El siglo XXI hace convivir a la población occidental con una gran cantidad de problemas económicos que generan enorme inestabilidad en el plano laboral. Siendo así, el emprendimiento ha ido cosechando poco a poco un gran protagonismo para convertirse en una de las más repetidas fórmulas de encontrar el modo de vida adaptado a las necesidades de cada individuo.
Tanto hombres como mujeres, las personas llegan a la edad de trabajar o aquellos que bien entrados los años han perdido su estabilidad laboral, todos los sectores de población son susceptibles de iniciar una nueva carrera desde el emprendimiento. Los objetivos a alcanzar son muy distintos pero suelen repetirse de forma constante aquellos que hacen referencia a la libertad de acción, la mejora de la posición social y económica, la valoración personal, la conciliación familiar o la huida de un modo de vida insatisfactorio.
Estas nuevas necesidades de la población han generado un gran cambio de mentalidad en el ámbito del empleo y han permitido que surjan una gran cantidad de nuevas empresas tan innovadoras como modernas con grandes ideas que hacen avanzar el mercado y la sociedad. Al mismo tiempo, casi al margen de la acción de los gobiernos, o incluso a pesar de ella, esta actitud emprendedora de los ciudadanos ha conseguido estabilizar hacia lo positivo las alarmantes cifras de desempleo que se han llegado a alcanzar en muchos países.
La globalización como factor determinante.
La constante comunicación, así como la gran permeabilidad cultural existente en la actualidad a nivel internacional permite que todos los países se vean influenciados de forma directa por las actitudes de la población en distintos sentidos.
Así, la nueva actitud empresarial de los individuos que se atreven a sacar a la luz sus propias ideas y a darles forma de empresa, genera una corriente que sobrepasa a distintos países y crece de forma determinante. Las personas han cambiado en pocos años su concepto de gestión de los recursos humanos y han puesto al día su idea acerca de las mejores formas para generar empleo tejiendo nuevas comunicaciones y creando redes empresariales de nuevo cuño para mejorar las condiciones económicas de los distintos países así como la posición laboral propia y la de otras personas.
El nuevo espíritu emprendedor es muy influyente en la vida de la población de los países más ricos, pero se hace especialmente crucial en la de aquellos ciudadanos que viven en países en vías de desarrollo. Con las nuevas iniciativas de emprendimiento personal y grupal se consigue hacer despegar la economía global de un país de una forma notable y definitiva mejorando su posición a nivel internacional.
El control de la propia vida en las manos del emprendedor.
Está demostrado que el emprendimiento trae consigo muchos beneficios pero el más valorado, sin duda alguna, para aquellos que se deciden a hacer realidad su idea de negocio, es conseguir la libertad a nivel económico y laboral. Con un gran esfuerzo y un sacrificio del que quizá no todas las personas son capaces, aquel que pasa la primera barrera de dificultad a la hora de emprender un negocio tiene la primera y mayor recompensa: obtener beneficios sin necesidad de depender de un tercero.
Esta independencia económica está íntimamente ligada al beneficio que supone la posibilidad de tomar decisiones en lugar de obedecer órdenes. Cada emprendedor será el responsable de la dirección que tome su negocio y siempre trabajará por conseguir lo mejor, por cuidar a sus clientes, responder a sus necesidades, ofrecer el mejor producto y conseguir los mayores beneficios.
Está claro que algunas personas tienen la capacidad personal para llevar al límite el compromiso y el esfuerzo personal que conlleva la puesta en marcha de una empresa, sin embargo, no en todos los países se puede contar con igual compromiso por parte de las instituciones y los gobiernos para facilitar esa labor a los potenciales empresarios y conseguir fomentar una red empresarial fuerte y bien nutrida.
Este aspecto no es menor ya que la facilidad burocrática a la hora de emprender es uno de los elementos determinantes que empujan a una persona a tomar la decisión de poner en marcha un negocio. En muchas ocasiones, el emprendedor se encuentra con grandes barreras, un gran desconocimiento de los caminos que debe seguir y una necesidad previa de inversión que sobrepasa sus posibilidades.
Para mejorar esta situación es necesario que los gobiernos tomen conciencia de la necesidad de favorecer el camino a los nuevos empresarios y se tomen medidas en este sentido. Con limitados avances cada año se puede ir consiguiendo un gran avance paulatino que repercutirá de forma notable en la creación de nuevas empresas y, por lo tanto, en el crecimiento económico global. Los ciudadanos ya tienen el ánimo y la voluntad de emprender, solo necesitan un pequeño empujón institucional para perder muchos de los miedos e incertidumbres que aún se mantienen.