“Me hice soldado para encontrar a mi mamá después de 20 años de su ausencia”; soldado en Puutmayo

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Tuvieron que pasar cerca de 20 años para que un soldado pudiera encontrar a su mamá en tierras selváticas del Putumayo y gracias al ejército.

Mocoa/Colprensa

Carlos Andrés Ramírez, Castillo, no había cumplido el año de edad cuando su padre lo aparto abruptamente del lado de su madre una mañana cualquiera allá en Bogotá, supuestamente porque ella no tenía como criar a su hijo.

Desde entonces Maksuri Castillo Arcila, no tenía vida tranquila, todos los días se levantaba pensando en su pequeño hijo y no valieron los esfuerzos que hizo ante la fiscalía, Bienestar Familiar, para que le devolvieran a Carlos Andrés, hasta que un día cualquiera desistió del intento y decidió partir de Bogotá, a tierras putumayenses, tratando de olvidar el episodio.


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Mientras tanto Carlos Andrés, crecía en el hogar de sus abuelos paternos que siempre le decían que su madre había muerto, pero en el fondo de su corazón había una voz que le decía todo lo contrario.

Un día cualquiera y siendo ya un adolecente una tía paterna le comunico que su madre estaba viva y que vivía en el sur del país; fue allí cuando Ramírez Castillo, esperaba cumplir la mayoría de edad para enrolarse en las filas del ejército y ojala en un batallón del sur del país. Objetivo que logro hace 8 meses llegando a la Brigada 26 de Selva, batallón Orgánico de Servicio 26 en la ciudad de Leticia Amazonas.

Estando allí y comentando su anhelo a sus superiores logra mediante las redes sociales ubicar a una tía materna quien le suministra los datos de su madre.

Una tarde cualquiera en la selvática población de Puerto Caicedo Putumayo  Maksuri, recibe una llamada telefónica a su teléfono móvil de un joven que se identificó como Juan Carlos y quien le manifiesta ser amigo de su hijo Carlos Andrés, quien se encuentra prestando el servicio militar en un batallón de Leticia en el Amazonas.


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“Sentí una inmensa alegría en mi pecho y sin dudarlo comencé a buscar ayuda en el ejército en el Putumayo, donde escucharon mi historia y de inmediato me apoyaron con la búsqueda de mi hijo”, conto entre sollozos la madre.

De inmediato el general Yuber Aranguren, comandante de la Brigada 27 de Selva,  en el Putumayo, quien se ponen en contacto con sus pares en Leticia, hasta ubicar a soldado Carlos Andrés Ramírez Castillo, quien por esos días había perdido su teléfono móvil y que difícil fue contactarlo en tan apartada región.

El encuentro

Días después y luego de surtir los protocolos militares, el soldado Ramírez Castillo, logro abrazar a su madre, el domingo 11 de noviembre cuando el reloj marcaba las 3 y 10 de la tarde se dio el encuentro organizado por el Jefe de Estado Mayor de la brigada coronel José Bustamante de la Cruz. Fue un encuentro  sencillo y muy emotivo donde una calle de honor de soldados y una papayera servían de testigos del emotivo momento en las instalaciones de la Brigada 27 de Selva, en Mocoa.

Fueron casi dos minutos largos como si el tiempo se hubiese detenido, y el aire flotaban mariposas amarillas que volaban con los acordes de la papayera de la Brigada 27.

“Se me acabo la agonía de tantos años, es una agonía que no me dejaba vivir, no me dejaba respirar. Les agradezco en el alma lo que han hecho por mí. Este es un segundo parto pero nose, como expresarlo, donde siento, dolor, culpa, felicidad, siento de todo”. Expreso la madre con palabras entrecortadas y los ojos húmedos de lágrimas.

Ya serena y luego de haber acariciado una y nose cuantas veces más el rostro de su hijo en la capilla de la guarnición militar, la reluciente mamá agradeció al ejército toda la ayuda que le prestaron para estar de nuevo con su hijo el que no veía hacia 20 años.

“General Yuber Aranguren, hoy una madre ya no llora por la pérdida de un hijo en sus filas, hoy una madre llora de la felicidad que el ejército le devuelve a su hijo. Gracias de corazón muchas gracias. Se llegó la hora, no pude dormir mi corazón se me quiere salir del pecho, Dios los bendiga”. Expreso mientras abrazaba entre su pecho el ramo de flores que su hijo le regalo en el momento del encuentro.

Pero las buenas noticias no paraban ahí, porque el general Aranguren, le manifestó que su hijo iba ser trasladado de la base militar de Leticia a una del Putumayo, como ella lo había solicitado para estar más cerca de su hijo.

El soldado Carlos Andrés, de la ansiedad y emoción que lo embargaba no quiso manifestar palabra en público y lo que dijo se lo dijo a su madre bajo la mirada misericordiosa del cristo de la capilla militar.-

 


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