural”, cuenta Gladis.
Con las capacitaciones, las mujeres que trabajan en la chagra y las fincas salieron a ser precursoras de sus propios negocios, por medio de la venta de sus cosechas en ferias municipales y departamentales. Más de 200 emprendedoras se capacitaron y hoy son ejemplo de transformación en el campo putumayense.
Mujeres constructoras de paz
En el siguiente paso, las mujeres se constituyeron como base de la economía familiar, a través de una iniciativa en la que participan 100 mujeres del municipio de Sibundoy, Putumayo.
“La mujer es la que lidera, empodera y la que motiva a las familias a trabajar en las huertas. Ha sido una experiencia bonita porque se ha podido articular con diferentes instituciones, para hacer realidad las ferias y beneficiar a muchas mujeres que por años buscaron espacios para comercializar sus productos”, asegura Gómez.
Hoy esta líder campesina hace parte de instancias departamentales, desde donde se apoya y promueve las iniciativas de producción y transformación de los productos agrícolas de la región. Ha sido un proceso lento, que con el paso de los años ha dado sus frutos en las tierras del Valle de Sibundoy.
Retos y desafíos de la ruralidad
A las mujeres rurales les preocupa la falta de apoyo estatal al trabajo de los campesinos con precios justos para sus productos y sin intermediarios. El gran desafío diario es poder llevar sus cosechas del campo a la mesa de los colombianos, sin tener que pagar el precio de la mediación que limita la inversión y el desarrollo de las comunidades.
“El campo es un trabajo demandante, agotador y muchas veces los frutos no alcanzan para el sustento de las familias, ahí es donde se necesita el reconocimiento real de los productos que el agricultor siembra”, apunta Gladis.
El gran reto y sueño por los días que vienen es implementar huertas urbanas, para seguir con el legado de sus ancestros en cada una de sus viviendas. La propuesta de la asociación Renacer sigue, se fortalece y avanza por el camino de la consolidación del sector rural en Putumayo.