Campesino colombiano da ejemplo de superación personal y ante la violencia

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Foto : Archivo
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Por : Marisol Larrahondo B.

La Esmeralda (Colombia), 16 jun (EFE).- Plantas de pimienta cuidadas con esmero dan vida a la finca «El Regalo», de Abraham Cuaran, un campesino discapacitado del sur de Colombia que espera con ilusión la cosecha en su propia tierra, la misma de la que fue desplazado hace 16 años por paramilitares y guerrilleros.

Sus ojos ya cansados por los años y el trabajo parecen recuperar el brillo cuando habla de su plantación, en la que trabaja como cualquier otro campesino de la región pese a que le falta el brazo izquierdo, que perdió en un accidente en plena juventud.

Cuaran forma parte de las víctimas del conflicto armado que han sido apoyadas por el programa de Restitución de Tierras creado por el Gobierno mediante una ley que fue sancionada hace cinco años por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para devolver las propiedades a aquellos que fueron desplazados o despojados por los distintos grupos armados ilegales.


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«Es que esto es lo propio y no está uno en la voluntad ajena. Además, a mí no me dan trabajo porque no tengo la otra mano, por eso yo en la tierra que me compré (unas 15 hectáreas) tenía que volver a trabajar y aquí estoy», dice a Efe el campesino, de 67 años.

Cuaran explica que la Unidad de Restitución de Tierras le dio para sembrar 1.200 plantas de pimienta que se han multiplicado en su finca ubicada en el caserío La Esmeralda, que forma parte del departamento de Putumayo, fronterizo con Ecuador.

«Me ofrecían pimienta o ganado, pero ya estoy viejo para manejar el ganado; con la pimienta me va mejor. Me dieron para mano de obra, pero yo mismo tracé los surcos, y cuando vino el técnico a ayudarme, yo iba en la mitad», comenta.

La principal motivación del campesino para seguir trabajando son sus cuatro hijos pequeños.


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«La señora que tenía se me murió (en 2010) entonces quedé yo cuidando cuatro hijos (tres hombres y una niña), por eso trabajo, cocino, enjabono y luego me vengo a cultivar», afirma.

Cuaran reconoce que él, como la mayoría de campesinos de esa región del Putumayo, cultivaba coca antes de ser víctima del desplazamiento.

«Yo también sembré coca; era bueno pero también malo porque no es al aire libre (legal), todo es contrabando, pero después eso se acabó, igual yo había vivido muchos años sin sembrar coca y no me morí», afirma.

Cuaran recuerda que en la época del desplazamiento fue uno de los últimos en salir de la zona.

«Cuando vinieron los paramilitares y la guerrilla nos desplazaron, nos despacharon de aquí, y tocó salirnos dejando botado todo. Nos fuimos al colegio de San Francisco, en el municipio de La Hormiga, y de ahí, como no había nada qué hacer, nos fuimos a donde una hermana», recuerda.

El regreso fue tan dramático como la partida. «Cuando volvimos encontramos todo destruido, en la casa no había nada, las puertas estaban abiertas, los animalitos se perdieron, solo dos perros aparecieron, y de ahí seguimos haciéndole al trabajo para la comida y confiar en Dios que no pasara nada», narra.

Y es que cuando volvió con sus hijos a su tierra aún había enfrentamientos entre guerrilleros y paramilitares que retornaban esporádicamente.

«Cuando empezaban a pelear no era sino tirarse al suelo y cuando pasaba la balacera levantarse y seguir trabajando», manifiesta con una tranquilidad asombrosa.

Según dice, cuando los guerrilleros y paramilitares se marcharon de la zona «hubo una guerra grande aquí en La Esmeralda, y volvían sobre todo a atacar a la Policía de El Placer, luego quedó todo en silencio y ahora con esto del proceso de paz (con las FARC) está quieto».

Abraham Cuaran es un ejemplo de vida, no solo por haberle hecho frente al desplazamiento, incluso llegó a enfrentarse con los paramilitares, sino porque cuando tenía 20 años sufrió el accidente que le arrancó su brazo izquierdo al caerle encima una palma que acababa de derribar con un hacha.

Hoy, 47 años después y sin su brazo izquierdo, trabaja como el que más, limpia el terreno, siembra y espera con ansia la cosecha no solo de pimienta, sino también de cacao, convencido de que la paz viene de Dios y de su propia casa. EFE

mlb/joc/ah

http://www.lavanguardia.com/vida/20160616/402544367252/campesino-colombiano-da-ejemplo-de-superacion-personal-y-ante-la-violencia.html


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