Volvió la tradición a Mocoa, un 28 de diciembre como se le recuerda siempre

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Fuente : NewsPutumayo / Jorge Kuaran

Y recuerden que el 28 de diciembre “carnaval del agua” no tiene la culpa que ineficientes e incapaces políticos que ustedes mismos eligen, No hayan podido organizar un acueducto en una región bañada por agua limpia por todos lados.

Foto : MiPutumayo.com.co

A pesar de algunas pocas voces disonantes por hechos aislados de algunos desmanes de pequeños grupos de jóvenes que desafortunadamente muestran la falta de educación recibida en cada uno de sus hogares, muchos de ellos hijos de familias que han llegado a Mocoa para fijar su residencia definitiva; el recorrido que hicimos por la ciudad capital del Putumayo en la celebración del “Carnaval del Agua”, nos mostró que los Mocoenses volvieron a la tradición natural del juego, donde se disfrutaba en cada calle de los barrios junto a familias reunidas, con un ambiente agradable de amigos y vecinos, paisanos y orgullosos Mocoenses, con sus inigualables días de fiesta para divertirse sana y decentemente como caracteriza a los oriundos de esa ciudad.

El juego con el tarro, la manguera y el balde lleno de agua en la calle, acompañado de un delicioso almuerzo comunitario en cada familia o el asado de una deliciosa carne, que recupera el calor del cuerpo para volver al carnaval y empapar o mojar a cada transeúnte, visitante, familiar o vecino en una divertida danza de alegría, se puede considerar pues un claro tributo de agradecimiento al altísimo por brindarles una región privilegiada y bañada de ríos y quebradas que pareciera gustosa pasar por las localidades de los pueblos del putumayo, para que sus habitantes la disfruten y luego continuar su honroso  recorrido hacia la amazonia viva. Agua que para ese día llega natural como la misma selva putumayense y sus cordilleras la ofrece para hacer parte de un carnaval de convivencia del hombre, la tierra y la región, donde el agua no se gasta, sino que forma parte de una merecida fiesta en su honor que después se junta a los caudales para continuar su recorrido natural.


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“El día de la PERCONGABA –  Personas con Ganas de Bañarse”, como fuera bautizado el 28 de diciembre en Mocoa, por los tradicionales y autóctonos carnavaleros Mocoenses como el siempre recordado “Soberano” alcalde de fiestas perpetuo, don Parmenides Guerrero, o el popular Lolo Ortega, acompañados del gran “Pachanga” Alvaro Davila Caicedo, entre otros; quienes hacían sentir la tradición de las fiestas de cada año y el arraigo que las mismas tenían dentro de la cultura popular de la capital del Putumayo, había perdido su tradición y gusto por disfrutarlo,  luego que politiqueros de turno entregaran la organización de las fiestas de fin de año a personas que no conocen ni las tradiciones Mocoenses, ni la cultura regional, ni la idiosincrasia popular de esa bella tierra, por lo que se fue desdibujando cuando trataron de un tajo volverla comercial, algunos modificarle su origen, otros acabarla sin razón alguna y otros pocos politizarla en su discurso cursilero, cuando en realidad el juego del 28 de diciembre es tan natural como el agua misma, que se une a la fiesta en su homenaje en el único día al año donde se le rinde tributo bañando a todo paisano.

Que viva la Tradición del 28 de diciembre, que el agua siga alegrando los corazones y los espíritus de un pueblo que vive en medio de ella como parte misma de su naturaleza, que siga uniendo sonrisas de familias enteras, barrios y ciudades putumayenses, que el carnaval sea solo de alegría y regocijo por disfrutar de la naturaleza y del hermoso territorio que les toco por hogar. Solo los que nacieron en esa tierra conocerán la tradición, los demás bienvenidos siempre y que disfruten cada año del carnaval del agua.

Y recuerden que el 28 de diciembre “carnaval del agua” no tiene la culpa que ineficientes e incapaces políticos que ustedes mismos eligen, No hayan podido organizar un acueducto en una región bañada por agua limpia por todos lados.

PDTA/: Próximo 28 de diciembre prohibir por un día a las tiendas y supermercados de Mocoa, vender las bolsas plásticas pequeñas para acabar con la alcahuetería de algunos gamines o desechables que no saben disfrutar ni divertirse sanamente, como se acabó con la mala costumbre de las bombas de plástico que en otrora también dañaban la celebración familiar y de vecinos.


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