Germán Arenas – LBM
El pasado sábado en horas de la noche la Red de Derechos Humanos del Putumayo, lanzó una alerta donde colocaba de manifiesto que en la inspección de policía de Yurilla jurisdicción del municipio Putumayo, se había registrado una masacre y que varias de las personas de la comunidad se encontraban atadas de pies y manos por una acción de las disidencias de las Farc.
La alerta se hizo viral y el domingo en la mañana se realizaron dos consejos de seguridad uno municipal en Leguizamo y el segundo de orden departamental encabezado por el gobernador Buanerges Rosero Peña, donde se determinó realizar programar una misión humanitaria, la cual hacia las 2 de la tarde de este domingo 25 de octubre, ya se encontraba en la inspección Yurilla.
Dicha comisión está integrada por el ejército, gobernador, Defensoría del Pueblo, Unidad de Víctimas, policía judicial. Luego de hablar con la comunidad se determinó que nunca se presentó masacre alguna y que nadie de la comunidad estuvo amarrada ni en riesgo de muerte.
El comandante de la Sexta División general Jorge Herrera, entregó un informe oficial donde se estableció que lo que se registró el sábado entre tarde-noche fue un enfrentamiento armado entre disidencias de las Farc del Carolina Ramírez y Sinaloa, ambas que desde hace más de dos años tienen una disputa territorial en el bajo Putumayo que ha cobrado casi 28 muertos.
Buanerges Rosero Peña, y su secretaria de Gobierno Sandra Dimas, igualmente interactuaron con los casi 120 habitantes quienes manifestaron que las condiciones de vida en la población son difíciles donde hay necesidades en la escuela y en el puesto de salud entre otras quejas. El 14 de noviembre se programó una mesa entre el Gobierno Departamental y la comunidad.
Juan de Dios Muñoz, un hombre que hace 20 años habita en la inspección, declaró que la masacre como tal no hubo, ni personas amarradas, ni bajo amenaza de muerte.
“hubo combate armado entre los ilegales, unos que hacían retén sobre el río Yurilla, y los otros que venían en un bote armados y se presentó una balacera. Acá en el pueblo dejaron dos muertos pero los otros se llevaron varios de sus hombres muertos también en un bote”. Señaló Muñoz.
La Defensoría del Pueblo desde hace varios años había lanzado una alerta temprana sobre el riesgo que tiene esa comunidad por la presencia de los grupos armados ilegales.
Los casi 120 habitantes de Yurilla enclavada en el corazón de la selva, vive de los cultivos de matas de coca, y una minoría de la producción de queso. Todos coinciden en vivir bajo el temor por la presencia de las disidencias.