Productores veteranos como Luker asi como los emprendedores de Lok, Tibitó y Cacao Hunters han logrado hacer de la buena calidad un gran negocio
Por: Adriana Arcila | Marzo 17, 2019
A la hora de producir chocolate de alta calidad se juntan en Colombia los veteranos y los nuevos. A los tradicionales chocolate Luker que la familia Restrepo fundó en 1906 con el cacao producido en la hacienda La Enea en Manizales y al chocolate Santander, se suman las casi recién nacidas marcas Lok, Cacao Hunters y Tibitó. Empresarios que han sabido valorar las variedades ancentrales que existen en el país, y que se clasifican como cacao fino y de aroma, el cual solo alcanza el 5 % del grano comercializado en el mundo, y que vendido como chocolate premium de alta concentración, permite obtener mejores ingresos al campesino cuidadoso con su cultivo y poscosecha.
La casa Luker logró dar el salto hacia el chocolate premium con la siembra de la primera plantación empresarial de cacao fino en Necocli, Antioquia en 2011 y siete años después, se encontró lanzado la marca Luker Cacao Fino de Aroma. En el reconocido centro de investigación, la Granja Luker en Palestina, Caldas, han logrado adaptarse a los cambios, allí realizan investigación para continuar en la vanguardia, con modernización tecnológica y conservación del cacao fino de aroma. Desde su fábrica en Bogotá, exportan a más 35 paises, en mercados tan competidos y lejanos como Rusia, Dubai y Brasil, una labor de mercadeo internacional que lleva más de veinte años.
La historia de los socios de Lok, es bien distinta. Alberto Henao y Carolina Angulo que venían del mundo del café, decidieron en 2013 incursionar en el chocolate premium de exportación, un producto que les permitía generar mayor valor agregado nacional. Su clave está en las alianzas: una con pequeños productores y otra para la comercialización, con un músculo tan poderoso como El Éxito. Con la Fundación Alcaraván en Arauca, lograron organizar 1.200 familias cultivadoras en parcelas menores a una hectárea asegurando con asesoría técnica, la calidad final. El acopio y la transformación inicial del fruto se realiza en Arauca, pero el proceso es finalizado en Bogotá. El trabajo agrícola de los campesinos lo acompaña la Fundación con programas sociales y proyectos a futuro a sabiendas que un árbol de cacao toma 5 años entrar en producción y para ello han creado un semillero de niños a quienes les entregan 1.000 plántulas y los acompañan en todo el proceso. El Grupo Éxito ha sido un socio estratégico para asegurar la comercialización es sus almacenes, y un 30% de la producción es exportado, principalmente a México, Chile, Francia, Japón y Estados Unidos.
Entre el grupo de nuevos emprendedores en este promisorio negocio está Gustavo Pradilla con su marca Tibitó. Al igual que Lok, la clave está en el control de calidad desde el fruto, más una fermentación perfecta en la poscosecha. Compra directamente al productor o a las asociaciones que siembran cacao de aroma y de origen en Arauca, Meta, Tumaco, Putumayo y Choco, su apuesta está en el “bean to bar” (del grano a la barra) en baches pequeños. Conocedor de la importancia de la tecnología adecuada, importó una planta de procesamiento de vanguardia con capacidad de 2.000 kilos, allí procesan entre 500-600 kilos con su propia marca en diferentes porcentajes de cacao: 40% y 50% (con leche), y 70%, 80% y 100% (oscuros), algunos con mezclas frutales. Su otra apuesta es obtener premios en las ferias internacionales para darse a conocer, en 2017 su chocolate, Putumayo 70%, fue el primer chocolate latinoamericano en recibir tres estrellas en el Superior Taste Award (Premio al sabor Superior) en Bruselas. Gracias a varios reconocimientos internacionales ha conseguido exportar entre el 10 y 15 % de su producción a través de redes especiales de chocolate premium.
La apuesta de Carlos Ignacio Velasco fundador en Popayán de Cacao de Colombia, lleva ya diez años. Gracias a su asociación con una japonesa, el Japón se ha convertido desde el 2013 en su principal mercado, país donde la mitad de las ventas anuales de chocolate se realizan en la fiesta de San Valentín. Haciendo honor a su marca, Cacao Hunters (cazadores de cacao) se ha dedicado a identificar y reactivar las plantas de cacao criollo, específicamente en la Sierra Nevada donde junto con los Arhuacos desarrolló la barra Arhuaco 72 % que obtuvo la medalla de oro al mejor chocolate del mundo en los International Chocolate Awards en Londres en 2015. Al igual que los demás productores de cacao premium, sabe que gran parte del éxito esta en la asistencia técnica y capacitación en prácticas agrícolas sostenibles a los productores. Así fue como logró ser la primera compañía colombiana seleccionada para recibir recursos del fondo “Invirtiendo para la paz de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid)”. Hace dos años y medio inauguró una planta de producción de cacao en Popayán con capacidad para procesar 120 toneladas al año, que le ha permitido ampliar el acceso al mercado de alrededor de 1.200 pequeños agricultores de Tumaco, Arauca y la Sierra Nevada. El año pasado, para aumentar el consumo interno que es muy poco para los indices internacionales, se unió con Crepes y Waffles para jalonar el mercado del cacao de Tumaco, con su helado de temporada “Dulce Tumaco”.
La Nacional de Chocolates, del grupo Nutresa, lleva casi veinte años produciendo chocolate de origen en Santander. Su nombre, Chocolate Santander, hace honor al departamento que produce el 38 % del cacao nacional, pero que llegó a ser el dueño de la mitad de la producción. Esta empresa antioqueña a la cabeza de Juan Fernando Castañeda, es líder en la categoría de golosinas de chocolates en el país y Chocolate Santander es su marca premium, un chocolate que con diferentes variedades fue pionero en hablar de porcentajes de cacao en sus barras de chocolate y en la innovación con sabores frutales. Reconocido por su calidad, ha sido premiado en ferias internacionales como el Salón de Chocolat de Paris.
Fuente : Las2orillas