La agonía del acueducto de Puerto Asís

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Por José Villamil

Poco a poco, metro a metro, el río Putumayo se acerca a la planta de tratamiento del acueducto, sin que nadie hasta el momento, haya hecho algo para contener la tragedia ambiental y social que se presentará cuando Puerto Asís se quede sin agua potable. Pero esto solo será el principio del peligro que representa el río, porque en caso de continuar avanzando hacia el perímetro urbano, estarían en riesgo cerca de 17 barrios de este municipio del departamento de Putumayo, ubicado al sur Colombia.

La planta de tratamiento de agua potable del acueducto está a pocos metros de la orilla del río Putumayo, que amenaza con destruirla (Foto: junio de 2020).

A pesar de que todo apunta a que la amenaza hace parte del movimiento natural del cauce del río, algunos dirigentes sociales denuncian que el socavamiento que se presenta desde hace años en el sector de la vereda Hong Kong, se incrementó cuando se dio inicio a la extracción y transporte de hidrocarburos en tractomulas, provenientes del corredor Puerto Vega Teteyé, ubicado al otro lado del río Putumayo, debido al uso constante de cuatro transbordadores tipo ferry que cruzaban el río durante todo el día.

El muelle


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La falta de un puente que conecte a Puerto Asís con la zona rural del corredor Puerto Vega Teteyé y de vías alternas que no permitían la comunicación con el municipio de Valle del Guamuez, serían los principales causantes de la tragedia ambiental, debido a que cuando se inició la bonanza petrolera en ese sector, la producción era transportada en tractomulas que todos los días pasaban el río a bordo de los ferris desde las 3 de la mañana hasta la media noche. “En el 2015 eran cinco ferris que hacían 25 viajes cada uno. Entonces imagínese la cantidad de carros que pasaban en el día. El río erosionaba y se iba llevando la plataforma donde desembarcaban las tractomulas y sin pena ni gloria, iban con una retroexcavadora y un buldócer, corriéndose más para acá. A los dueños de las fincas, les compraron unos pedazos y ahí fueron haciendo como unas diez plataformas en total. No hubo poder humano, ni quién parara esto, por parte de las administraciones municipales y departamentales”, manifestó el docente y fiscal de la Junta de acción comunal de la vereda Hong Kong, Ricardo Benavidez.

En este sentido, la ingeniera de minas y especialista en ecología con énfasis en gestión ambiental, Esther Julia Pacichaná Solarte manifestó “cada que el ferry arrimaba, una retroexcavadora adecuaba el lugar para que pudieran arribar o subir los carros. No había un permiso legal. El Ministerio de Transporte negó la construcción de un muelle sobre ese sector. Se le presentaron todas las quejas a Corpoamazonia del daño que esto estaba generando porque, a través de esto, empezó a socavarse más el río: uno, por la retroexcavadora y dos, por las propelas de los remolcadores. En un momento, se puede decir que no hacen daño, pero estas propelas, continuamente, así sea un centímetro a diario, durante un año, ¿Cuánto puede socavar y cuándo puede desestabilizar una rivera?”, cuestionó la ingeniera.

“Cada que el ferry arrimaba, una retroexcavadora adecuaba el lugar para que pudieran arribar o subir los carros”, Esther Pacichaná (Foto: diciembre de 2012).

“Se hicieron gestiones para detener el tráfico de los carros que transportaban hidrocarburos por este sector y pasaban al otro lado de Puerto Vega. El mal llamado puerto, porque esto nuca tuvo por parte de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales, Anla, el permiso para hacer puertos aquí. Pero, nunca, los alcaldes, ni Corpoamazonia, prestaron atención, a pesar de que yo fui a poner las quejas. La respuesta era que ya iban a abrir la vía a El Tigre y que ya no iban a pasar más tractomulas”, explicó Ricardo Benavidez (Consulte la noticia de agosto de 2013).

La historia del muro


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“Luego vino la construcción de ese muro, supuestamente de protección donde se le invirtieron casi 6 mil millones de pesos: se les dijo y se luchó para que no se hiciera ahí porque no era el sitio donde se debía hacer, sino arriba en la curva”, aseguró Ricardo Benavidez y agregó que la obra se construyó a pesar de todas las pretensiones y oposiciones que hizo la comunidad para evitar que se hiciera en ese lugar.

El muro al que hace referencia la comunidad y que es motivo de investigación por parte de las autoridades por el presunto mal manejo de los recursos, fue construido en la bocana de la quebrada Agua Negra, que surte de agua a la planta de tratamiento del Acueducto de Puerto Asís, y que, por supuestas fallas estructurales, quedó inutilizado y al otro lado del río, justo al frente del sector que debía proteger.

