El peligro de hacer actividad física con entrenadores que no son profesionales

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La Gaceta

Especialistas advierten sobre la gravedad y la falta de regulación de una moda que se expande. Cuáles son las cosas en las que te deberías fijar antes de empezar a entrenar.

La búsqueda constante de un milagro que cambie el cuerpo de un día para otro, es una actitud que viene de hace décadas, pero ese enigma ahora parece que tiene solución y que está al alcance de la mano. El bombardeo por redes sociales de fotos de cuerpos esbeltos, tonificados y sin celulitis, en general propias de fisicoculturistas, encendió en muchos tucumanos la ilusión de conseguirlos a toda cosa. Ese boom, fue notado por los competidores locales que aprovecharon y sumaron varios “alumnos” a sus entrenamientos.

Ejercitarse es sano y recomendable para mantener una buena calidad de vida, pero el gran problema aparece cuando aquellos que guían no son profesionales. Para tener alumnos, hay que ser profesor o haber estudiado una carrera acorde, pero no todos responden a un título. Quienes los siguen llegan desinformados y solo se dejan llevar por la imagen que quizá algún día podrán tener. Claro está que si el entrenamiento no es seguido por un médico, puede terminar mal.  


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“La gente piensa que haciendo los mismos ejercicios que un profesor va a tener el mismo cuerpo, pero eso lleva mucha constancia y tiempo. Hay muchos entrenamientos que no cualquier persona puede hacer. Los ejercicios son específicos y deberían estar guiados por un profesor entrenado”, comentó la nutricionista deportiva Agustina Ramón.

Pero a pesar de ser la salud el peligro principal, un dato menor pero relevante, es el costo económico de estas rutinas, que no es para cualquiera. El primer contacto con el entrenador se hace por recomendación o por redes sociales. Por alguno de esos canales coordinan con los clientes sus honorarios, el lugar y los días que tendrían que verlos. El costo hasta ahí, ronda entre los $2.000 y $4.000 (mensual). Con la agenda programada, el alumno se encuentra con el entrenador en el gimnasio que él le indicó. En este punto, tomando de ejemplo los locales del centro, se suman entre $1300 y $2000 mensuales más. Hasta ahí vamos entre $3.300 y $6.000, pero la cifra crece si el especialista te recomienda tomar algunos suplementos. Lo que te piden, en general, son proteínas y quemadores de grasa que rondan los $2500 en total y suelen durar dos meses, según las dosis.

“Muchas veces los entrenadores les dan a sus alumnos suplementos y hasta drogas ‘mágicas’ para que logren los objetivos, pero la verdad es que con un buen entrenamiento y sosteniendo una alimentación saludable, no es necesario tomar ningún tipo de pastillas”, agregó Ramón.


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Otra nutricionista y profesora tucumana, Priscila Aiachini, opinó al respecto: “con solo escribir la palabra ‘dietas’ en Internet podes descargarte, irresponsable e indiscriminadamente, la que quieras. Hechas por ‘médicos’, por famosas, gente que da consejos, tips, etc. Nadie regula ni sanciona y el paciente paga el precio. Lo más grave, son los textos y personajes que recomiendan uso y abuso de suplementos, pastillas, líquidos y polvos,  como fórmulas mágicas”.

Otro de los problemas, según las especialistas, es que ese tipo de actividad no se encuentra regulada y, los dueños de los gimnasios encuentran en ella beneficios económicos, ya que un entrenador conocido puede llevar alrededor de 10 alumnos a su gimnasio, que abonarán mensualmente para poder entrar: “personas en los gimnasios que no están capacitadas, hay un montón y hacen cosas que no deberían hacer. A los dueños muchas veces les conviene y los dejan trabajar sabiendo que no tienen título del rol que están cumpliendo”.

El peligro en la salud, no solo tiene que ver con las lesiones que pueden provocar ejercicios fuertes, en personas que no están preparadas, sino también tiene que ver con las dietas preparadas por los mismos entrenadores –no capacitados- y compartidas a sus alumnos por igual. “Ponerse a dieta sin prescripción médica es tan peligroso o más, que automedicarse. Algunos personajes, sobre todo chicos o chicas que entrenan o entrenaron, cobran por pasar dietas y planes de alimentación que a ellos les sirvieron. Tenemos que entender que no estudiaron ni se capacitaron para comprender las diferencias y las individualidades de los cuerpos, y los requerimientos y necesidades que cada uno tiene”, considera Aiachini. La especialista además resaltó el riesgo de despertar enfermedades como la anorexia o la bulimia, que los entrenadores no están capacitados para detectar.

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Esas rutinas de comida están armadas, en general, por las experiencias de cada uno de ellos previo, durante o después de competir. Por lo tanto, no están contemplados problemas alimentarios que pudiera desconocer la persona o alimentos que necesita su organismo, que no se deberían sacar. “¡Es tremendamente grave! La comida que prohíben (carnes, lácteos, harinas) lo hacen por largos períodos de tiempo y puede atentar severamente en nuestra salud si no está supervisado. A cualquier edad y con cualquier peso, podemos estar sufriendo una desnutrición oculta. Eso sucede cuando suprimís algún grupo de alimentos y todos son importantes porque nuestros cuerpos obtienen algo de cada uno de ellos”.

“La publicidad induce a la delgadez como fuente de felicidad y satisfacciones. No debemos olvidar que esto para muchos es solo un negocio. A nivel mundial, el comercio de las dietas ha crecido muchísimo y sigue haciéndolo”, cerró.

Qué tener en cuenta a la hora de elegir a un entrenador, según las especialistas:

– Preguntales si son profesores de educación física o tienen título relacionado al deporte y la nutrición.
– Pedí referencias para saber cómo trabajan.
– Hacete estudios, por tus propios medios, para averiguar si estás apto para realizar todos los ejercicios.

Tips para que el entrenamiento de resultado:

– Hacer los dos tipos de entrenamiento: el visible (físico), y el invisible (alimentación, hidratación y descanso).
– Controlarse y ser constante y consciente.
– Darse tiempo para notar cambios.
– No comprar todo lo que vemos en la tele, consultar con profesionales matriculados.
– Trabajar en nuestra imagen interior y exterior.


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