Historia para leguizameños /as – 26

Publimayo

Por : Elvis Vera

1918-1921

Gobierno de Marco Fidel Suárez. Renunció en 1921, dejando en el cargo a Jorge Holguín.[i]

1918


Publimayo

Lo Capuchinos fundan nuevamente Guepí, siendo el grueso de su población primordialmente indígenas Witotos.  Pero posteriormente fue abandonada a razón del Tratado de límites Colombo – Peruano (1922).[ii]

1918

El doctor Demetrio Salamanca Torres, en su libro “La Amazonía Colombiana”, expone: “¿Por qué no adoptar los medios conducentes para ocupar nuestras regiones australes despobladas?. ¿Por qué no decretar las subvenciones para establecer la explotación de productos naturales y el fomento agrícola, la navegación fluvial y el comercio hacia los confines de nuestro esplendido territorio? Para hacer lo que hacen todos los pueblos civilizados y progresistas que tienen territorios despoblados, debe concederse la libre introducción de herramientas de agricultura, de materiales y vehículos de navegación y de armas en esas regiones australes apartadas.  Así podrá ser productivo y fácil el fomento industrial, y podrá cada explotador colombiano de productos naturales, aún aislado en medio de las selvas, llevar un machete al cinto, el hacha en la diestra, el rifle al hombro, el amor patrio en el corazón y la voluntad incontrastable de recuperar para la acción de la patria las tierras olvidadas.”[iii]  

1919


Publimayo

La Ley 24 y el Decreto 2058 del (miércoles) 29 de octubre, ordena la creación de una Colonia Penal en el Putumayo.  En su articulo  2° expone:  “Designase para sitio de la colonia  la vecindad del río Putumayo entre los varaderos de La Tagua y Lagarto Cocha, en el lugar preciso que elija una comisión compuesta del señor Comisario del Putumayo y del Vicariato Apostólico del mismo o del misionero que esté comisionado”.[iv]

1919

Apareció en el territorio del Caquetá (Caquetá y Putumayo) la epidemia de la gripa con caracteres alarmantes.[v]

1919

El consumo mundial del caucho alcanza la cifra de las 381.497 toneladas.[vi]

8.1. FUNDACIÓN   OFICIAL DE PUERTO CAUCAYA

Los misioneros también presionaron al gobierno para que construyera un camino que comunicara estos dos lugares separados apenas por 25 kilómetros, como un acto encaminado a reafirmar la soberanía y a delimitar la frontera para detener el avance peruano.”[vii]

“Para que sea eficaz la máquina de reducir indígenas, debe componerse de tres piezas, cada una de las cuales, obrando aisladamente, no da resultado:

Colonia militar,

Cuerpo de interpretes, y

Misionero.

La primera se necesita para la seguridad de las otras dos y para infundir el respeto y la confianza que proceden de la posesión de la fuerza, ante salvajes que la estiman en mucho…

Los destacamentos deben componerse de voluntarios casados, que vayan con sus familias y a quienes se pague puntualmente una razonable gratificación. Los propios soldados levantarían las casas de la colonia y recibirían una base de ganados y lotes de tierra en propiedad, de suficiente extensión, para cultivarlos personalmente, abrirían caminos, y si el núcleo era a la orilla de algún río navegable, deberían disponer de embarcaciones. La iglesia podría tener forma de fuerte, si no se quería construir uno especial, en caso necesario.   

La dirección de las colonias debería confiarse a oficiales distinguidos, enérgicos y juiciosos, capaces de practicar exploraciones y de atender a las vías de comunicación, al reconocimiento de las riquezas vegetales y minerales, a la protección de las fronteras y a operaciones de topografía y agrimensura, encaminadas a preparar el suelo para fijar las tribus y las inmigración extranjera. La localidad de la colonia  habría de ser cuidadosamente elegida, en lugar sano y propio para convertirse en una población. A la colonia podría agregarse un médico y un inspector encargado de vigilar el comercio con los indios y su empleo como jornaleros, a fin de protegerlos contra engaños y abusos. De la buena erección del personal dependerá en un todo el éxito de cada tentativa.

