Todos los colombianos estarían en riesgo de infectarse por ómicron

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ElTiempo – Varios factores inciden en la alta posibilidad de contagio. Expertos dicen que puede controlarse.

El año se inicia con la variante ómicron como protagonista en la vida de la mayoría de los colombianos, dada su desbordada capacidad de propagación, a tal punto que en menos de tres semanas, en la práctica ya casi es el linaje predominante del covid-19 en el país.

Su capacidad de invasión es tan seria que Martha Lucía Ospina, directora del Instituto Nacional de Salud (INS), manifestó que por su culpa la positividad de las pruebas ha crecido tanto que cada vez es más fácil contagiarse, en razón de la alta presencia de infectados en torno a cualquier persona, de ahí que Ospina insista en que en este momento lo prioritario es lentificar la propagación con el uso permanente –ojalá obsesivo– del tapabocas, con lo que se evitará no solo un pico más grande, sino el riesgo de saturación de los servicios de laboratorio, urgencias y hospitalización.

Ospina agrega que si bien por las características del propio linaje, y sobre todo por los efectos de la vacunación, los afectados pueden tener menor probabilidad de ingresar a una UCI o de morir, no es bueno en ningún caso un contagio masivo que agote la capacidad de respuesta asistencial, ya que esto acarrearía sufrimiento y potenciales muertes, que, dadas las circunstancias, no deberían ocurrir.


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Hernando Nieto, expresidente de la Asociación Colombiana de Salud Pública, califica las palabras de la directora del INS como contundentes, dado que es la rectora de la salud pública a nivel nacional, y en tal sentido como experto no descarta la necesidad de plantear en caso de que haya un desborde de casos un confinamiento preventivo de diez días antes del ingreso de los niños a clases e incluso de algunos viajes nacionales e internacionales con el fin de garantizar algo de normalidad, y aunque reconoce que hay un agotamiento de la sociedad frente a estas propuestas y que no hay mucha receptividad al respecto, su condición profesional le exige plantearlas en un contexto de sana discusión.

Pico superior

Lo cierto es que ómicron poco a poco ha mostrado su verdadera cara y al tener como base su manifestación en Sudáfrica, donde se identificó por primera vez, se aprecia que al comparar los tres picos anteriores, que sin superar los veinte mil casos tuvieron duraciones de varios meses entre su inicio y su finalización, el ascenso de ómicron a finales de noviembre superó de lejos el número de infectados en menos de tres semanas que presentó un descenso casi vertical que incluso ha permitido la retoma de algunas actividades con restricciones menores en dicho país.

Si bien en Colombia coexisten las variantes mu y delta, se presume –de acuerdo con los expertos– que la predominancia de ómicron desencadenaría una ola de similares características. Sin embargo, recomiendan estar alerta para que el número de casos no crezca tanto y consecuentemente poner contra la pared al sistema hospitalario.


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Frente a esto último, Gabriel Riveros, exministro de Salud, manifiesta que los riesgos de este potencial desenlace no solo se extenderían sobre personas que con síntomas manejables pero que requieran atención puedan complicarse al no encontrar cupos en los hospitales, también podría afectar, dada la rápida expansión de ómicron, a personas hospitalizadas por otras patologías que podrían afectarse y complicarse si se infectan con el nuevo linaje.

“Esto se conoce como infección nosocomial y es algo que a los profesionales de la salud nos preocupa porque se puede salir de las manos, de ahí que se deban reforzar al máximos los cuidados, no solo de los pacientes, sino también de los profesionales de la salud que también podrían verse afectados en gran cantidad en corto tiempo, con consecuencias inesperadas”, remata el exministro.Vacunación, la salida

El ministro de Salud, Fernando Ruiz, ha sido enfático al decir que la vacunación –además de las medidas no farmacológicas– es la herramienta disponible fundamental para atajar la gravedad y la muerte por el Sars-CoV-2, con su nueva variante incluida.
Para ratificarlo reseña los resultados del estudio de ‘Cohorte esperanza’, el cual detalla las tasas semanales de hospitalización por covid-19 según estatus vacunal y por grupos de edad.

En el análisis se demuestra que el promedio móvil semanal de personas hospitalizadas por cada cien mil entre los completamente vacunadas es sensiblemente bajo al comparar con los mismos parámetros las tasas de hospitalizados que no están vacunados.

Llama la atención, por ejemplo, que entre los 30 y los 39 años el riesgo de ir a un hospital por covid-19 para quienes no están vacunados es siete veces mayor; entre 40 y 49 años, esta posibilidad crece a 45,2 veces; entre los 50 y los 59 años, ya es de 72,3 veces mayor.

Sin embargo, es importante anotar que entre los 60 y los 69 años este riesgo disminuye un poco (50,2 veces más), y ya por encima de los 70 años la probabilidad es veinte veces mayor, lo que sigue siendo, sin duda, una factibilidad que en ningún caso hay que dejar avanzar, dados los riesgos elevados que tienen las personas mayores sin inmunizar.

Pero el estudio también deja ver, por ejemplo, que en personas jóvenes (entre 40 y 49 años) si no se está vacunado, la posibilidad de ir a un hospital es 127,2 veces mayor que la de quienes sí tienen la inmunización, lo que descarta de una vez por todas la idea de que los jóvenes que no se vacunan están libres de estos efectos.

Por lo anterior, el salubrista Pedro León Cifuentes es enfático al decir que no es tiempo para cuestionar el valor y la importancia de las vacunas, no solo para salvar vidas sino también para controlar la pandemia de manera colectiva.

La libertad que todos queremos expresar tiene unos límites cuando el bienestar común está en juego

“Aunque cada quien es libre de manifestar su derecho a no vacunarse, quienes decidan expresarlo están en la obligación, dentro de un contexto ético y solidario, de plantear un alternativa para que su entorno no se vea perjudicado por esa decisión, dado que la libertad que todos queremos expresar tiene unos límites cuando el bienestar común está en juego”, explica el salubrista.

Carlos Arturo Álvarez, infectólogo coordinador de estudios covid para Colombia delegado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), es enfático al aclarar que no hay que confiarse de ninguna manera en la menor agresividad y letalidad de la variante ómicron, en razón de que hay muchas personas con comorbilidades y con riesgo que podrían afectarse, y como toda vida cuenta es muy importante volcarse para protegerlas por igual.

“No es momento para el pánico por la potencialidad que tenemos todos los colombianos de infectarnos, pero tampoco caer en la inacción fundada en que no va a pasar nada, y aquí hay que entender que entre todos podemos definir la severidad de esta oleada, de ahí que el llamado sea a actuar con responsabilidad”, remata Álvarez.


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