Cuando sus bienes están en el ojo del huracán, las Farc restituyen por su cuenta

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Mientras el país mediático está concentrado en el debate alrededor del inventario de los bienes de las Farc por cuenta de las advertencias del fiscal Néstor Humberto Martínez, en Caquetá las Farc ya están devolviéndole predios a los campesinos como una forma de ‘repararlas’ por su cuenta sin que medie la Unidad de Restitución de Tierras en esas reclamaciones.

En total, solo en ese departamento y cerca a la zona veredal del municipio de La Montañita, la guerrilla dice haber atendido más de cien casos.  Y no son los únicos. A la Unidad de Restitución también le han llegado reportes de restitución a manos de las Farc en Huila, sur del Meta y Tolima.

El paso a paso

En Caquetá, la manera como han ido devolviendo las tierras funciona así: el campesino se acerca a la zona veredal, les cuenta en qué año y donde fue que las Farc lo sacaron de su predio y los comandantes verifican la información con los guerrilleros más antiguos del frente que hacía presencia en cada lugar.


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Para verificar esa información, los comandantes presentan el caso en la reunión que tienen en las mañanas o en la de las tardes en la zona veredal. Ahí corroboran los datos del campesino y si efectivamente pasó así, “redactamos un acta en la que le estamos dando la orientación de que ya pueden volver (a su tierra)”, dijo a La Silla Sur Federico Montes, comandante político de las Farc en Caquetá.

Así tal cual fue como hizo una campesina del municipio de Doncello que nos pidió reservar su nombre por su seguridad.

Ella tenía una finca que le había dado el Incoder en la vereda Laureles de Cartagena del Chairá y con su esposo ya habían cultivado yuca, plátano, maíz y arroz y ya tenían cercado el terreno. Como ella, había otras 26 familias beneficiadas que vivían en 238 hectáreas.

Pero en 2014, cuenta ella, las Farc llamaron al presidente de la junta de acción comunal de esa vereda. “Allá les dijeron que ellos eran los dueños de nuestra tierra y que nos teníamos que ir. No dieron más explicaciones”.


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Ella siguió la instrucción y se fue con su esposo para Doncello. “Pero ahora con eso de que están ellos (las Farc) en las zonas, fuimos en marzo a la de Agua Bonita (zona veredal de Caquetá). Allá nos atendieron Federico y Jair, nos dieron tinto con pan y les comentamos que es que nosotros queríamos retornar”.

Cuenta ella que a pesar de que ya la Unidad de Restitución había estudiado ese caso y les había dicho que podían volver, necesitaban igual el permiso de las Farc. “Si no les preguntábamos a ellos, pues eso era volver con los ojos cerrados y nos sacan”, dijo a La Silla Sur.

“Yo pedí la palabra en esa reunión y les dije que entonces cómo hacíamos. Que la Unidad decía que eso era de nosotros pero que ellos (las Farc) decían que era de ellos”, agregó.

En esa reunión ‘Jair,’ que hace parte del Bloque Sur, les dijo que iban a estudiar el caso y les dieron un papel en el que según cuenta ella, las Farc se comprometían a darle estudio y solución.

Unas semanas después el mismo ‘Jair’ bajó a hablar con la personera del pueblo y en una reunión a la que asistieron las 27 familias les dijo que podían volver a las tierras. “Nos dijo que tranquilos. Que las tierras eran de nosotros”.

“Nuestra política nunca fue quitar propiedad”, dijo a La Silla Sur en la zona veredal de Montañita, en Caquetá, el guerrillero Montes.

“A eso nosotros no lo llamamos desplazamiento. Es expulsión por estar trabajando para el adversario y para no tener que ajusticiar”, agregó. Ajusticiar es el eufemismo fariano para matar.

“Pero hay casos en los cuales en poder nuestro había tierras por distintas razones que no considerábamos justas y hemos hecho el ejercicio de hablar con los dueños y solucionar esas situaciones hasta donde nos es posible”, dice Montes.

“Estamos en ese proceso de restituirlas como una manera de conciliar y para eso hacemos un acta en la que queda registrado que las Farc resolvimos devolverle la tierra”, agrega.

Esto viene pasando, según él, desde que el Gobierno y las Farc pactaron el cese bilateral en agosto del año pasado.

Desde entonces, como no tenían al Ejército haciéndoles operativos militares, tomaron la decisión interna de comenzar a abrir espacios con las comunidades en las veredas donde los frentes han hecho presencia para resolver no solo conflictos de tierras. También para hacer careos informales con sus víctimas y darles a cambio de lo que les hicieron “animales, carros que nosotros usábamos para transportar guerrilleros, ese tipo de cosas”, dice Montes.

Según él, desde agosto del año pasado, las Farc tienen registros escritos de los casos que han atendido.

“Como en ese momento no estábamos concentrados, se ubicaba una zona fuera del campamento y ahí empezábamos a regar con la gente la bola de que estábamos en esas y en algunos casos no teníamos ni la necesidad de anunciar”, cuenta el comandante. “Llegaban unas romerías que ni se imagina”.

Pero así como han restituido a unos, hay otros a los que les han dicho que no.

Montes pone de ejemplo el caso de una señora en Caquetá que se puso a trabajar para el Ejército y que fue “expulsada” de su finca por eso. “Ella llegó en noviembre a decirnos que si le devolvíamos el predio y luego de analizarlo nos acordamos de quién era con los compañeros que hacían presencia allá y se le dijo que no. Que antes era ella la que debía reparar a la gente inocente que se murió por ella andar contando donde estábamos”.