El cuerpo de interpretes, a cargo del misionero y de maestros civiles que les enseñasen oficios, y que podrían ser miembros de la misma tropa, se formaría, como lo indicaré en el capitulo siguiente, con niños de la tribu, obtenidos por las buenas, ya voluntariamente cedidos por sus padres, o ya apelando en último caso a comprarlos, si para ello se prestaban.”[viii]  

1920         

La comisión ordenada por el gobierno nacional y  compuesta por funcionarios del mismo y religiosos, entre otros por El Comisario Especial del Putumayo , el señor Braulio Erazo Chávez y el misionero Fray Estanislao de las Corts, acompañados de 28 personas más, salen de Puerto Asís el día (Lunes) 12 de enero.   Después de varios días de recorrido arriban a un sitio un poco más abajo de la desembocadura del Río Caucaya sobre el Putumayo, donde habitaba el señor Sebastián González.  El (Jueves) 22 de enero en nombre del Gobierno, la Nación y de la Iglesia Católica, toman posesión del lugar. Seguidamente Le adquirieron una vivienda que el señor González poseía y junto a él, recorren el lugar para determinar el área donde se levantara la Colonia.  Con el objetivo de adelantar la labor contrataron 24 hombres conseguidos en el Caquetá (de la Tagua?), entre estos varios indígenas Witotos que habían escapado de la Casa Arana, a través del Caraparaná y el Curiya.    En aproximadamente cuatro meses de trabajo se instalaron 8 hectáreas de cultivo y  5 hectáreas para el poblado, dos casas de un piso cada una y una tercera de dos pisos. Sobre la mejora comprada al señor Sebastián González, último de los habitantes de una fundación de caucheros.[ix]

Estos dejaron organizada la Policía de Fronteras del Puerto.  [x]

1920

DECRETO 82.  

COMISARIA ESPECIAL DEL CAQUETA: DECRETO  EJECUTIVO 82. 

La Región queda divida entre la Comisaría Especial del Caquetá y la Comisaría Especial del Putumayo (Puerto Caucaya  y La Tagua al parecer quedan en el Putumayo)[xi].  Ya se ha cedido territorio al Ecuador.

1920

“… había tan sólo una compañía colombiana en el bajo Caguán extrayendo esta riqueza (caucho), aunque en pequeña escala, por el escaso crédito comercial que la empresa tenía. La balata también se encontraba en gran abundancia pero poco se  explotaba por falta de compañías extractoras, ya que la única que se ocupaba de la explotación y comercialización del caucho y de la balata era la constituida por los señores Lisardo Mora, Leónidas Norzagaray y Ramón Achiardy. En menor proporción se explotaba el juansoco, árbol igualmente conocido y apreciado por los caucheros, pues produce en abundancia el chicle que también se comercializaba y servía, además, para reparar las canoas averiadas.”[xii]

1920

Ley 85. Artículo 7º.

“No podrán ser adjudicados como baldíos los bosques nacionales que se declaren o se hayan declarado reservados por el Gobierno, y aquellos donde prevalezcan, en lotes no menores de 50 hectáreas, plantaciones naturales de tagua, caucho, balata, chicle, quina, henequén, jengibre o maderas preciosas que se destinen a la exportación.”

“El artículo 8º dice que no podrán ser cultivados, ocupados, denunciados o adjudicados como terrenos baldíos a ningún titulo.”[xiii]

