“Si mil veces me lo preguntan,
mil veces desearía
que fuera una pesadilla.” J.E.A
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La bailarina llena de esplendor
y de vida sale al escenario,
sonrisa radiante
candoroso el rostro.
En su cabellera
la más bella flor
de idílicos jardines,
Pero es ella
cual fresca rosa la que
más resplandece.
Sus frágiles manos
Agarran con donaire
la falda que lleva dibujada
la primavera de sus encantos.
De pronto las estrellas se esconden.
Nubes negras cubren el cielo
y una danza frenética comienza
en las tinieblas.
La música fría
se ha dormido en los instrumentos,
y un ruido fragoroso,
húmedo, sucio, pegajoso
irrumpe en el ambiente.
Las flores se marchitan,
las plumas y lentejuelas se ensombrecen;
la mano de la muerte
desgarra el frágil e inmaculado corpiño.
La primavera del traje desaparece
y le da paso al horror de la noche.
La fría danza había comenzado,
la bailarina se resiste a formar parte del ritual,
pero el sucio torbellino
la hace girar en un desquiciado frenesí,
Los ángeles corren a prestarle sus alas,
pero se extravían en las sombras.
La noche está ebria de locura.
¡Niña, no bailes esa danza de la noche!
No es una cumbia,
tampoco tu saya favorita,
no son vueltas antioqueñas,
si no dolorosos giros
de tu despedida eterna.
¡Baila en la luz,
en los focos de los teatros,
baila para los niños,
para nosotros únicamente !
Las sombras le ganan a tu fugaz lucero.
Desesperados te extendemos las manos
y nuestros almas,
pero no logras agarrarte.
La fría noche te arropa en su negrura
y arranca a girones nuestros corazones.
Todas las estrellas del cielo se apagan,
piedras del desconsuelo golpean nuestras almas,
pero la magia de tu sonrisa
purifica nuestra amargura.
Al alba, el arcoíris
se niega a mostrar su rostro,
le da pena
el haber abandonado a la bailarina
cuando más necesitaba de sus colores
en la noche más oscura de nuestras vidas.
Y del cielo cae una lluvia de lágrimas
cuando los tambores de piedra
han dejado de sonar.
Cuando el silencio gobierna el mundo,
un rebelde diluvio de lágrimas puras
brota a borbotones de ojos desconsolados,
entonces aparece la magia de tu encanto,
y tu angelical rostro Stephany
se baña en el cristalino riachuelo
de tus más dulces recuerdos.
John Montilla. 15-Abril- 2017