A 2 mil 600 metros sobre el nivel del mar y a tan solo 54 kilómetros de Bogotá, se encuentra Suesca, Cundinamarca, un municipio lleno de historia y de paisajes imponentes, en los que resaltan sus inmensas rocas, que invitan a propios y extraños a disfrutar de la naturaleza y los deportes de aventura.
Es en estas tierras cundinamarquesas donde se desarrolla con éxito un modelo empresarial que refleja la buena relación que puede existir entre desarrollo y medio ambiente. Se trata de la instalación de un horno de última tecnología amigable con la naturaleza, una iniciativa adelantada por una importante cementera nacional, ubicada a las afuera de este municipio.
Además del compromiso ambiental, esta iniciativa tiene beneficios en la generación de empleos, el desarrollo de programas sociales y el pago de impuestos para el crecimiento del municipio.
«Súper chévere, genial, porque así estamos cuidando el pueblo y el medio ambiente”, asegura uno de los habitantes. La misma sensación experimenta otra persona del lugar. «Excelente, no interfieren para nada en el pueblo, no interfieren para nada”.
El horno, único en el interior del país, tiene la particularidad de emitir mínimas cantidades de gases de efecto invernadero, debido a que consume menos carbón y electricidad. Lo que refleja el compromiso ambiental de esta compañía hacia los habitantes de esta zona del país, anteriormente conocida como ‘La roca de las aves’.
El vicepresidente de operaciones de Cementos Tequendama, Guillermo Hernández, resalta la importancia social y ambiental que tiene el horno ecológico.
«Las emisiones que genera un horno o cualquier proceso industrial son emisiones que se deben manejar, mitigar y poner acorde a la capacidad del sistema de absorberlas. Entendemos que para poder estar en la zona de Suesca debemos ir más allá de lo que normalmente hace una compañía de cemento y es lo que hemos hecho con el cambio tecnológico desde el año 2014”, sostuvo Hernández.
El horno es alimentado con caliza y arcilla para su calcinación, utilizando una temperatura mucho menor a la de los hornos tradicionales y produce Clínker, base del cemento.
El ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Luis Gilberto Murillo, resalta iniciativas como esta que repercuten directamente en la salud de los habitantes.
«Tiene impactos positivos muy importantes, en primer lugar el impacto sobre la salud de las personas, y lo que garantiza es que no se esté con esas emisiones de humo”, aseguró Murillo.
Para el ejecutivo de la compañía, el horno ecológico hace parte de una estratégica ambiental que abarca otros puntos como el manejo de residuos y los recursos hídricos, y que tiene como fin garantizar la protección del medio ambiente.
«Nosotros creemos que vamos a seguir trabajando en esto, vamos a seguir trabajando en las tecnologías limpias, vamos a seguir trabajando en la reducción de las emisiones, vamos a seguir trabajando en ser una solución en el entorno que estamos”, puntualizó Hernández.
La instalación del horno ecológico ha tenido tan buena acogida en este municipio que otras compañías cementeras lo están tomando como ejemplo. Ya en varias zonas del país se construyen hornos similares. Mientras tanto, los suescanos disfrutan de un aire mejor que el de antes.