1920

“Las fuentes documentales permiten establecer la presencia y proliferación de un gran número de enfermedades y, más aún, esas mismas fuentes sugieren que un alto porcentaje de la población por entonces allí existente, estaba afectada por enfermedades endémicas. En un informe (Aurelio Guzmán. Archivo General de la Nación) de los años veinte, por ejemplo, se hace un balance general de las enfermedades más comunes en el Putumayo y en el Caquetá: gripe, anemia tropical, sífilis, úlceras, bubas, blenorragia, paludismo y reumatismo. En las descripciones que por entonces  se hacían de algunas de ellas, se puede observar que un gran porcentaje de la población las padecía. Por ejemplo, en cuanto a la sífilis se decía que “esta enfermedad tan terrible se ha propagado de manera verdaderamente alarmante hasta el extremo que es doloroso decir que un 70% de los habitantes están atacados por el spirochaeta pialido (sic). La mayor parte de los casos que se presentan demuestran que es adquirido y son pocos los que he observado en que sea congenital.” De la misma manera, de la blenorragia se expresaba que esta enfermedad infecciosa era frecuente y que “se han presentado jóvenes que llevan varios años de padecerla y quienes ingenuamente manifiestan que no han seguido un régimen curativo, porque se la da en estas regiones escasa importancia”. La disentería amibiana erisipelas, forúnculos, merper (sic), zerter, luesmaniasis (sic) cutánea ulcerosa (vulgo marranas) (sic), entre otras, fueron registradas como enfermedades que se desarrollan entre los habitantes con “bastante frecuencia” y agravadas por el problema del alcoholismo que “aumentaba de manera sorprendente y en desproporción” con el número de habitantes del territorio.”[xiv]       

1921

La embarcación peruana  “Callao”, remonta el Putumayo hasta Puerto Asís, al servicio de una compañía Norteamérica, con un grupo de ingenieros y geólogos explorando la región.[xv]

1921

En el periódico LA RAZON, de la ciudad de Iquitos, es publicada en el mes de septiembre, una Resolución Ministerial peruana, con fecha de agosto de 1921, por medio de la cual se le otorga a don Julio C. Arana y Hermanos, un titulo de propiedad de cinco millones setecientas setenta y cuatro mil hectáreas en el territorio colombiano: la concesión lindaba al norte con el río Caquetá.   El expediente a solicitud de la adjudicación, presentado por el representante más notorio de la nefasta Casa Arana, señala que para iniciar navegación en el río Putumayo y sus afluentes, la bandera peruana debió valerse en 1892, de caucheros colombianos, entre otros don Demetrio Salamanca Torres y utilizar tácticas sorpresivas contra las autoridades brasileñas.  De igual manera deja constancia, que en 1892 Brasil contrató la navegación mercantil por el río Putumayo, con el colombiano Julio Benavides, actividad que sucedía a la ejercida por la firma Reyes Hermanos.  El derecho de Benavides fue continuado por sus herederos hasta 1900.  Comunica que por consejo del Presidente Pardo, invirtió más de 4 millones de soles en compras de derechos y propiedades de los colombianos, enunciando 36 operaciones entre los ríos Caraparaná, Cahuinarí, Caquetá y Putumayo.[xvi]

1922

Marzo 24.

Tratado de Límites y Libre Navegación Fluvial entre  Colombia y el Perú.

Firmado en Lima. Aprobado por el Congreso de Colombia, por la Ley 55 de 1925. Aprobado por el Congreso del Perú, por Resolución Legislativa número 5940, de 20 de diciembre de 1927. Ratificado por el Presidente de Colombia el 17 de marzo de 1928. Ratificado por el Presidente del Perú el día 23 de enero de 1928. Canjeadas las ratificaciones en Bogotá, el 19 de marzo de 1928. Inscrito en la Secretaría de la Sociedad de las Naciones el 29 de mayo de 1928, bajo el número 1726 del Registro Oficial de Tratados.

“La República de Colombia Y la República Peruana, con el propósito de resolver definitivamente toda controversia relativa a sus respectivos derechos territoriales, y con el fin de estrechar de ese modo sus relaciones de amistad y atender a sus conveniencias y mutuos intereses, han resuelto fijar su común frontera por medio de un tratado público…”

“Artículo VIII. Colombia y el Perú se reconocen recíprocamente y a perpetuidad, de la manera más amplia, la libertad de transito terrestre y el derecho de navegación de sus ríos comunes y de sus afluentes y confluentes. Sujetándose a las leyes y reglamentos fiscales y de policía fluvial;  sin perjuicio de poder otorgarse mutuas y amplias franquicias aduaneras y cualesquiera otras que sirvan para el desenvolvimiento de los intereses de los dos Estados. Los reglamentos fiscales y de policía serán tan uniformes en sus disposiciones y tan favorables al comercio y a la navegación como fuere posible.

