El Comité del Paro no representa a nadie

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Semana – Por: Camilo Cuervo Díaz

He tenido la oportunidad de negociar con algunos de los autoproclamados miembros del Comité del Paro y en honor a la verdad, como en todo, en ese grupo existe gente muy buena y que lleva toda su vida dando luchas de fondo por la defensa de los derechos sociales, sin embargo, la mayoría no tiene el talante, la preparación y mucho menos las competencias emocionales necesarias para pretender avocarse la representación de todos los colombianos.

En los últimos días me ha sorprendido la facilidad de los promotores del paro para denominarse a ellos mismos representantes del “pueblo”, empezando porque ese vocablo, por sencillo que suene, ¡es muy grande! Yo mismo, me siento parte del “pueblo”, porque para serlo lo único que se requiere es haber nacido en esta patria y sentir orgullo por ella. En mi caso, esas honorables personas no me representan, pero afirman representarme a mí y a otros 50 millones de seres humanos. ¡Soberbio y pretencioso!

Esos que se creen con el derecho de decirle a los demás quienes son o no parte del “pueblo”, regularmente manejan un concepto bastante particular de la equidad y la igualdad. Para “integrarse” a esa “cofradía” es necesario demostrar su odio al Gobierno, a las fuerzas militares y a la institucionalidad del país; eso es muy “segregador” y falto de “empatía” con los que pensamos distinto y que también hacemos parte del pueblo.


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Pues bien, esos que en los últimos días se adjudicaron la representación de todo el “pueblo”, propugnando irónicamente por “defender la democracia”, nunca han recibido un voto popular en su vida y nadie los convocó y eligió como voceros para representar los múltiples intereses de los protestantes y mucho menos para solucionar los problemas del país. Se trata solo de unos cuantos a los que los periodistas les han dado más protagonismo del que realmente merecen.

Es paradójico que ese Comité afirme defender y representar a los jóvenes y propenda teóricamente por la igualdad de género, pero que el promedio de edad de sus miembros supere los 50 años y solo cuente con dos mujeres. Es absurdo que en sus comunicados clamen por comida, dineros y apoyo a los frentes de “resistencia”, en lugar de preocuparse por dejar pasar las ambulancias y no apedrearlas. Esa es la coherencia de ese grupo de “negociadores”.

Incluso ya muchas organizaciones sociales empiezan a quejarse de la falta de representatividad del “Comité” y se evidencian fisuras en un barco que día tras día se hunde, en especial cuando la violencia, el vandalismo y el caos es lo único que nos queda de jornadas de protesta a las que muy pocos quieren asistir. La lógica de la minoría es que cualquier marcha deba terminar agrediendo a la policía y destruyendo cualquier cosa que se les atraviese.

Lo anterior no sería preocupante, incluso rayaría en lo inofensivo, si lo que se estuviera discutiendo no fuera el modelo económico y político de nuestro país. Al ver actuar y pronunciarse en los medios de comunicación a los “representantes del pueblo”, siento vergüenza con los constituyentes del 91, quienes en un proceso realmente democrático lograron refundar la nación en todos sus aspectos, sin disparar una bala, ni quemar palacios de justicia y sin provocar la muerte de seres humanos justificada en los “costos normales” de las revoluciones.


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Entiendo que el Gobierno tenga que apagar el incendio como sea, pero apagarlo negociando con un Comité cuyo único propósito es mantenerse en la indefinición y en la “indignación”, pidiendo cosas que nunca puedan ser cumplidas, solo es una forma de aplazar la discusión y echarle más gasolina al asunto.

Celebro que Duque haya decidido tomar acciones unilaterales que le quiten discurso a la protesta. Creo que subsidiar el empleo formal de los jóvenes y garantizar la educación superior gratuita para estudiantes de bajos recursos en instituciones públicas, es un gran paso. Cuando eso se haga realidad, estaremos en frente del gobierno que más ha invertido en educación y en nuestros jóvenes en toda nuestra historia, así los del “Comité” no estén dispuestos a aceptarlo.

No hay que “negociar” mucho, es mejor actuar. Hay cosas que se pueden lograr sin tanta dialéctica; las que no se puedan, simplemente no se pueden… ¿para qué desgastarnos y abrirle espacio a unos pocos para seguir bloqueando el país?


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