De la coca a la iraca: un nuevo camino para Colombia

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Haberse producido por más de un siglo en todos los climas, ser más rentable que otros cultivos, usar prácticamente toda la planta y ser la base para la elaboración de artesanías –un sector con gran proyección en el mercado nacional e internacional–, convierten a la palma de iraca en una opción para las comunidades campesinas e indígenas que buscan alternativas para la sustitución de cultivos ilícitos.

La palma de iraca fue cultivo del habitante prehispánico, y hoy de comunidades campesinas e indígenas.
Crédito: Rodrigo Hoyos.

ambién conocida como palma toquilla o jipijapa, la palma de iraca es considerada como un cultivo olvidado o huérfano, a pesar de que sirve como alimento, techo y aislante térmico en climas cálidos, y como materia prima relevante para artesanías en Nariño, Cauca, Antioquia y Chocó, donde la violencia del conflicto armado se ha ensañado desde hace décadas y donde siguen floreciendo cultivos ilícitos.

En 1973 el antropólogo y escritor Manuel Zapata Olivella hizo un relato del extenso uso de Carludovica palmata en el cortometraje Colombia, el país de la iraca, resaltando su empleo en sombreros en Cundinamarca, Huila, Tolima, Antioquia, Caldas, Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba, Valle y Nariño.


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Uno de los usos más tradicionales por el que se le conoce a la iraca –incluso en otras latitudes– es la elaboración de artesanías, un renglón de gran proyección en el país. En 2017, Artesanías de Colombia reportó ventas del sector por 24.500 millones de pesos, que en 2019 ascendieron a 28.831 millones de pesos. Así mismo, Procolombia indicó que en 2017 las exportaciones de artesanías fueron por 35,9 millones de dólares, con Japón, España y Perú como principales compradores. Además conforma un sector intensivo en mano de obra: la industria manufacturera vincula en oficios artesanales alrededor de 1.200.000 personas de manera indirecta, 350.000 de las cuales pertenecen a todas las áreas y etnias.

Jorge Mejía, articulador de Artesanías de Colombia para Valle, Cauca y Nariño, indica que en el país, y particularmente en Nariño, se promueve el cultivo y la producción artesanal. Las perspectivas para los cultivadores son muy buenas, porque hay un déficit de 40 % de iraca para producir sombreros, por ejemplo.

“En estudios de producción identificamos que es más rentable que otros cultivos como caña de azúcar y café; en municipios nariñenses como Linares le apostaron a la iraca y ya tienen 220 hectáreas productivas; y en de La Cruz quieren implementar la siembra, porque debido a la escasez de esta materia prima subieron los precios, algo favorable para el cultivo”, afirma.

De igual manera, en 2021 Artesanías de Colombia iniciará el Plan de Internacionalización del mercado de sombreros de iraca en los países del Caribe y Centroamérica con buena afluencia de turistas, en cuyas playas el sombrero es un accesorio indispensable.


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Sombreros, bolsos, canastos y hasta accesorios como aretes y collares con un detalle perfecto, surgen de la palma de iraca. Crédito: Jorge Mejía.
Sombreros, bolsos, canastos y hasta accesorios como aretes y collares con un detalle perfecto, surgen de la palma de iraca. Crédito: Jorge Mejía.

Ante el prometedor uso como materia prima en la agroindustria, artesanías y sector alimenticio, en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL) Sede Medellín se gestó el proyecto “Utilización de métodos biotecnológicos para la producción a gran escala de plántulas de palma de iraca como alternativas productivas en la sustitución de cultivos ilícitos”.

El profesor Rodrigo Alberto Hoyos Sánchez, de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Sede Medellín y experto en biotecnología vegetal, señala que la baja producción de materia prima ha afectado negativamente la cadena de producción de artesanías, por lo que es necesario diseñar protocolos para la multiplicación en masa de esta planta tropical y así satisfacer su creciente demanda, lo cual no se consigue con los métodos tradicionales de propagación como estacas, acodos e injertos, entre otros.

En ese sentido, agrega, se requiere de nuevas técnicas como la multiplicación in vitro mediante el uso de hormonas como citoquininas y auxinas, reguladoras del crecimiento de las plantas. “En la multiplicación clonal, la capacidad de la planta para generar nuevas plantas a partir de brotes se potencia a través de las relaciones hormonales”, subraya.

Multiplicación de plántulas in vitro

Una de las investigaciones dirigidas hacia tal objetivo es la realizada por el ingeniero biológico Diego Chicaíza Finley, magíster en Ciencias – Biotecnología, quien entre 2013 y 2017 logró un máximo de multiplicación con cierta concentración de citoquininas.