Artículo IX. Las altas partes contratantes se obligan a mantener y respetar todas las concesiones de terrenos de que estuvieron en posesión antes de la fecha del presente tratado los nacionales de la otra y, en general, todos los derechos adquiridos por nacionales y extranjeros, conforme a las legislaciones respectivas, sobre las tierras que, por efecto de la determinación de fronteras constante en el artículo 1º del presente tratado, quedan reconocidas como pertenecientes, respectivamente, a Colombia y al Perú.

Artículo X. los colombianos o peruanos que, a causa de la fijación de la línea divisoria, hubieran de pasar de una jurisdicción a otra, conservarán su antigua nacionalidad, a menos que opten por la nueva en declaración hecha y firmada ante la autoridad respectiva dentro de los seis meses posteriores a la ratificación del presente tratado.”[xvii]

 Con el tratado Lozano – Salomón, entre Colombia y Perú, Se fijan los nuevos limites entre los dos países y que siguen vigentes hasta hoy en día.  El Senador Julio C. Arana, se opone ante el Congreso Peruano para su rectificación.”[xviii] Colombia cede una vez más extensos territorios, esta vez los ubicados entre los Ríos Putumayo y Napo.

“… vino tarde para impedir que se establecieran intereses privados de ciudadanos peruanos influyentes  en las regiones que nos pertenecían.”[xix]

Este Tratado “que estableció las fronteras amazónicas colombo-peruanas y que tanto disgustó a la clase dominante de la ciudad amazónica peruana de Iquitos, y principalmente a su senador Julio César Arana. Este ni siquiera se calmó cuando en agosto de 1922, después de firmado el tratado, el gobierno peruano le reconoció como su propiedad 3.553.600 hectáreas en la banda norte colombiana del Putumayo.

Arana siguió su expansión por el norte del Caquetá, después de firmado el tratado, hasta el extremo de causar temor en Florencia por un posible asalto peruano.”[xx]

1922-1926

Presidencia del general Pedro Nel Ospina. Creación de los Bancos de la República y Agrícola Hipotecario. Organización de la Contraloría General de la República.[xxi]

1922

“La formación del corregimiento de Solano es  otro de los ejemplos característicos del proceso de poblamiento-despoblamiento inherente a la dinámica y desplazamiento de la frontera extractiva. La creación formal del corregimiento de Solano data del año 1922. Sin embargo, éste se conformó inicialmente en el sitio de Tres Esquinas (donde se establecieron varias agencias caucheras por las facilidades que brindaba el lugar para el transporte y comunicación fluvial), sobre el río Caquetá en la confluencia de éste con el Orteguaza. Dícese que se fue abandonado el citado corregimiento en el punto donde fue creado primeramente, para trasladarlo luego a la Niña Maria (también lugar de agencias caucheras) y de aquí pasó a Quinoró (también lugar de acopio de cauchos), sobre la banda derecha (?) del río Caquetá; y de Quinoró pasó, por último, con el nombre de Solano, al sitio donde actualmente se  encuentra. Este corregimiento tenía, en 1926, un total de quinientos ochenta pobladores, así: doscientos “blancos”, ciento ochenta indios entre Tamas, Karijonas y Coreguajes, más doscientos Witotos. En aquel territorio se explotaba la balata, los cauchos colorado, blanco, negro y de otras clases (Visita 1926 A.N.C. Sec. República, Mingobierno, Sec. 1ª. Tomo 937, Folios 109-115).”[xxii] 

1923

Los informes de sanidades del Putumayo, denunciaban para ese año que la epidemia de la disentería “amenaza concluir con los habitantes de la región Caquetá y Putumayo, con caracteres de tanta gravedad como casi no hay recuerdos de otra época igual.   Además de la disentería se presentaba una fiebre perniciosa en diferentes sitios del territorio, lo mismo que un paludismo crónico que mina la vida de los ciudadanos, enfermedades cuyo germen principal radica en la falta de higiene y metodización de la vida  privada”.[xxiii]

