Tejiendo vida, el abrazo de las mujeres

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Fátima Muriel es la fundadora de la Asociación Alianza Departamental de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo. / Alianza Tejedoras de Vida

Por : Ángela Martín Laiton

Comenzaba la década del 2000 y una oleada de asesinatos perpetrados por el paramilitarismo sembraban el terror en el departamento del Putumayo, en el sur de Colombia. Los ríos de la región transportaban en sus aguas los cuerpos que la violencia iba lanzando tras su paso. El piedemonte andino-amazónico no sólo era lugar de surgimiento y confluencia natural de la vida; lo precedía también la furia de una guerra sin tregua que arrojaba gente muerta a viajar río abajo.

El Putumayo había sido golpeado por la violencia del conflicto armado desde los años 80, con la presencia de los frentes 32 y 48 de las Farc-EP. A finales de los 90 el auge del paramilitarismo en la zona agravó la situación de sus habitantes. Frente a la cotidianidad de violencia y miedo generalizados, un grupo de mujeres decidió organizarse para proteger la vida y el derecho de vivir. Fátima Muriel había visto de cerca el sufrimiento de familias destruidas por la guerra, era testigo del reclutamiento de menores en las escuelas por parte de las Farc y de cómo el paramilitarismo asesinaba mujeres a cuyos familiares se les adjudicaban supuestos vínculos con la guerrilla. Muriel no pudo quedarse viendo y ahí, en ese soplo de indignación y tristeza, quiso erigir desde la dignidad y la fuerza.

Muriel es oriunda de Puerto Limón. Cuando la ola de violencia que trajo el paramilitarismo a los ríos de Putumayo arrasaba con todo, ella trabajaba para la Alcaldía de Mocoa e inició un trabajo en red con mujeres y organizaciones de la zona para transformar todo ese dolor en estrategias para la vida y la dignidad. Después de una amplia trayectoria como profesional, siendo docente y magíster en estudios de las mujeres y género, recorriendo el departamento y viviendo de cerca los problemas de las comunidades que no sólo sobrevivían a la violencia armada sino al abandono del Estado, la falta de recursos y la estigmatización particular que sobrellevaban las mujeres y la niñez, creó el programa Escuela para Madres. Fátima Muriel vio, sin temor a equivocarse, el poder de organización y solidaridad que se crea en las redes de mujeres y desde allí quiso transformar la suerte de muchas familias putumayenses.


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Así nació hacia el año 2005 la Asociación Alianza Departamental de Mujeres Tejedoras de Vida del Putumayo. El objetivo estaba claro: había que recuperar el tejido social que la violencia les había arrebatado. La misión se había gestado desde las mujeres que supieron buscar alianzas con organizaciones de diversos orígenes étnicos y políticos. Todas eran víctimas, todas sufrían la violencia y entre todas estaban dispuestas a construir un Putumayo mejor. Como era de esperarse, esta acción no cayó muy bien a los grupos armados, que en noviembre de ese año asesinaron a Luz Marina Benavídez, del municipio de Villa Garzón, después de denunciar la complicidad entre la Fuerza Pública y el paramilitarismo. En el 2006, las Farc-EP asesinaron a la líder indígena Martha Jamioy por su fuerte oposición al reclutamiento de niños en la zona.

Nada de esto detuvo la fuerza con la que las mujeres emprendieron la lucha para transformar al Putumayo desde lo político, lo cultural y lo social. Mujeres Tejedoras de Vida es hoy una alianza de 65 organizaciones y líderes presentes en los 13 municipios del departamento. Mujeres diversas que, soportadas en su propia fuerza, hacen sonora la necesidad de paz para Colombia. Tejer vida donde antes hubo muerte, tejer solidaridad y amor, pujar desde las propias comunidades para saber que no podemos construir país sin las mujeres, que son ellas protectoras y defensoras de la vida.

Fuente : ElEspectador


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