La palma de iraca crece silvestre desde el nivel del mar hasta sitios fríos por encima de los 2.000 m. Crédito: Juan Carlos Zambrano.
La palma de iraca crece silvestre desde el nivel del mar hasta sitios fríos por encima de los 2.000 m. Crédito: Juan Carlos Zambrano.

La metodología propuesta comprende cuatro fases: en la primera encontró que la germinación in vitro o en laboratorio presenta tasas cercanas al 90 %. Para la producción de plántulas evaluó el efecto de distintas concentraciones de citoquininas como el ácido 6-bencilaminopurinico (BAP), y halló que a 2.0 mg/L de BAP se alcanza la máxima multiplicación con un promedio de 17 brotes por explante.

Los investigadores explican que en biotecnología vegetal un explante es el tejido vivo separado de su órgano propio y transferido a un medio artificial de crecimiento. Su selección es un aspecto clave para tener éxito en el cultivo de tejidos, ya que según de su ubicación en la planta, se comportará de una manera u otra.

En la tercera fase, o enraizamiento, estudia el efecto de distintas auxinas sobre producción de raíces e identifica que 0,75 mg/L de ácido naftalenacético (ANA) producen un promedio de 9 raíces por explante; y por último, evidencia un porcentaje de supervivencia del 100 % para la adaptación en vivero y un aumento de la biomasa al aplicar fertilizante.

Después se realiza una producción masiva de plántulas in vitro como fuente de material vegetal para la siembra en campo, con promedios que oscilan entre 19,5 y 25 brotes/plántula por frasco de siembra in vitro.

Las plántulas in vitro pasan por un proceso de adaptación en el vivero de la UNAL Sede Medellín. Cuando alcanzan un tamaño igual o mayor a 20 cm, 324 de ellas se trasladan a campo a la Estación Agrícola de Cotové, en el municipio de Santa Fe de Antioquia, donde se cultivan de manera aleatoria, pero divididas en parcelas con tres densidades de siembra (distancias entre plantas de 0,5 x 0,5 m; 1 x 1 m y 1,5 x 1,5 m).

Las plantas presentaron buena adaptación a las condiciones de vivero y en campo abierto, al obtener un promedio de crecimiento por mes entre 10 a 12 cm en altura, sobre todo en las en las parcelas con distancia de 0,5 x 0,5 m. En febrero del presente año, una medición arrojó una altura promedio de 125,58 cm.

Para el magíster, “el cultivo in vitro es una alternativa adecuada para la propagación de la palma de iraca, la cual se podría utilizar para planes de multiplicación masiva. Además se verificó que la iraca no necesita aporte hormonal para sacar raíces y que tiene fácil adaptación al medio cuando ya se cultiva en campo.

Una opción viable y rentable

Las cualidades de la iraca, de poder sembrarse en casi todo el país y su multiplicidad de usos, la convierten en candidata para entrar a formar parte de programas de sustitución de cultivos ilícitos, proyectos productivos que generen ingresos a comunidades vulnerables.

Nariño es líder en cultivos y producción artesanal, especialmente de sombreros. Otros productores son Caldas, Atlántico, Bolívar y Sucre. Crédito: Juan Carlos Zambrano.
Nariño es líder en cultivos y producción artesanal, especialmente de sombreros. Otros productores son Caldas, Atlántico, Bolívar y Sucre. Crédito: Juan Carlos Zambrano.

“Aunque ya se sabe que ningún cultivo es más rentable que el de coca, la producción de palma de iraca asegura la ocupación de la tierra, convirtiéndolas en tierras productivas y garantizando un ingreso que promete ir creciendo; los cultivadores tendrán una alternativa de subsistencia y buena comercialización, y aumentaría el ingreso de las familias”, indica el profesor Hoyos.

Diego Chicaíza agrega que al poder multiplicar la iraca con relativa facilidad, podrá suplirse la necesidad de grandes cantidades de este material vegetal en muchas regiones del país cuando se requiera, especialmente en Nariño y Caldas, desde donde ya han recibido solicitudes de productores.

Los investigadores señalan que en otra etapa del estudio se realizará la caracterización de la calidad físico-química de la fibra útil en la industria y en la artesanía, para incidir en el mejoramiento de la calidad de las artesanías. Con mejor fibra se hacen mejores productos a mayor precio, lo que consecuentemente impactará positivamente la economía de los cultivadores.

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