1923

Se presenta una devastadora epidemia de sarampión en el Putumayo. Expresaban los misioneros que:”Es cierto que los aborígenes del alto Putumayo, como también los del alto Caquetá. Van disminuyendo en vez de aumentar. Las causas son las enfermedades contagiosas (introducidas por los blancos) que periódicamente se van presentando, especialmente la viruela, el sarampión y la gripa.”[xxiv]

1923

En su “Bosquejo de la situación de la población de los dos ríos más importantes (Putumayo-Caquetá) de la Comisaría”. Alfredo White Uribe, describe: “los pueblos de indios de San José y San Diego en el Putumayo ya no existen; el del Guineo en Umbría ya toca a su fin, el de San Miguel, en el río del mismo nombre, se ha desbandado al Ecuador; los indios de San Antonio en el (río) Putumayo huyen por las selvas para evitar las pestes; Yocorocué y Montepa extinguidos, los pocos que quedaron se internaron en el río Senseya; los indios de Limón perecen de desintería; los habitantes de Quinoró y Curiplaya en el Caquetá, inutilizados por las bubas y en la más espantosa miseria, sin medios y sin trabajos. Otros lugares y colonias que no alcancé a poner en el plano, no vale la pena ni de enunciarlos. Alvernia no existe ya; Yunguillo y Condagua, pueblos de indios en el alto Caquetá, presas de la anemia tropical y del hambre.”[xxv] 

1923-1927

Entre estos años soplaron vientos de guerra entre Colombia y Perú y, por ello, el Putumayo recibió nueva atención.  La Colonia Penal del Caucaya (Hoy Puerto Leguízamo), que se encontraba en decadencia por las protestas peruanas, volvió a recuperarse y se rehabilitó el camino que comunicaba con La Tagua, en el Río Caquetá.[xxvi]

1923-1927

El que fuera después obispo de Garzón (Huila), permaneció este tiempo como misionero, Esteban Rojas Tobar.

“El Excelentísimo Señor Rojas permaneció tal vez unos ocho días (10 al 16 de diciembre de 1925) en Curiplaya a su paso para Peña Roja del Caguán.” (Pág. 92)

“Peña Roja en el tiempo que la visitó, era una agencia del doctor Leonidas Norzagaray, venezolano, hombre muy temeroso de Díos y que se interesó mucho por la prosperidad de estas regiones. No se halló al arribo del Señor Obispo, sino un agente suyo que era el señor Ramón Achardi…” (Pág. 95)

“Esta excursión, como dijimos antes, fue la más larga de cuantas hizo durante su vida misional, en este territorio. Por datos que tengo a la vista recorrió de ida y vuelta 724 kilómetros, en esta forma: Florencia a Venecia, primer puerto sobre el Orteguaza, hay 14 kilómetros; de Venecia a Tres Esquinas 172 kilómetros; de Tres Esquinas a La Tagua 180 kilómetros; de La Tagua a la Bocana  del río Caguán 40 kilómetros. Total: 234 kilómetros. Estos datos están publicados por el Hermano Cristiano Justo Ramón, en el “Boletín de la sociedad Geográfica de Colombia”. Volumen IV, Bogotá, diciembre de 1927. a los 234 kilómetros tenemos que agregar la distancia de Tres Esquinas a Quinoró, que calculo sean unos 25 kilómetros, más 80 kilómetros desde la confluencia del Orteguaza hasta donde estaban los indios jauruyas, vienen a ser por todo 374 kilómetros. Al duplicarlos resultan 749, y restando los 25 de Quinoró, que el Señor Obispo no visitó a su regreso, son de ida y vuelta: 724 kilómetros.”(Pág.109)   [xxvii]


[i]                               BARRIOS, LUIS  A. HISTORIA DE COLOMBIA. Ediciones Cultura. Bogotá – Colombia. Quinta Edición. 1984. Pág. 155

[ii]                              Mejía  Gutiérrez.  O.C.  Pág. 129

[iii]                             LA INTEGRACION ES UN PROBLEMA DE  TRANSPORTE.  REVISTA NUEVA FRONTERA.  No. 195. Bogotá. Agosto 28 de 1978

[iv]                             Mejía  Gutiérrez.  O.C.  Pág. 136

                               Magno.  O.C.  Pág.  11.  

