CICR: situación humanitaria en Colombia se agravó durante 2018

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ayuda humanitaria Catatumbo
Foto : Margareth Figueroa – CICR

El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) presenta el balance de sus principales preocupaciones humanitarias en el país.

Bogotá, 28 de marzo de 2019 – El deterioro de las condiciones de seguridad en las zonas más remotas del país, la persistencia de al menos cinco conflictos armados internos, los casos de desaparición que se siguen presentando, y los riesgos que enfrentan los migrantes especialmente en zonas afectadas por el conflicto y la violencia armada en Colombia marcan el complejo contexto humanitario en el país.

Durante la presentación del balance anual “Retos Humanitarios 2019”, Christoph Harnisch, jefe de la Delegación del CICR en Colombia, manifestó su preocupación ante la realidad que se vive en extensas áreas del país. “La situación es ahora más compleja que en el momento de la firma del Acuerdo de Paz con las FARC-EP. Varios departamentos del país han experimentado un claro deterioro de la situación humanitaria, a lo que se unen las dinámicas conflictivas en las fronteras y la extrema vulnerabilidad de los migrantes que llegan a Colombia”, indicó.

En la costa pacífica y en amplias zonas del oriente y sur del país, la ausencia de una respuesta estatal a las necesidades básicas de las comunidades, combinada con las persistentes violaciones al derecho internacional humanitario y otras normas humanitarias por parte de los actores armados, han afectado duramente las condiciones de vida y de seguridad de la población civil.


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El CICR ha categorizado cinco conflictos armados de carácter no internacional en Colombia, y está estudiando otros casos. Según su actual clasificación jurídica, en Colombia se encuentran enfrentados el Estado y los siguientes Grupos Armados Organizados: el Ejército de Liberación Nacional (ELN), el Ejército Popular de Liberación (EPL), las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y las antiguas estructuras del Bloque Oriental de las FARC-EP que no se acogieron al proceso de paz. Además, a lo largo de 2018 se incluyó en esta clasificación el conflicto entre el ELN y el EPL, que en los últimos meses ha afectado significativamente a la región de Catatumbo.

El año pasado la acción humanitaria del CICR benefició a cerca de 186.000 personas. La búsqueda de las personas desaparecidas y la oportuna respuesta a las necesidades de sus familiares sigue siendo una prioridad de la organización. Para el jefe de la Delegación del CICR, preocupa especialmente la continuidad de la práctica de la desaparición: “Desde la firma del Acuerdo de Paz con las FARC-EP hemos documentado un caso de desaparición en el marco de la violencia armada cada 4 días. Sin embargo, nuestras cifras no son representativas de la realidad del país, por lo que la cifra real será probablemente mayor”. Harnisch agregó que es injustificable que “todos los actores armados del país sigan utilizando la desaparición para amedrentar y controlar territorios”.

Durante 2018, el CICR apoyó y orientó a 2.500 familiares de desaparecidos para que continuaran con la búsqueda de sus seres queridos y obtuvo información de más de 160 casos. Además, los restos humanos de 45 personas fueron recuperados y entregados a las autoridades para su identificación y 10 personas que estaban en poder de grupos armados volvieron a ver a sus seres queridos con el apoyo de la institución. “Pero más allá de las cifras de personas beneficiadas con nuestra labor, lo cierto es que ningún apoyo humanitario será suficiente mientras los actores armados no respeten las normas humanitarias y se comprometan a dejar a la población civil al margen de las hostilidades y otras dinámicas del conflicto”, concluyó Harnisch.

Los migrantes también fueron una de las poblaciones prioritarias de la acción del CICR en 2018. La institución apoyó a cerca de 124.000 migrantes, retornados y habitantes de comunidades receptoras. Al respecto, el coordinador del CICR de las operaciones en terreno, Christoph Vogt, indicó que su exposición a las dinámicas conflictivas que se viven en las zonas fronterizas o a lo largo de la ruta migratoria implica riesgos adicionales para personas que ya se encuentran en una situación extremadamente precaria. “La presencia de grupos armados los expone a posibles abusos, entre ellos extorsión, amenazas, reclutamiento y violencia física. Las mujeres y los menores no acompañados son particularmente vulnerables”, añadió.


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