Por : Elvis Vera
1916
Expone el padre Fidel Montclar “para civilizarse necesitan los indios el contacto con el blanco; en su comunicación aprenden prácticamente sus usos y costumbres que, por malas que sean, son de civilizados y, por consiguiente menos repugnantes”. Reafirmando así la concepción sobre el “salvaje” Amazónico; esto obviamente aplicado con el castigo en el cepo y el látigo.[i]
1916
Julio 15 (sábado).
Colombia y el Ecuador, firman en Bogotá el Tratado de límites Suárez – Vernaza. Aprobado por Ley colombiana número 59 de diciembre 6 de 1916. Canjeadas las ratificaciones en Bogotá, el 26 de enero de 1917.
“Artículo VI.
Colombia y el ecuador se reconocen recíprocamente y a perpetuidad el derecho de libre navegación en sus ríos comunes, sujetándose a las leyes y reglamentos fiscales y de policía fluvial, sin perjuicio de poder acordarse mutuas y amplias franquicias aduaneras y cualesquiera otras que sirvan para el desenvolvimiento de los intereses de los dos Estados en su región oriental.”[ii]
En este Colombia pierde la región del Aguarico.[iii]
1917
Abril 10.
El Comisario Especial del Caquetá Julio Montoya le escribía al Ministro de Relaciones Exteriores, Marco Fidel Suárez, informándole sobre “los aventureros” de la compañía Guggengheim de los Estados Unidos:
“Comisario especial de Caquetá – Nº 110 Florencia abril 10 de 1917 – Señor Ministro de Relaciones Exteriores de Bogotá. Tengo el honor de informar a ese ministerio lo siguiente: Próximamente seguirán para esa capital los ciudadanos norteamericanos Mr. Park D. Massey y Mr. W. Marshall Page, ingenieros de minas establecidos en Curiplaya, zona aurífera, a la margen derecha del Río Caquetá, en la jurisdicción de esta comisaría. Mr. Massey ha manifestado verbalmente al suscrito que ellos son agentes de exploración e información en el ramo de minas en la región del Putumayo y Caquetá, de la sociedad de mineros y refinados de metales, establecida en los EE.UU. con el nombre de Compañía Guggenheim, de la cual es gerente el Senador Simón Guggenheim; que la compañía enviará próximamente a Colombia una comisión con el fin de que verifique los informes rendidos o que rindan dichos agentes y que obtenido un concepto favorable, la Compañía suministrará capital y maquinaria suficientes para la exploración de la mina o minas que encuentren. Agrega Mr. Massey que como la introducción de maquinaria y mercancías habrán de hacerlas por el río Putumayo, pasando primero por Manosean la apertura de una buena trocha que permitan el fácil transporte y comunicación entre “Andorra” puerto sobre el río Putumayo, y el río Caquetá, en un punto que queda a un kilómetro debajo de donde desemboca la quebrada de “La Tagua”. Que abierta esta trocha, ya sea por el gobierno o por la empresa, previo permiso, sería conveniente el establecimiento de la aduana en Andorra, con lo cual se evitaría el contrabando que por allí se ejerce en apreciables proporciones, en la introducción de mercancías; y juzga Mr. Massey y Mr. Page van a Bogotá con el objeto de tratar con el Gobierno los asuntos que someramente dejo expuesto.
Soy del señor ministro muy atento y seguro servidor. Julio Montoya.”[iv]
La mencionada Andorra, sería a la que después se le llamó Puerto Caucaya, por último Puerto Leguízamo?
1917
“Según el último censo levantado (en dicho año) por la casa Arana y que dichos Padres Misioneros me facilitaron, había en la región del Caraparaná 2.300 indios, todos huitotos, diseminados en las siguientes caucheras: El Encanto, centro principal; Esmeralda, con la sucursal de San Antonio, residencia de los Misioneros; Argelia, con la sucursal Nonuyas La Sombra, con la sucursal Erayes; Esperanza; La India e Iberia (Antigua Nueva Granada), sobre la orilla izquierda del Putumayo; cuatro horas más debajo de la desembocadura del Caraparaná. Cada sección se compone de dos, tres o más tribus de indios, a órdenes cada una de su capitán respectivo. Las sucursales cuentan con menos indios. Cada capitán de tribu tiene su gran casa de reunión, como se dijo al hablar de los huitotos de Güepí, y en cada casa sus maguarés. Estos capitanes están sujetos a un agente blanco que reside en cada sección, y estos a su vez reciben sus órdenes directas del Gerente de El Encanto.
