Valle del Sibundoy, cuando el arte recupera los saberes indígenas

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Foto : Janier Carrera

Fuente: Canal13 / ANDREA MELO TOBÓN

El arte, lengua de resistencia al olvido.

En Colón, un municipio que se encuentra en el Valle del Sibundoy, en el departamento de Putumayo, el colectivo artístico ‘Mujer, arte y vida’ estrena ‘Dadoras de vida’, una obra de teatro que rescata el oficio de la partería como un ejercicio de memoria para reaprender los saberes ancestrales de las comunidades indígenas inga y kamëntšá.

Para los que viven en las ciudades, la partería suele ser un tema que muchas veces relegamos a esa otredad de lo rural y de los territorios de nuestros hermanos mayores, los pueblos indígenas y los afrodescendientes, y, aunque hay quienes encuentran en sus prácticas un vínculo con esas raíces mutiladas, hay una realidad que no se oculta al sol y es la de que en estas comunidades se están perdiendo los saberes ancestrales.


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“Alrededor de toda Colombia, las comunidades indígenas estamos desapareciendo, están desapareciendo nuestros saberes y están siendo reemplazados por lo occidental entonces yo vi en el teatro una manera no tradicional de hablar de ellos”, cuenta Mónica Guerra Chindoy, directora de la obra.

‘Dadoras de vida’ fue el proyecto ganador de la beca de talleres en escena para comunidades indígenas de Colombia del programa nacional de estímulos del Ministerio de Cultura 2019. Esta obra no solo refleja la práctica cultural de la partería sino que también es el testimonio del proceso de inmersión cinco mujeres que hablaron con sus abuelas, tías y madres y cavaron en sus recuerdos para revivir un oficio que se ha ido desvaneciendo.

Cuando los pueblos se narran

“Hicimos una convocatoria en las comunidades inga y kamëntšá en el que escogimos a quienes serían nuestras actrices. Cuando llegaron las mujeres, hicimos unos talleres de actuación, voz y expresión corporal junto al maestro Julio Erazo, del Teatro La Guagua de Pasto, y luego conmigo seguimos realizando nuestra formación. Fue un trabajo muy bonito donde ellas pudieron explorar sus capacidades físicas, corporales y artísticas”, cuenta Guerra Chindoy.


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Reaprendiendo las raíces

Mónica ya tenía un texto de investigación preliminar que fue alimentado y reestructurado gracias a los encuentros y mingas de pensamientos que realizaron junto a las mujeres de sus comunidades. En dichos encuentros se dieron cuenta que ellas desconocían muchas de las tradiciones de la partería.

“Esta obra es otra forma de enseñar, de fortalecer, de rescatar. Yo creo muchísimo en el teatro como agente transformador de la realidad”, afirma Guerra Chindoy.

Las mujeres del colectivo ‘Mujer, arte y vida’ desconocían prácticas como el uso de ciertas plantas para calmar el dolor o ayudar en el parto que se dan en forma de bebida o emplaste. También hablaron con una mujer que les contó que prefiere parir a sus hijos en casa porque se siente mucho más protegida con el amor, el cariño y el abrigo de la familia y la partera que en los fríos estériles hospitales.

“Tampoco sabíamos que las mujeres indígenas tenían a sus bebés arrodilladas mientras la partera les ayudaba y mucho menos cómo sobar a la mujer cuando entrara en labores. Ahí las mamitas fueron un poquito reservadas, no nos contaron mucho más del momento de parir entonces de resto para nosotras fue nuevo, hay muchos secretos que no se revelaron, secretos ancestrales”, cuenta Guerra Chindoy.

Diferencias de los pueblos; lazos de unión en saberes

La comunidad inga proviene de los incas del Perú y habla quechua mientras que los kamëntšá son originarios del Valle del Sibundoy y hablan kamsá por lo que la comunicación en sus lenguas no es posible así que hablan español. Por otro lado, su vestimenta sí se parece mucho pero tienen algunas diferencias sobretodo en la forma en como se hace el doblez de la falda que en ambos pueblos es negra. En el kamëntšá es hacia adelante, y en la inga, es para atrás.

“Otra cosa que nos diferencia mucho es que los kamëntšá son muy dados a su hogar, a su comunidad, a hacer sus artesanías y a cultivar la tierra del Valle del Sibundoy mientras que los inga son un poco más viajeros y comerciantes”, cuenta Mónica, originaria kamëntšá, pero vive actualmente con los inga.

La partería es una práctica que comparten ambos pueblos : utilizan plantas para hacer aguas medicinales, hacen masajes y tienen posiciones similares como la de arrodillarse a la hora de parir en ambas comunidades.

Pariendo la memoria

Para Mónica es trágico pero es la realidad: los jóvenes han ido perdiendo su legado pues ya no se sientan a hablar con sus mamitas o taitas, ni leen los libros que recogen sus saberes.

“Si queremos pervivir en el tiempo, tenemos que hacer esta clase de ejercicios que deberían ser continuos para volvernos a encontrar como comunidad. Tenemos que volver a nuestra tradición oral, tenemos que escribir, tenemos que volver a buscar alternativas como el teatro o el cine”, dice Mónica tajante .

La obra se estrena hoy en Colón, Valle del Sibundoy, y aunque ya ha recibido invitaciones para presentarse en territorios del Cauca y Antioquia, Mónica Guerra Chindoy espera poder llevarla a todas las latitudes posibles para mostrar cómo el teatro puede ser una herramienta de memoria tan poderosa que nos enseña a recordar.


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