«Esta frase tiene cinco palabras». Así comenzaba el texto que compartió el periodista argentino Axel Marazzi en Twitter este lunes. Marazzi aseguraba que nada en su vida le había enseñado tanto de literatura como estos tres párrafos. Dos días después, este mensaje se había retuiteado más de 5.000 veces.
Se trata de tres párrafos muy breves que se comparten en redes desde hace años. Además de en Twitter, lo hemos visto en Imgur, Pinterest, Flickr y Tumblr, por ejemplo. Y algunos blogs y páginas web sobre escritura lo han traducido al español, como es el caso de Autorquía.
Esta frase tiene cinco palabras. Aquí hay otras cinco palabras. Está bien escribir frases así. Pero muchas juntas suenan monótonas. Escucha lo que está ocurriendo. La lectura se vuelve aburrida. El sonido empieza a zumbar. Es como un disco rayado. El oído pide más variedad.
Ahora, escucha. Varío la longitud de la frase y creo música. Música. La escritura canta. Tiene un ritmo agradable, una cadencia, una armonía. Uso frases cortas. Y uso frases de tamaño medio. Y, a veces, cuando estoy seguro de que el lector está descansado, le engancho con una frase de longitud considerable, una frase que se incendia con energía y que crece con todo el ímpetu de un crescendo, del redoble de tambor, del tintineo de los platillos; sonidos que dicen escucha esto, es importante.
Publimayo
Así que escribe con una combinación de frases cortas, medianas y largas. Crea un sonido que agrade el oído del lector. No escribas solo palabras. Escribe música.
El texto lo firma Gary Provost, un escritor estadounidense que vivió entre 1944 y 1995. Escribió libros para jóvenes, tres de ellos junto a su esposa Gail. También es autor de libros sobre crímenes reales: uno de ellos sirvió de base para la película de televisión El juicio del deber (1988).
Pero el fragmento del que hablamos está extraído de 100 Ways To Improve Your Writing(100 maneras de mejorar tu escritura), publicado en 1985. Es una de las seis guías de redacción que publicó Provost en vida.
Los 100 consejos de escritura se reparten a lo largo de 10 capítulos. En ellos se habla sobre errores gramaticales y de puntuación. También se enseñan algunos métodos para evitar que el lector nos odie y se dan recomendaciones para que los lectores se enganchen al texto desde el principio. De hecho, la primera frase del libro es un buen ejemplo de arranque potente: “Este libro te enseñará cómo escribir mejores notas de secuestro”. Luego aclara que también ayuda a la hora de escribir libros, artículos, sermones, canciones, trabajos de clase e incluso listas de la compra.
El fragmento que lleva años compartiéndose en internet lleva por título «varía la longitud de las frases». Es la cuarta recomendación del quinto capítulo, donde Provost explica 10 formas de desarrollar tu estilo.
En el texto original solo hay dos párrafos y no tres (el primero llega hasta “es importante”). Pero esto probablemente no le importaría a Provost porque en el libro también recomienda el uso de párrafos cortos: es el tercer consejo del cuarto capítulo («Cómo ahorrar tiempo y energía»).
No todos los consejos están escritos de forma tan ingeniosa, claro: la mayoría son propuestas más ortodoxas, escritas en un estilo muy claro y directo. Pero tiene algún fragmento similar. Por ejemplo, el segundo consejo del décimo capítulo, “evita los clichés”:
Clichés are a dime a dozen. If you’ve seen one, you’ve seen them all. They’ve been used once too often. They’ve outlived their usefulness. Their familiarity breeds contempt. They make the writer look as dumb as a doornail, and they cause the reader to sleep like a log. So be sly as a fox. Avoid clichés like the plague. If you start to use one, drop it like a hot potato. Instead, be smart as a whip. Write something that is fresh as a daisy, cute as a button, and sharp as a tack. Better safe than sorry.
Por supuesto, todo son topicazos. Intento traducirlo:
Hay clichés a patadas. Si has visto uno, los has visto todos. Si no se han usado un millón de veces, no se han usado ninguna. Han cumplido su vida útil. Están más vistos que el tebeo. Hacen que el escritor parezca más tonto que un zapato y hacen que el lector se duerma como un tronco. Así que sé astuto como un zorro. Huye de los lugares comunes como de la peste. Si empiezas a usar uno, suéltalo en menos que canta un gallo. Tienes que ser más listo que el hambre. Escribe algo que sea fresco como una rosa, que sea más bonito que un san Luis y que dé en el clavo. Hombre precavido vale por dos.
Esta recomendación recuerda a la lista de consejos irónicos que lleva circulando, en diferentes versiones, al menos desde los años 70. Esta lista recomienda “ser más o menos específico” y evitar las exageraciones porque “exagerar es un millón de veces peor que quedarse corto”. La versión de William Safire dice respecto a los tópicos: «Por último, pero no por ello menos importante, huye de los clichés como de la peste. Son más viejos que Matusalén. Busca alternativas viables».
Provost también recomienda el uso ocasional de citas en un texto que arranca así:
“Las citas conocidas -escribió Carroll Wilson en el prefacio a un libro de citas- son más que conocidas, son parte de nosotros”.
Un último consejo de Provost que también merece la pena leer es el que cierra el libro: «Usa el sentido común». En él recuerda que «escribir es un arte y no una ciencia, y cuando termino un texto, no reviso cada uno de mis consejos. Me pregunto si he comunicado bien lo que quería decir, si ha gustado a mis lectores, si les he dado algo que es agradable de leer. ¿Les he entretenido, informado, persuadido y les he dejado claras mis ideas? ¿Les he dado lo que querían? Y estas son las preguntas que deberías hacerte sobre todo lo que escribas».
Fuente : MSN