En la región del Igaraparaná domina la casa Arana6.200 indios de distintas razas y lenguas, siendo los huitotos los más numerosos. Las razas con lengua propia son seis: huitotos, boras, andoques, recígaroas (que solo cuentan 50 hombres de trabajo), okainas y muinanes. “[v]
1917
“…hubo en el Igaraparaná un levantamiento de indios, parte de los sometidos y parte de los indómitos, quienes atacaron la agencia principal de aquella región…durante varios días hubo un nutrido tiroteo entre rebeldes y blancos e indios fieles. Los insurrectos se atrincheraron dentro de una casa rodeada de una muralla de bultos de caucho, en la que no penetraban las balas. De Iquitos acudió una compañía de soldados con una ametralladora, pero ni así consiguieron desalojar de sus posiciones a los levantiscos; sólo lo consiguieron cuando lograron incendiar el techo de la casa donde se guarecían, por medio de una pelota impregnada de petróleo, la cual prendieron y lanzaron sobre la casa. En esa ocasión los blancos del Igaraparaná se salvaron por haber hecho traición algunos mismos indios, quienes les avisaron con tiempo lo que se tramaba, y así pudieron prevenirse y repeler el ataque desde los primeros momentos.”[vi]
1918
“Los informes misioneros de 1918 así como los puntos de vista gubernamentales coincidían girando alrededor de la idea de la clase dirigente nacional encarnada en el Presidente Reyes: la colonización. Así, cuando el camino de herradura llegó desde Pasto a Umbría en 1917, la discusión se planteó en las siguientes direcciones:
- Comercio de importación desde los puertos del
océano Atlántico hacia Pasto vía Puerto Asís, ya que esta ruta competiría con
la de Tumaco – Barbacoas – Pasto, entonces vigente.
- Exportaciones de víveres nariñenses a Manaos y desarrollo de algodones y cacaos en el piedemonte para el comercio internacional.
- Reactivación de la colonización al establecerse el servicio de navegación por el Putumayo, estancada la colonización después de la primera avalancha de grandes hacendados ganaderos.
Todavía hoy la historia no le concede razón a este esquema.
La década de 1920 señaló geopolíticamente el destino colonista del sector de Caucaya, con la fundación de Leguízamo.
La década de 1930 recibió el impulso vial del conflicto colombo-peruano, y los caminos de herradura a Mocoa y a Florencia empezaron a transformarse en carreteras.
La década de 1950 aportó con la “violencia” grandes contingentes de colonos.
La década de 1960 vio surgir la industria petrolera del Putumayo, con sus efectos en el aumento demográfico y en las lacras sociales.
La década de 1980 se iniciará bajo el signo del narcotráfico de cocaína.”[vii]
[i] Mejía Gutiérrez. O.C. Pág. 92
[ii] GUILLEN JIMENEZ, FELIPE. COLOMBIA Y SUS FRONTERAS. Editorial Planeta. Bogotá. 2002. Pág. 73-75
[iii] Mejía Gutiérrez. O.C. Pág. 92
[iv] Domínguez, Camilo; Gómez, Augusto. LA ECONOMIA EXTRACTIVA EN LA AMAZONIA COLOMBIANA 1.850-1.930. TROPENBOS. COA. Bogotá. Pág. 241
[v] FRAY GASPAR DE PINELL. UN VIAJE POR EL PUTUMAYO Y EL AMAZONAS. Ensayo de Navegación. Imprenta Nacional. Bogotá. 1924. Pág. 38-39
[vi] FRAY GASPAR DE PINELL. UN VIAJE POR EL PUTUMAYO Y EL AMAZONAS. Ensayo de Navegación. Imprenta Nacional. Bogotá. 1924. Pág. 39-40
[vii] Mejía Gutiérrez, Mario. DIVERSIDAD DE YUCA. ManihotesculentaKrantz en Colombia. Visión Geográfico – cultural. COA. Bogotá. 1991. Pág. 105