Por : Carlos Esteban Patiño
Cualquiera pensaría que se tratase de otro tipo de noticias que buscan sorprender y alimentar el morbo popular, pero no es así.
Encontré en este caballero de mil batallas un hermoso argumento que me inspiro para escribir estas breves líneas sobre él su vida y su legado.
Docente de profesión, amigo incansable de la lectura y de la música escritor apasionado, sobre todo de los testamentos los cuales tradicionalmente los ha realizado para su familia y en muchas oportunidades para el Municipio de Sibundoy.
Incontables generaciones de jóvenes que pasaron por sus lustres cátedras, innumerables amigos en el Departamento del Putumayo que han gozado de sus interpretaciones y han sentido como vibra el corazón cuando se interpreta con el Alma.
Amigo de los niños, con ese don humano que muchas veces nos falta, calmado y firme así es mi amigo Bernabé Narváez.
Que Obras tan maravillosas como la de instruir a nuestra gente, sin distingo de raza color o sexo, brindarle la oportunidad de entonar una página hasta aquellos que muchos lo denotan imposible, como es el caso de Luisito un Ángel vestido de niño que en su inocencia se siente alagado de ser tenido en cuanta en la Banda de paz de dirige el profe.
Me quedaría corto en mis líneas si mencionase las miles de hazañas y aventuras que tiene este hombre imbatible, y solo puedo decir que jefes de bandas como el son los que reclaman nuestros pueblos olvidados, que con el retumbar del bombo la lira y la trompeta nos hagan olvidar diferencias y sinsabores y soñar con un futuro para todos.
Este es un gesto de admiración y cariño a un maestro que a través de la música nos ha demostrado que la paz se la construye desde el corazón dejando que brote del alma notas de perdón, amor y armonía.
Gracias por siempre Bernabé Narváez por aportarle a la cultura del Putumayo.