Obispo de la Amazonía: «El primer desafío es ser una Iglesia profética»

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«La ausencia del Estado en la Amazonía produce ilegalidad»

El obispo del Vicariato apostólico de Puerto Leguízamo – Solano, Joaquín Humberto Pinzón IMC conversó con Vatican News sobre esta región de la Amazonía colombiana que comparte frontera con Perú y Ecuador

(Manuel Cubías/Vatican News)- El vicariato apostólico de Puerto Leguízamo-Solano abarca el territorio de la Amazonía colombiana, en los departamentos de Caquetá, Putumayo y Amazonas, con una extensión de 64.000 km2.

Mons. Joaquín Pinzón, destaca el camino que se viene haciendo entre los animadores, animadoras y misioneros para formar líderes locales: “Los animadores y animadoras están haciendo un camino de crecimiento, fortaleciendo su fe y adquiriendo herramientas para ejercer su liderazgo en las comunidades. Tenemos un programa de formación de catequistas y animadores de la Amazonía y la frontera donde participan catequistas y animadores de los tres países: de Colombia, del Perú y del Ecuador.  El vicariato es amazónico y fronterizo”.


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Mons. Pinzón añadió: “Es muy interesante, porque esto nos regala una primera aproximación a la Amazonia. En la Amazonía nosotros debemos entender las fronteras de manera diferente. Los ríos, que nosotros comúnmente del interior del país, los consideramos que dividen los países, los departamentos, para la visión del indígena amazónico, los ríos no dividen, sino que unen. Por eso, en los planes pastorales queremos tener esa visión de que hay que ir más allá del río, más allá del río es Amazonía como lo es en la otra orilla. Por tanto, las fronteras son relativas, digo entre comillas, porque de todas maneras cada país tiene sus leyes y su organización, pero para los habitantes de allí somos amazónicos”.

El Obispo del Vicariato de Puerto Leguízamo-Solano al ser preguntado por cuál es la novedad del trabajo pastoral que se realiza en esta región, afirmó:

Cuando hablé de catequistas y de animadores de la Amazonia y de la frontera, estoy hablando de líderes y lideresas, no solo catequistas varones. Creo que son un 50 y 50%. Estos líderes lo que adquieren es una formación que permita acompañar los procesos de liderazgo en sus comunidades, que implica acompañar el crecimiento en la fe y en acompañar procesos de liderazgo que los pueden llevar a trabajos comunitarios y a la búsqueda del bien común de las comunidades. No se trata de una formación muy reductiva que se limita al trabajo de catequista que se forma para ofrecer su catequesis. No. Son catequistas y animadores, quiere decir, aquellos que animan sus comunidades, animan procesos de fe y al mismo tiempo que animan procesos comunitarios, organizativos, sociales.

El sínodo hay que entenderlo en su conjunto. No podemos pensar que el sínodo solo es la reunión de los obispos de la Panamazonía que tendrá lugar en octubre. Nosotros lo entendemos como un proceso que inició el 17 de octubre de 2017, cuando el Papa Francisco convoco el sínodo. Lo hizo para reflexionar y discernir el camino de la Iglesia en la Amazonía y, reflexionar sobre los pueblos de la Amazonía y al mismo tiempo ayudarnos a tomar conciencia sobre las problemáticas que están desafiando hoy la Amazonía. Esto proponía el papa cuando convoco el sínodo.


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Mons. Pinzón recuerda las bases del proceso sinodal están constituidas por la actitud de escucha: “La primera reunión de preparación del sínodo tuvo lugar el 19 y 20 de enero del 2018 cuando el papa visitó Puerto Maldonado, en la Amazonía peruana, pero desde allí se refería a toda la Amazonía en su globalidad. Cabe rescatar ese encuentro tan bonito y tan significativo que tuvo el papa Francisco cuando encontró a los pueblos de la Amazonía y les dijo: “Hemos venido aquí para escucharles”. Y es precisamente esa escucha que se dio en Puerto Maldonado que dieron como las bases para construir el camino sinodal”.

