Atados al plástico están los conceptos de reciclaje y disposición final de ese material, pero poco se habla de la generación de energía a partir de polímeros o plásticos que serían una fuente renovable y sostenible.
María del Pilar Noriega, directora del Instituto de Capacitación e Investigación del Plástico y el Caucho (ICIPC), sostiene que Colombia solo cumple con una tercera parte del ciclo que debe cerrar ese tipo de material.
La tarea completa la ejecutan algunos países europeos (Suiza, Austria, Alemania, Holanda y Suecia). En 2016, por ejemplo, la producción europea de plásticos fue de 60 millones de toneladas, de esa cantidad, 31,1 % fue recuperada a través del reciclaje, 41,6 % fue recuperada energéticamente y 27,3 % fue dispuesta en rellenos sanitarios.
En Colombia la producción de estos materiales alcanza 1,3 millones de toneladas y la tasa de reciclaje de algunos de ellos, como las botellas de PET, es de un 30 %, en parte por la reconversión que realizó Enka de Colombia (de empresa textilera a productora de fibras sintéticas) en cuya planta del municipio de Girardota recicla 32.076 toneladas de botellas de de este tipo cada año.
“Otras grandes empresas como Apropet, Socya y Manuelita han invertido en modelos sofisticados de reciclaje que encajan dentro del concepto de economía circular al generar plásticos reutilizables”, destaca Noriega.
Energía desde los residuos
Desde el ICIPC se insiste en que en el país la posibilidad de generar energía a partir de desperdicios plásticos está en ceros y aboga por el establecimiento de incentivos para que el negocio se vuelva atractivo para los inversionistas.
La directora del Instituto, aclara que ese incentivo debe ser plural para evitar los sesgos. “Es decir que esos les deben llegar a los ciudadanos y a los empresarios, para que todos perciban el beneficio. Ese modelo está inventado en Europa, solo habría que adaptarlo y ponerlo a funcionar”, añade la directiva.
Un proyecto piloto en ese sentido funcionó hasta hace poco en el metro de Medellín, donde el usuario llevaba botellas de PET o vidrio y a cambio obtenía un beneficio monetario para viajar en el sistema.