Fin a 316 años de lucha por territorio

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Foto: David Oliveros / Ministerio del Interior Con cantos, los indígenas inga celebran la legalización de sus territorios.
Foto: David Oliveros / Ministerio del Interior
Con cantos, los indígenas inga celebran la legalización de sus territorios.

Unos ojos brillantes como los de un enamorado y una sonrisa radiante dejaban ver en el rostro de Ángel Edmundo Pasuy, delegado de los cabildos indígenas kamënsá e inga, del Valle del Sibundoy, la satisfacción del deber cumplido.

¿La razón? Luego de 316 años de lucha, estas dos comunidades recibieron este diciembre, por fin y casi como un regalo del Niño Dios, los títulos de las propiedades en donde han habitado por miles de años.

Como un adelanto de las festividades navideñas, en los diferentes resguardos los indígenas celebraron con música, baile y chicha la entrega de las casi 72.000 hectáreas que el Gobierno les legalizó a más de 15.000 aborígenes.

Para Pasuy, lo más importante es que los problemas territoriales y las situaciones conflictivas de los pueblos indígenas quedaron en el pasado.


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“Tenemos la oportunidad de ejercer nuestro gobierno propio –aseguró Pasuy– sobre esas áreas de territorio que se han reconocido y reafirmado. Esto va a traer muchos beneficios y queremos que sea para la comunidad”.

Según los indígenas, este es un nuevo comienzo en la protección de algo que es sagrado para ellos: la tierra. Es por eso que el 17 de diciembre se vivió una verdadera fiesta en la biblioteca de la vereda de San Silvestre, en el municipio de San Francisco, Putumayo. Todo fue gozo.

El auditorio, decorado con banderines de colores, estaba lleno de pobladores vestidos con ruanas rojas y azules y quienes con sus bailes y comidas celebraron la llegada del mensajero, el portador de buenas noticias, el que entregaría a manos de sus autoridades el regalo tan esperado.

El encargado de esa labor fue el viceministro de Participación e Igualdad de Derechos del Ministerio del Interior, Luis Ernesto Gómez, para quien entregar los títulos a la comunidad reafirma la autonomía de los pueblos indígenas.
Como muestra de agradecimiento, la comunidad le entregó al Viceministro un sayo azul, atuendo típico de su región, y el bastón de mando, que simboliza la autoridad y rectitud en el ejercicio del poder.


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Además, las abuelas, figura importante en la comunidad kamënsá, rindieron un homenaje.

Vestidas con trajes típicos compuestos por falda larga negra, blusa blanca y peinadas con un par de trenzas, cinco ancianas y un hombre cargados de canastas con flores, símbolo de cosecha y florecimiento, interpretaron varios bailes, como el bambuco y música propia de la comunidad. La celebración llegó a tal punto que hasta el Viceministro bailó.

Otro de los anfitriones fue el taita Arturo, al que la comunidad tanto kamënsá como inga también le entregaron un sayo y le hicieron varios reconocimientos por la labor que ha desempeñado en la constitución de sus resguardos.
“Este proceso es una necesidad del pueblo por seguir existiendo. Porque los pueblos kamënsá e inga están en vías de extinción. Hemos querido dejar un legado, hoy es un día histórico para nosotros y así lo reconocerán nuestras futuras generaciones”, manifestó el taita Arturo.

Sin embargo, San Francisco no fue el único que estuvo de fiesta; otros dos municipios: San Andrés y Colón, se constituyeron como resguardos indígenas.

Para San Francisco fueron 17.162 hectáreas, mientras que para San Andrés, 13.562, y para Colón, 1.531.

Es decir, en la constitución de los resguardos se entregaron más de 13.000 hectáreas.

La otra parte se fue para la ampliación del Biya de Sibundoy, resguardo que aunque ya estaba constituido con 3.252 hectáreas hace más de 60 años y que hoy aumenta a 42.625.

Esta población de más de 6.000 indígenas también festejó con cantos en el interior de la catedral, en la que se sirvió comida y se agradeció a los ancestros que también lucharon por su territorio.

Propiedad que hoy es heredada por el testamento del taita Carlos Tamabioy de 1700 a las comunidades inga y kamënsá.

Ahora los indígenas argumentan que cuidarán y preservarán su territorio, el cual debía ser reconocido hace miles de años.

El gobernador de Biya de Sibundoy, el taita Justo Juagibioy, fue el encargado de recibir a los mensajeros en el municipio. En su entrada, hablando entre kamënsá, su lengua original, y castellano, dio la bienvenida a la ampliación del resguardo.

Entre sus frases en castellano se le escuchó agradecer a algunos de los que han luchado por la constitución de los resguardos. En el recinto se entonó el himno kamënsá.

Para el director de asuntos étnicos de la Agencia Nacional de Tierras, Juan Guillermo Valencia, “la preocupación de ellos (los indígenas) es el territorio, porque argumentan que están en un proceso de extinción”.

Valencia afirmó que el proceso contempla la constitución de otros dos resguardos que aún no están listos, pero en los que han avanzado.

Uno es el de la comunidad inga de Santiago, y el otro, el de San Pedro, ambos en el Putumayo. El primero esperan que sea entregado a comienzos del próximo año.

Para la comunidad, sin duda, los títulos entregados hasta ahora son un verdadero galardón, pues representan, según ellos, un estado de protección del territorio y de la tierra, que es la madre que les da vida.

 MICHELL QUIÑONES Y CAROLINA ÁVILA

Fuente : http://www.eltiempo.com/politica/proceso-de-paz/fin-a-316-aaos-de-lucha-por-territorio/16778260


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