Clemencia Burbano de Díaz, una estampa regional del Putumayo

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Mocoa

Hablar de Clemencia Burbano de Díaz, es hablar de una de las mujeres más influyentes que ha tenido la ciudad de Mocoa, en las últimas décadas gracias a los aportes que le ha contribuido a la capital del Putumayo.

Hoy a sus 80 años de edad la señora Clemencia, o doña Clemencia, como se le conoce en el ámbito local no es necesario agregarles el apellido para identificarlas. Su nombre se convirtió  en un sello de identidad, una marca propia labrada a lo largo de una existencia vivida con autenticidad.

Cuando se dice por ejemplo «doña Clemencia», la mayoría saben automáticamente de quién se trata, y en la imaginación aparece la imagen de una señora bajita, rolliza, de ojos risueños y verbo juguetón, activa y participativa, y cabeza de una destacada familia mocoana.


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Nació en Pasto el 21 de abril 1939. Tres años después su madre -siguiendo los pasos de su esposo Rafael Burbano- la trajo a Mocoa, por el antiguo camino de herradura. Rafael Burbano trabajaba con los italianos en las minas de oro del Carmelo. Hasta la Proveeduría del Carmelo, punto obligado de descanso de os viajeros que a loma de mula recorrían por el camino viejo el trayecto Mocoa, Pasto, como lo hizo  junto con su madre, y allí, aún niña, se aficionó a las faenas y artes del oro.

Por su afición a la orfebrería tuvo luego joyero propio, Leonidas, y como una extensión literaria de esa afición, le encantaban los relatos y leyendas de entierros y guacas. Leonidas hombre expeto en cordones y filigrana.

En 1953 nacieron en Mocoa sus hermanas, las gemelas Ana Florinda y Blanca Cecilia, la primera actual rectora de la institución educativa Santa María Goretti.

Estudió en Mocoa con las Franciscanas, y luego en la Normal de señoritas de Sibundoy. Algunas de sus compañeras de estudio en la normal fueron Yalile López Q.E.P.D. e Hilda Castro de Bravo, creció de la mano de las familias Mustafa Vallejo y Benavides Mejia.


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En 1960 contrajo matrimonio con el sargento de la Policía Nacional José Díaz Pardo, natural de Choachí (Cundinamarca), de cuya unión nacieron sus hijos Jimmy y Joe. El sargento Díaz era un hombre culto y discreto, lector apasionado y escritor aficionado. La relación de José y Clemencia estuvo basada en la amistad, el respeto mutuo y el buen humor.

Clemencia Burbano fue testigo de fechas memorables de la historia del Putumayo. Tenía 18 años cuando el Putumayo fue desanexado de Nariño, y 28 cuando el territorio fue ascendido a la categoría de Intendencia, logrando así la posibilidad de tener representantes políticos propios en la Cámara de Representantes. Desde entonces, doña Clemencia fue una activista destacada del Partido Conservador, contribuyendo a la elección de varios representantes, y siendo ella misma concejal de Mocoa y Consejera Intendencial.

Contrariamente a lo que se pensaba, se mantuvo alejada de los triunfos políticos de su hijo Jimmy Diaz, y no se inmiscuyó en sus gobiernos como alcalde y gobernador. Continuó en la sombra, dedicada a sus actividades sociales y financieras y a su discreta labor de consejera matrimonial. Tiene fama de haber arreglado muchos matrimonios a punto de romperse. A propósito de ello, su esposo le decía en tono de broma: «Arreglas los de afuera, y no miras el tuyo».

Fue miembro fundador de la LIga contra el Cáncer, de la liga antituberculosa, de las Damas de la Caridad, y de las Damas Grises (Cruz Roja). Fue madrina de bautismo de más de 60 niños y niñas, más de 8 matrimonios y madrina de ordenación de los sacerdotes Jesús Salvador Botina y Orlando Mesa. Todos ellos guardan un especial cariño hacia su madrina «Dona Cleme…».

Hay muchas personas que la conocen y que  le guardan estimación que manifiestan que de política sabe mucho hasta el punto de catalogarla como una Politóloga empírica.-

Este 21 de abril cumplió 80 años, y no se notan porque sigue con su espíritu intacto. Ella encarna el espíritu mocoano en su mejor expresión: alegre, lúcida, llena de buen humor, pero también de un profundo espíritu religioso que no excluye el sano disfrute de la vida, abierta a los buenos momentos, a la bohemia culta y a las veladas musicales.

Feliz cumpleaños doña Clemencia. Que el Señor le regale otros 80 más, para que siga animando la vida y la historia de este pueblo de Mocoa.


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