Los colores del pueblo inga se revelan en una exposición

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El artista Benjamín Jacanamijoy presenta una muestra inspirada en la comunidad indígena. 

Sus obras derrochan color e identidad como en su obra ¿Entretejido en el lugar de rojo vinan’.
Foto: Claudia Rubio / EL TIEMPO

Por: Laura Guzmán Díaz
17 de marzo 2019 , 10:00 p.m.

“Los vinanes son plantas pequeñas que pueden caber en la mano y sirven para reanimar el espíritu de una persona; los chundures, unas pepas café conocidas como las raíces del conocimiento, y los cuyanguillos se refieren a querer bonito”, dice el artista indígena Benjamín Jacanamijoy Tisoy con voz suave y pausada, al hablar de las ramas y hojas que dieron vida a las obras que componen su muestra ‘Inga’.

Esta exposición, que estará abierta hasta el 8 de abril en el Centro Colombo Americano de Bulevar Niza, de Bogotá, está cargada de recuerdos y sentimientos de la historia del pueblo indígena inga, al que pertenece el artista y el cual trabaja por cultivar en los niños y niñas las tradiciones ancestrales, como una manera de resistir pacíficamente y perdurar ante la explotación cauchera de la Amazonia y las disputas territoriales de los grupos armados.


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A 2.200 metros sobre el nivel del mar –con un clima frío–, entre la selva y el páramo se alza el valle de Sibundoy, ubicado en Putumayo, una tierra rica en plantas medicinales y con una fuerte conexión con la naturaleza, donde sus habitantes han pasado de generación en generación, oralmente, conocimientos que les han permitido comprender sus entornos y crear pensamientos que facilitan la vida en comunidad.

Parte de dichas relaciones se ven en las obras de Uaira Uaua (hijo del viento), nombre en idioma quechua de Jacanamijoy, quien “utiliza las artes plásticas como elemento transmisor de las historias que aparecen en sus obras como pequeñas pinceladas, en lo que puede ser un gran entretejido pictórico de la historia de su pueblo”, como lo explica Alejandro Triana, curador de la exhibición.

El espectador se puede encontrar con una serie de pinturas y esculturas en las que lo primero que salta a la vista son las formas, los colores y las texturas de su pueblo, así como su relación con la naturaleza y el conocimiento transferido tradicionalmente por los taitas y las mamas.

Para Jacanamijoy, “el arte aparece como una forma de contar historias: las abuelas son expertas en tejer y en sembrar; y las buenas tejedoras y sembradoras son buenas contadoras de historias”.


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El artista, fiel a su etnia, siguió esta tradición, pero a su manera: con su arte ha buscado reflejar el “entretejido de la vida”, como él lo llama, así como las historias, los nombres de las plantas, elementos como el sol y el agua y el lenguaje de su pueblo, al que le ha rendido un homenaje a lo largo de sus más de 20 años de trayectoria artística.

Homenaje en trazos

Los fluidos trazos y la paleta de colores, constantes en su obra, evocan los ríos del valle de Sibundoy: “Sus canoas rinden un homenaje a los pensadores de agua que se transportan por los ríos intercambiando conocimiento. Los bancos hacen lo mismo con los pensadores de tierra que se sientan alrededor del fuego en un ritual comunitario en el que se narran historias, se transmite y se enriquece el pensamiento”, manifiesta Triana.

Adicional a ello, Jacanamijoy no pierde ocasión para recordar a mamá Conchita, su abuela, quien en su juventud se dedicó al arte de tejer y con la que permaneció durante su época escolar, por “diferentes circunstancias”, como manifiesta.

Su abuela, junto al taita Isidoro, elaboraban chumbes (fajas que protegen el vientre), formados por hilos de colores que simbolizan el arcoíris, y capisayos (ruanas) para las mujeres y los hombres de la época; que eran una parte importante de la economía de los ingas.

Estos elementos son protagonistas del libro ‘El chumbe inga, una forma artística de percepción del mundo’, el cual fue publicado en 2017 y está en la exposición.

“Mi propósito fue reencontrar los caminos del mundo del tejido como una forma de entender a mis antepasados y a mí mismo, para proyectar el verdadero valor de un conocimiento que encierra toda una sabiduría, transmitida a través del chumbe, toda una forma artística de la tierra donde se vive”, se puede leer en el prólogo de este libro.

Pero el objetivo no es solo recordar y transmitir este conocimiento. Para Maricela Vélez, directora cultural del Centro Colombo Americano, de Bogotá, lo más bello de la exposición “radica en que la obra plástica sea atractiva estéticamente, en su capacidad de acercarnos verdaderamente a las comunidades indígenas a través del arte”.

Además, Vélez se refirió a que se tiene la visión de la obra y del curador, pero en pocas ocasiones se ven procesos en los que los protagonistas son los mismos indígenas y no un externo que lo observa.

La muestra invita a reflexionar sobre la relación que cada uno tiene con la naturaleza, sobre la tradición oral, el conocimiento de nuestros pueblos y también sobre el arte como un documento histórico que resulta ser primordial.

“Le decimos a la gente que venga a acercarse a esta cultura, pero no desde lo etnográfico ni desde lo antropológico, sino desde lo sensible y lo sensorial; desde el arte”, dice Maricela Vélez, cuyo interés, desde el Colombo Americano, es fortalecer el arte en Colombia con una plataforma que les dé cabida a los artistas nacionales para que puedan mostrar sus obras.

¿Dónde y cuándo?Hasta el 8 de abril. Centro Colombo Americano, en el tercer piso del centro comercial Niza. Carrera 58 n.° 127-59, Bogotá. Lunes a viernes: de 10 a. m. a 6 p. m. y sábado de 8 a. m. a 4 p. m. Entrada libre.

LAURA GUZMÁN DÍAZ
En Twitter: @The_uptowngirl

Fuente : ElTiempo


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