Sembrar coca paga

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POR: ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH

Los informes de la Casa Blanca y el Departamento de Estado norteamericano confirman que el cultivo de coca nacional floreció a niveles sin precedentes en estas dos décadas, con lo cual Colombia repite como primer productor mundial.

La hoja de coca, que de tiempo atrás ha financiado con sangre el conflicto armado colombiano, crece aceleradamente desde el 2013, año en el cual el área cultivada fue de 69.000 hectáreas; en el 2014 aumentó a 112.000 hectáreas; en el 2015 sumó 159.000 hectáreas y en el 2016 coronó 188.000 hectáreas. La tasa de incremento de los plantíos de coca asciende a 172,5 por ciento en este periodo, fenómeno especialmente agudo en el Departamento de Norte de Santander –transformado en líder cocalero gracias al manejo político de los bloqueos registrados en el Catatumbo en agosto de 2013–, seguido de Nariño, Putumayo, Caquetá, Cauca, Guaviare, Meta y Antioquia.

Las cifras de producción potencial resultantes de la explosión de los cultivos de coca son igualmente impresionantes, habida cuenta que pasaron de 200 toneladas en el 2013 a 310 toneladas en el 2014, a 495 toneladas en el 2015 y a 710 toneladas en el 2016, con un crecimiento de 255 por ciento en estos cuatro años. De lo anterior se desprende que la productividad por hectárea de los cultivos de coca también está disparada.

El Ejecutivo reportó un incremento del 42 por ciento en la incautación de coca, al pasar de 297 toneladas en el 2015 a 421 toneladas en el 2016 –equivalente a 124 toneladas–, proveniente del fortalecimiento de las operaciones de interdicción contra laboratorios, tráfico y aprehensión de cocaína. La interdicción –totalmente ajena a la siembra de coca– ha sido el eje oficial de la política antidroga de estos años, acorde con lo dispuesto en el Acuerdo del Teatro Colón, que define la ilicitud en materia de drogas exclusivamente respecto de su uso y no de su cultivo.


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Las razones adicionales que explican el resurgimiento de los sembradíos de coca en Colombia son analizadas por el Departamento de Estado. Las Farc exhortaron a los cocaleros a plantar más coca en espera de los cuantiosos subsidios ofrecidos por el Estado, valorados por Fedesarrollo en 5,6 billones de pesos en 15 años.

El Gobierno redujo estratégicamente las operaciones de erradicación en las áreas controladas por las Farc durante la negociación del proceso de paz; renunció a la aspersión aérea con glifosato en el 2015; disminuyó en 67 por ciento el presupuesto de erradicación manual y recortó en 90 por ciento el número de erradicadores el año pasado.

Con rebosado optimismo, el Ejecutivo prometió quintuplicar el área de erradicación de hoja de coca a 100.000 hectáreas en el 2017, contra 17.642 hectáreas del 2016, mediante la combinación de sustitución voluntaria de 50.000 hectáreas con proyectos de desarrollo productivo y erradicación forzada de otras 50.000 hectáreas a cargo de la Fuerza Pública, erróneamente sin aspersión aérea.

¡Amanecerá y veremos!


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Andrés Espinosa Fenwarth
CEO de Inverdies
andresespinosa@inver10.co

http://www.portafolio.co/opinion/andres-espinosa-fenwarth/sembrar-coca-paga-andres-espinosa-fenwarth-columna-29-de-marzo-de-2017-504512


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