Una nueva expedición botánica comenzará hoy en el país, con el objetivo de conocer, valorar, conservar y utilizar de manera sostenible nuestra biodiversidad. El punto de partida será Putumayo, donde un grupo de investigadores nacionales y locales, apoyados por personas de la región, explorará una vasta zona conocida como el Alto del Tigre, donde los Andes se encuentran con la Amazonia.
La Expedición Bio, como se llamó, es uno de los tres componentes de Colombia Bio, un proyecto liderado por Colciencias, en el que participan varias instituciones del Gobierno.
Felipe García, gerente de Colombia Bio, dijo que el objetivo es que esta iniciativa haga parte del desarrollo sostenible y socialmente inclusivo en el eventual escenario del posconflicto que se avecina.
Hace 233 años (el 30 de abril de 1783), nació la Expedición Botánica, liderada por José Celestino Mutis. Fue el mayor proyecto científico durante la época de la colonia, que permitió hacer un inventario de especies en el territorio nacional. El próximo primero de junio, científicos saldrán de nuevo a esas regiones naturalmente ricas para actualizar un catálogo que, con el paso de los años, ha sufrido amplias transformaciones por cuenta de factores diversos.
Una de ellos, la violencia, que por más de medio siglo impidió el acceso a lugares que sustentan el porqué de Colombia como uno de los países más biodiversos del mundo. Hernando García Martínez, coordinador programa Ciencias de la Biodiversidad del Instituto Humboldt y quien liderará esta primera salida, dijo que se trata de “un lugar que ha tenido muchos vacíos de información, porque fue un territorio de guerra, cerrado incluso para la ciencia”.
Serán cerca de 40 personas en campo, entre los expertos del Humbold, de Corpoamazonia, actores locales con conocimientos en biodiversidad y un equipo audiovisual,quienes se encargarán de documentar, durante 10 u 11 días, los hallazgos de diferentes grupos como plantas, mamíferos, aves, peces, macroinvertebrados acuáticos –organismos que viven en el agua y que son importantes para entender la calidad del ecosistema acuático- y escarabajos.
Saldrán de Villagarzón, la población más próxima, en un recorrido en carro de cerca de una hora y de ahí caminarán más de dos horas para instalar su campamento.
Nuevas especies
Para el investigador del Humboldt, explorar una zona de la que poco se conoce va a traer resultados sorprendentes. “Tendremos noticias en términos de ocurrencias geográficas, es decir especies que estaban reportadas para otros sitios y no para el piedemonte. Además, vamos a encontrar nuevos registros de especies no reportadas para el país, y estoy seguro que vamos a encontrar nuevas especies para la ciencia. Solo en la presalida, que estuvimos tres días, el botánico del instituto parece que ya tiene una nueva especie para la ciencia”, agregó.
Los expertos trabajarán con técnicas innovadoras, como fototrampeo, que es la ubicación de cámaras en sitios estratégicos en los que puede haber tránsito de grandes mamíferos, y bioacústica, que consiste en grabar los sonidos del bosque y los cantos de las aves para medir el estado de salud de ese territorio a través de la diversidad de sus sonidos.
El investigador explicó que con esto se desarrolla un identificador genético único para cada especie, con técnicas sencillas de laboratorio, como tomar un pedazo de pelo, de pluma o el tejido de una planta, y poder identificar así su secuencia genética para saber de qué especie se trata.“También haremos una caracterización de las identidades genéticas de gran parte de las especies que colectemos. Las personas tienen huellas genéticas y la idea es generar las de las especies de nuestra biodiversidad. Esto se conoce como ‘Barcoding’, lo que en español serían códigos de barras genéticos”, dijo el líder de la expedición.
“Eso tiene un potencial enorme en términos de vigilancia y control de especies que están expuestas al tráfico y con la generación de conocimiento científico en este campo queremos aportarle al país”, añadió.
Toda esa tecnología –según el gerente de Colombia Bio- serviría incluso para declarar un área protegida local, regional o nacional, lo que ayudaría mucho en el ordenamiento de los territorios.
“Así mismo, la expedición es la base para que el departamento presente proyectos de turismo científico y el tema de avistamiento de aves es uno de los que tiene gran potencial”, agregó.
Sobre los resultados –dijo el investigador del Humboldt-, se estima que en tres meses estarán los preliminares y que en 8 o 9 meses los definitivos.
La Expedición Bio contempla 20 salidas en dos años, nueve muy adelantadas, a las que se destinarán 5.000 millones de pesos, y que serían en territorios de Caquetá, Chocó, el Urabá antioqueño, y los cayos de San Andrés y Providencia. La que sí está confirmada es la segunda, para finales de junio, a Malpelo, isla ubicada en el océano Pacifico unos 500 kilómetros al oeste de Buenaventura.
REDACCIÓN CIENCIA
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