Los incendios de la Selva Amazónica de Brasil, Paraguay y Bolivia, generan en la madre tierra y en nuestra Casa Común una crisis ambiental y política sin precedentes, afectando la vida de los seres humanos, de plantas silvestres y animales, situación que atenta de manera enorme el desarrollo sostenible de las próximas generaciones.
Bajo este fenómeno político y ambiental, deja claro, lo oscuro que está afectado la Amazonia, donde el este caballito de batalla se está usando para amilanar aún con mayor rigor la corrupción, alimentada por decisiones políticas con intereses particulares, afectado de manera salvaje los derechos humanos y en esencia los derechos colectivos.
Los incendios de la selva de la Amazonia, se generan como resultado político de la inoperancia e ineficacia de los tratados ambientales internacionales, por su inobservancia y poco interés de los países desarrollados en defender de manera contundente la Amazonia, teniendo en cuenta que su cultura de consumo capitalista promueve el saqueo de los recursos naturales de la selva, asimismo estos países no provocan en los otros países el cuidado de la Casa Común.
Hoy mientras en este instante (8:45 am del 24 de Agosto de 2019), cuando la Amazonia arde de manera cruel, se carbonizan millones árboles, animales silvestres y perdida incalculable de fuentes de agua y el llanto de campesinos e indígenas no deja de parar. En tanto, los países del mundo en especial el grupo G7 en vez de actuar de manera contundente, sólo con sus posturas políticas antidemocráticas se dan golpes de pecho y la Selva arde sin parar, amenazando la vida misma de la humanidad.
Esta situación coyuntural ambiental en la Amazonia, afecta al Putumayo de manera radical, ¡claro, que sí!, situación en la cual el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible, Corpoamazonia, las alcaldías y la Gobernación, deben concentrar esfuerzos para organizar de manera participativa la toma de decisiones de rigor en pro y defensa de la Amazonia Colombiana, con el propósito de defender los Derechos Humanos de los campesinos y comunidades étnicas asentadas en este territorio sagrado.
Asimismo, en esta coyuntura política de la elección de nuestros gobernantes, es menester que el pueblo del Putumayo, escojamos candidatos que defiendan, protejan, promuevan la conservación de la selva y en especial que exijan el respeto por las comunidades asentadas en este territorio sagrado , con el propósito de Cuidar la Pacharacuncha o Madre tierra.
El incendio de la selva, como crisis política, es una oportunidad para repensarnos y desaprender de los hábitos humanos y electoreros que le hacen daño a la selva, como el consumo de carnes y de madera lujosas, que usan en las grandes ciudades del mundo. De antemano somos responsables de esta situación, por no elegir bien. A los dirigentes de Brasil, Paraguay y Bolivia, les queda el reto de recuperar la selva de la amazonia, desde luego a los pueblos asentados y a los otros gobiernos y los entes de control de cada país de tomarse en serio la Amazonia, como territorio sagrado de la Humanidad, que permita la pervivencia de la Casa Común.
Silvio López Fajardo – El último de los Mocoas