También hay casos en los que, como la Unidad de Restitución de Tierras no ha entrado a revisar esos predios, los campesinos han decidido resolver el problema por su cuenta.

Así lo han hecho justamente en la vereda Agua Bonita, del municipio de La Montañita. El presidente de la junta de acción comunal de allá, Jairo Vaquiro, le contó a La Silla Sur que desde la instalación de la zona veredal han regresado campesinos que abandonaron sus predios y que buscan volver.

“Nosotros revisamos los libros de la junta, vemos si efectivamente la persona sí era dueña y si sí le redactamos un certificado. Es lo que nosotros llamamos sana posesión”, nos dijo.

Según él, no acuden a las Farc como otros campesinos lo han hecho porque “no tiene sentido ir a pedirles permiso a los mismos que lo hicieron ir a uno, entonces eso ya es por nuestro lado”.

Eso mismo pasa, según él, en otras veredas de Montañita como La Unión Peneya, el Cedro y el Cedrito.

Para las Farc devolver las tierras que se robaron es una forma de ir reconciliándose con sus víctimas y de paso, de ir allanando el camino para hacer política porque les muestran que pueden resolverles su problema y que ya no son lo mismo que antes.

“Es una manera de ir recuperando la confianza y de que la gente vea que nosotros cumplimos y estamos para solucionar en la medida que podamos”, dice Montes, con orgullo sobre su labor de restitución, sentado en una silla rimax en un toldillo en su zona de concentración.

También seguramente será tenido favorablemente en cuenta por la Jurisdicción Especial de Paz al momento de graduarles la pena como lo establece la reglamentación de la ley que comenzará a estudiar el Congreso en los próximos días.

Más imagen para las Farc que verdad y justicia

La Unidad de Restitución de Tierras, una entidad que depende del ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, apenas arranca a mirar a fondo el problema de despojo en el sur, pues como contamos las oficinas territoriales en Caquetá, Huila, Meta y Putumayo las abrieron apenas desde mediados del año pasado y tienen que resolver más de 13 mil solicitudes.

Para resolverlas, tienen que ir a terreno a verificar la información de cada solicitante y para eso,  deben tener un permiso de seguridad que les da el Ministerio de Defensa para entrar a los municipios. Permisos que en muchos casos no tienen porque la zona está minada, porque hay disidencias o porque hay una banda criminal, por poner algunos ejemplos.

Eso hace que sea difícil y que les tome más tiempo resolver una solicitud.

Pero mientras el tiempo pasa, las Farc, que “funcionaban como una inmobiliaria porque decidían que pasaba con un predio y quien vivía ahí”, dijo a La Silla Sur una persona que se conoce el proceso de restitución por dentro, le han ido sacando ventaja a ese retraso.

“Políticamente hablando para las Farc es muy conveniente minimizar el tema del despojo que hicieron porque es una carga negativa para ellos”, agregó esa fuente que nos pidió no citarla por lo “delicado del tema”.

Cada vez que la Unidad de Restitución recibe una solicitud, mira cuál fue el actor armado que despojó y esa información va para la estadística de despojo y abandono.

Según datos que la Unidad de Restitución le pasó a La Silla Sur, hasta marzo de este año, después de Vaupés y Vichada, Caquetá es el tercer departamento con más casos en los que el solicitante dice que fueron las Farc quienes lo despojaron. De 2789 solicitudes, en 1516 (el 54 por ciento) fueron las Farc.

Entonces, por ejemplo, si los cien casos que dicen las Farc que han atendido en Montañita, son campesinos que en vez de presentar la solicitud al Estado, lo hicieron directamente con la guerrilla, sus casos no entrarían en esa estadística.

Por lo tanto, cuando se reporten casos de despojo de las Farc en Caquetá van a ser menos de los que realmente ocurrieron. Porque hay todavía muchos casos sin reportar.

En la Unidad de Restitución creen que esta decisión de las Farc de devolver las tierras por su cuenta no contribuye a la verdad y tampoco a la justicia (porque puede haber por ejemplo otro reclamante sobre esa tierra). Y por lo tanto, tomaron la decisión hace dos meses de que en los casos en que una persona solicite restitución y después decida salirse del proceso (técnicamente eso es ‘desistimiento’), la Unidad igual llevará el caso ante un juez. Antes lo que hacían era dejar de estudiarlo.

En total, la oficina de la Unidad en Caquetá tiene 23 casos de personas que señalaron a las Farc como sus despojadores y que luego desistieron de ser atendidos por la Unidad. En Meta son 42, en Tolima 76 y en Putumayo 106. La Unidad no tiene cómo saber si la razón por la que desistieron es porque las Farc ya les han devuelto predios por su lado.

Aunque esto es una preocupación grande para la Unidad de Restitución, los dos campesinos restituidos por las Farc y el presidente de la Junta con los que hablamos estaban felices. “Para mí volver ha sido un regalo porque con mi esposo ya tenemos donde vivir y cultivar”, dijo la campesina del Doncello.

Para ella la discusión de los analistas y políticos en Bogotá sobre el inventario de bienes de las Farc y su administración fiduciaria es totalmente irrelevante.

http://lasillavacia.com/historia/cuando-sus-bienes-estan-en-el-ojo-del-huracan-las-farc-restituyen-por-su-cuenta-61275


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