CORTES CALDERON, Arcesio. Notas

[v]                              DOMÍNGUEZ, CAMILO.  GOMEZ, AUGUSTO. NACIÓN  Y ETNIAS.  Los Conflictos Territoriales en la Amazonia 1750-1933. COAMA. 1994. Pág.89

[vi]                             Domínguez, Camilo; Gómez, Augusto. LA ECONOMIA EXTRACTIVA EN LA AMAZONIA COLOMBIANA 1.850-1.930. TROPENBOS. COA. Bogotá. Pág. 115

[vii]                             GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 425

[viii]                            URIBE U., RAFAEL. POR AMERICAS DEL SUR.  Bogotá D. E: 1953. Pág. 160-161

[ix]                             Mejía  Gutiérrez.  O.C.  Pág.  93

[x]                              MORA  ACOSTA,  JULIO MACIAS.            MOCOA, SU HISTORIA Y DESARROLLO.  CAMARA DE REPRESENTANTES. CONGRESO NACIONAL DE COLOMBIA. SANTA FE DE BOGOTA, D.C. 1997.

[xi]                             Varios Autores. ATLAS CULTURAL DE LA AMAZONIA COLOMBIANA.   LA CONSTRUCCIÓN DEL TERRITORIO EN EL SIGLO XX.   Ministerio de Cultura;  Instituto Colombiano de Antropología;  Corpes Orinoquía;  Corpes Amazonía.  Mapa # 46.

[xii]             Domínguez, Camilo; Gómez, Augusto. LA ECONOMIA EXTRACTIVA EN LA AMAZONIA COLOMBIANA 1.850-1.930. TROPENBOS. COA. Bogotá. Pág. 151

[xiii]                            GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 391

[xiv]                            GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 495-496

[xv]                             Mejía  Gutiérrez.  O.C.  Pág.  93

[xvi]                            Mejía  Gutiérrez.  O.C.  Pág.  93

[xvii]            GUILLEN JIMENEZ, FELIPE.  COLOMBIA Y SUS FRONTERAS. Editorial Planeta. Bogotá. 2002. Pág. 58-59

[xviii]           Mejía  Gutiérrez.  O.C.  Pág.  93

[xix]                            Vázquez Cobo, Alfredo. PRO PATRIA. La Expedición Militar Al Amazonas en el Conflicto de Leticia. Banco de la República. Bogotá. 1985. Pág. 23             

[xx]                             GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 435-436                        

[xxi]                            BARRIOS, LUIS  A. HISTORIA DE COLOMBIA. Ediciones Cultura. Bogotá – Colombia. Quinta Edición. 1984. Pág. 156

[xxii]                           Domínguez, Camilo; Gómez, Augusto. LA ECONOMIA EXTRACTIVA EN LA AMAZONIA COLOMBIANA 1.850-1.930. TROPENBOS. COA. Bogotá. Pág. 153

[xxiii]                           DOMÍNGUEZ, CAMILO.  GOMEZ, AUGUSTO. NACIÓN  Y ETNIAS.  Los Conflictos Territoriales en la Amazonia 1750-1933. COAMA. 1994. Pág.145 y 146

[xxiv]                           GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 493

[xxv]                           GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 494

[xxvi]                           DOMÍNGUEZ, CAMILO.  GOMEZ, AUGUSTO. NACIÓN  Y ETNIAS.  Los Conflictos Territoriales en la Amazonia 1750-1933. COAMA. 1994. Pág.89

[xxvii]                          DE QUITO, Jacinto M. (Fray). Biografía del Gran Misionero del Caquetá. Excelentísimo y Rmo. Dr. D. Esteban Rojas Tobar, Obispo Dimisionario de Garzón y Titular de Modra. Editorial Lumen Christi S.A. 1940.  


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