Luego el papa Francisco en marzo del 2018 nombró la Comisión Presinodal. Está compuesta por un obispo de cada país, de Brasil son 3, la REPAM, la secretaria de la CLAR y el presidente de los religiosos del Brasil, con algunos expertos, el Card. Baldiseri que es el cardenal encargado del Dicasterio del Sínodo Permanente de los Obispos y algunos funcionarios del Dicasterio.

El Papa nombra esa comisión. El primer encuentro de ese proceso que ya hizo una propuesta de un documento que se llamaron los lineamenta o el documento preparatorio, un documento bien bonito con tres partes fundamentales: ver, son los gritos de la amazonia, el juzgar, sobre la ecología y el actuar, la iglesia con rostro amazónico.

Este documento preparatorio, el papa Francisco quiso que se pusiera a disposición de todas las personas. Fue un momento de gracia para toda la Amazonía, porque el documento pudo llegar no solo a los obispos, sacerdotes y religiosas, sino a todas las personas. Muy lindo porque jóvenes, adultos, comunidades leyeron el texto y se dejaron desafiar por el texto.

Esta es la etapa de la escucha. Muy interesante porque en esa escucha hubo mucha riqueza en la reflexión que se pudo hacer. Este proceso tuvo una evaluación en noviembre del 2018.

Esta reunión se tuvo en Manaos, donde se encontró la Comisión Presinodal para ver por dónde íbamos en el proceso. Esa reunión nos ayudó más a fortalecer esta escucha. Todo el material se envió a la Secretaria Permanente del Sínodo. Más o menos en el mes de febrero- marzo de ese año.

En mayo, 13 y 14, tuvimos la segunda reunión preparatoria donde se elaboró el Instrumentum Laboris, que fundamentalmente recogió las mismas tres partes que tenía el documento preparatorio o los lineamenta.

Para Mons. Pinzón el primer desafío es ser una Iglesia Profética. En segundo lugar, se trata de tomar la Amazonía en su globalidad y no quedarse en visiones parciales. Añadió:

Entre las dificultades ecológicas más grandes en este territorio, la primera es la deforestación, con varios fines: el primero es para la industria ganadera y agroalimentaria. El segundo es la riqueza en minerales. Los proyectos minero energéticos son un desafío. En el vicariato están haciendo exploraciones petroleras y mineras, en especial el oro. El uso de métodos no convencionales para extraer oro, genera destrucción ecológica.

También tenemos desafíos económicos y sociales: se trata de la política del Estado. Lo que padecemos en Colombia también lo padecen los demás países amazónicos: el abandono de los Estados. Vivimos en la Amazonía y cuando vemos la televisión para ver el noticiero, pareciera que estamos en otra Colombia, y vemos que hablan de desarrollo, pero el desarrollo lo vemos por televisión. El abandono del estado propicia la ilegalidad: es un espacio propicio para el cultivo de la coca, la minería ilegal, la proliferación de grupos al margen de la ley. La ausencia del estado produce ilegalidad.

Preguntado sobre si algo ha cambiado en esta región después de la firma de los acuerdos de paz afirmó: “En ciertos aspectos ha mejorado, pero en lo ecológico estamos peor. Ahora que la guerrilla ya no está en los territorios, la gente se siente deseosa de hacer deforestación. El tema ecológico es fundamental”.

Los pueblos de la Panamazonía tienen grandes desafíos. Por una parte, en muchos de ellos hay el deseo de afianzarse en la identidad, pero por otro lado está la oferta de otros modelos que los alejan de su identidad. Estos modelos de desarrollo son más atractivos para los jóvenes. Aunque no sean beneficiosos para las comunidades.

Por ejemplo, en Puerto Leguízamo, terminan la escuela media unos tres cientos jóvenes al año. Si un joven quiere seguir estudiando tiene que irse a la ciudad. Allá, la mayoría no regresa y se deja atrapar por los valores propios de las ciudades grandes.

En Colombia hemos pasado de ser un país productor a ser un país consumidor. En estos territorios se da el microtráfico. Como Iglesia nos preocupa y buscamos la metodología para enfrentar esta situación. La prostitución, también se da bastante en la región.

Fuente : Infovaticana

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