En el corredor Napo-Putumayo ya hay 2.000 jaguares

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Los resultados son impresionantes. Gracias al esfuerzo conjunto de Perú, Ecuador y Colombia, se estimó una densidad de 1.5 jaguares por cada 100 km 2, y un aproximado de 2.000 en todo el corredor Napo-Putumayo.

Para ello, entre el 2018 y 2019, WWF instaló 129 cámaras trampa para determinar la ocupación y abundancia de esta especie y sus presas en 3 áreas del corredor Napo-Putumayo: Reserva de Producción Faunística Cuyabeno (Ecuador), Parque Nacional Gueppi-Sekime (Perú) y Territorio Indígena Predio Putumayo (Colombia).

Esta ardua tarea implicó el análisis de más de 64,700 fotos, y más de 10,500 horas de trabajo, a lo largo de 540 km 2. Estos hallazgos permiten impulsar la protección de los ecosistemas amazónicos y facilitan la toma de decisiones por parte de las autoridades.

El jaguar (Panthera onca) es el principal depredador de la Amazonia, y es el felino más grande e icónico de América. Desafortunadamente, su rango de distribución ha disminuido a la mitad en los últimos cien años, debido a diversos conflictos entre la vida silvestre y las personas: deforestación, caza ilegal, destrucción del hábitat y pérdida de especies presa. Todo ello ha generado una reducción y hasta extinción de sus poblaciones en algunos países como El Salvador y Uruguay.


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“El jaguar se ha convertido en una especie prioritaria para WWF, y es fundamental generar mecanismos para asegurar su conservación, de la mano con otras organizaciones, el sector privado y el gobierno. La cooperación internacional y los esfuerzos conjuntos entre diferentes actores son cruciales para enfrentar este problema”, señaló José Luis Mena, director de Ciencias de WWF Perú.

Hasta los años 70, estos felinos fueron perseguidos por sus pieles, situación que se detuvo debido a la creación de leyes más estrictas que velaban por la protección de esta especie. Sin embargo, con el aumento de la inversión china en América Latina, la demanda de partes de jaguar, como colmillos y garras, está aumentando nuevamente, proporcionando incentivos para la caza furtiva, incluso en el Amazonas.

Casi el 90% de su población se encuentra en la cuenca del Amazonas. El jaguar, considerado protector y símbolo de poder para muchos pueblos, es también el mayor representante de la misteriosa belleza de la Amazonia. “Además, cumple un rol importante en el control de las poblaciones de otras especies de la zona y ayuda a mantener un ecosistema saludable. Es clave asegurar su bienestar y una forma de lograrlo es conservando los corredores biológicos, que son áreas que conectan dos o más regiones, rodeadas de bosques naturales, con la finalidad de evitar el aislamiento de las poblaciones de especies”, continuó Mena.

Los resultados del monitoreo permiten afirmar que el corredor Napo-Putumayo es de gran importancia para el jaguar y sus presas. Demostrando el enorme valor de esta zona compuesta por áreas protegidas y territorios indígenas, y evidenciando la posibilidad de la coexistencia entre la naturaleza y el ser humano, a través del uso sostenible de los recursos.


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¿Cuál es la situación actual en el país?

Actualmente el jaguar se considera ‘vulnerable’ -una de las más leves categorías de amenaza de la UICN-, pero no es una especie en peligro de extinción. De hecho, este felino todavía tiene poblaciones importantes dentro del país y existen iniciativas de instituciones como el Ministerio de Ambiente y algunas ONGs que buscan protegerlo. Ejemplo de esto es el Parque Nacional Chiribiquete, la mayor área de hábitat para esta especie en el país.

Sobre las amenazas para este gran depredador en nuestro territorio, pueden nombrarse tres: la caza ilegal, que no solo se hace por motivos deportivos, sino también para exportar partes de este animal a otros países; la destrucción de su hábitat, comúnmente ocasionada por la deforestación, y, finalmente, los conflictos con humanos, pues los ganaderos que se ven afectados por la pérdida de algunas reses en ocasiones eliminan a los jaguares.

La importancia de este animal parte de varias razones: además de ser una especie bandera con un alto valor simbólico para los pueblos de América Latina, y de ser el máximo depredador terrestre de nuestro continente, este felino requiere de grandes extensiones de hábitats naturales conectados para mantener su población. Lo anterior es un aspecto primordial para el Plan de conservación de WWF, basado en la búsqueda de la protección y el manejo sostenible de grandes paisajes integrados. Apoyar la conservación de este felino es también apoyar la conservación de grandes cantidades de ecosistemas ubicados desde México hasta Argentina./

Fuente : ElNuevoSiglo


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