 “En el 2009, cuando era funcionaria de la Alcaldía, formulamos un proyecto para presentar a la Gobernación. Esta protección, a través de geocolchones, iba a proteger más o menos 1.700 metros; nosotros, lo presentamos a nivel nacional a la Unidad para la gestión del riesgo de desastres (Ungrd). Ellos lo devolvieron manifestando que el debido proceso era presentarlo a través de la Gobernación y que ellos lo presentaran a la Ungrd” aseguró Pacichaná Solarte. La ingeniera explicó que, en la Gobernación, modificaron de manera drástica el proyecto que pasó de tener 1.700 metros aprobados a solo 140 metros de largo, de los cuales 90 metros pertenecen a la parte frontal y el resto, a las aletas laterales. “Desde el punto de vista hidrológico, vemos que es una obra pequeña y mal ubicada. Esto generó que las aletas, en lugar de proteger, empujan más el agua y acelera la socavación del río. Para la magnitud del río Putumayo, tendría que hacerse una obra que cobije más o menos unos 700 metros”, dijo Pacichaná Solarte y fue enfática en señalar que la presunta responsable de esta tragedia, es la Unidad para la gestión del riesgo de desastres, “este daño lo hizo la Ungrd y nunca se pronunció, nunca tomó los correctivos, nunca hizo nada. Presentamos quejas en todas las entidades y ni siquiera nos respondían los oficios”, puntualizó (Consulte la noticia de septiembre de 2017).

“El proyecto pasó de tener 1.700 metros aprobados a solo 140 metros de largo”, denunció la ingeniera Esther Pacichaná (Foto: agosto de 2016).

La obra fue víctima de los saqueadores quienes desmantelaron lo poco que quedaba de la estructura de hierro. Benavidez asegura que en su momento puso las denuncias pertinentes ante las autoridades para evitar el saqueo “y el cuento era que eso estaba en manos de la Fiscalía y que no podían hacer nada”, remató el docente.

Explotación minera

Otra de las causas que pudo haber contribuido a que el río socavara un terreno extenso y arrasara varias viviendas, incluida la casa de la ingeniera Esther Pacichaná, quien ahora vive de posada donde unos familiares, pudo haber sido la presunta explotación ilegal de una mina de arena y balastro.

“El problema surgió en el 2016, cuando Corpoamazonia otorgó un permiso temporal a la comunidad de Puerto Vega Teteyé para la descolmatación del río Putumayo. Ellos estaban sacando el material y los estaban vendiendo. Cuando se emite un permiso de esos para que el material que saquen de la misma descolmatación, se utilice en la misma protección.  Allí no hicieron protección de nada, Generaron un direccionamiento, provocando un desequilibrio en la dinámica del río”, dijo Pacichaná y aseguró que nunca tuvieron un permiso o licencia, tanto minera como ambiental y ni la alcaldía, ni Corpoamazonia, prohibieron este tipo de actividades.

La indiferencia

Para los protagonistas de esta historia, la indiferencia por parte de los dirigentes políticos y de la comunidad, es la principal causa de este desastre ambiental que tiene en vilo a la ciudad. Ellos aseguran que han hecho todas las gestiones posibles para que el Gobierno inicie las obras de mitigación y así evitar una catástrofe que podría afectar a 17 barrios de la ciudad si el río continúa cambiando de curso.

“Están pendientes las obras de protección para el acueducto y no hay información concreta por parte de la Alcaldía. El problema es que el río se puede llevar el acueducto en un mes, pero, cuando vuelven a hacer el nuevo acueducto”, sentenció Ricardo Benavidez, quien hizo énfasis en que Puerto Asís no es solidario, “la gente se acostumbró al “sálvese quien pueda”. La mayoría de los habitantes de los barrios nuevos, tienen su aljibe y no les va a importar si el río se lleva o no el acueducto. Y el decir de la gente y del alcalde anterior es “para qué meterle plata, si el río se va a llevar el acueducto”, enfatizó. Además, señaló que “no hay respuestas. Estaba revisando todo el paquete de gestiones que se han hecho ante la Gobernación y la Alcaldía, Corpoamazonia, Defensoría del Pueblo y no ha habido una respuesta que diga que se metió un Derecho de Petición. Desde el Juzgado contencioso administrativo de Pasto, les ordenaron a unos funcionarios de Mocoa, que vinieran. Estuvieron haciendo una visita al sector… Los acompañamos, pero, no ha pasado nada, no se han visto acciones de ninguna clase”, concluyó Ricardo Benavidez.

“En el 2015 eran cinco ferris que hacían 25 viajes cada uno. Entonces imagínese la cantidad de carros que pasaban en el día”, Ricardo Benavidez (Foto: abril de 2014).

Mientras tanto, el río Putumayo sigue su curso…


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