ElNuevoDia – Putumayo es uno de los departamentos a donde más llegaron recursos de cooperación de Estados Unidos. La Agencia Internacional para el Desarrollo (Usaid) invirtió en esta región, durante la vigencia del Plan Colombia, 57.4 millones de dólares, que financiaron programas de desarrollo alternativo, de promoción de la democracia y de asistencia a personas desplazadas y otros grupos vulnerables. Así lo reportó la Consejería Presidencial para la Acción Social.
De los 57.4 millones de dólares entregados al Putumayo, 53 millones fueron orientados a proyectos desarrollo alternativo; 2.2 millones, a fortalecimiento de la democracia y 2,2 millones, a programas de atención para desplazados y grupos vulnerables.
El programa de Desarrollo Alternativo del Plan Colombia benefició a 19 mil 983 familias campesinas, que se dedicaban a la siembra de matas de coca en el medio y bajo Putumayo y logró establecer 27 mil 842 hectáreas de cultivos lícitos, como de pimienta, cacao, vainilla, palma africana y cacao, incluyendo la creación de espejos de agua para la cría de pescados.
Entre los resultados obtenidos también figuran la siembra de más de mil hectáreas de palmito y mil de caucho, la construcción de una planta de concentrados, la creación de una empresa de transformación y comercialización de pimienta y plátano, la construcción del centro agroindustrial de Villagarzón y el cultivo y comercialización de flores, follajes, vainilla, plantas medicinales y aceites esenciales.
LOS RESULTADOS POSITIVOS
Además, hay consenso sobre los resultados positivos del Plan, que hoy se reflejan en obras y proyectos en funcionamiento.
Miguel Ruano, exalcalde de Mocoa, resalta que, gracias al Plan Colombia, y a través del Fondo de Inversión por la Paz, a esa capital llegaron más de 10 mil millones de pesos, invertidos en un acueducto, un coliseo y en la pavimentación de calles.
Vilma Zapata, reconocida comerciante, argumenta que el Plan permitió al Departamento comenzar a cambiar la cultura de vivir de los cultivos ilícitos, para buscar alternativas lícitas que hoy se sostienen, como la siembra de pimienta, de la que muchas familias obtienen buen ingreso. Lo mismo sucede con el cultivo del palmito africano, producto que una empresa de Puerto Asís comercializa en mercados internacionales.
El exrepresentante a la Cámara y hoy consejero presidencial en Derechos Humanos, Guillermo Rivera, destaca como principal aporte del Plan que facilitó al Estado llegar a regiones donde la guerrilla no lo permitía.
“Vino un impulso económico con recursos del Gobierno nacional”, dijo, y aceptó que hubo fracasos, pero dice que no fueron culpa directa del Plan y de su aplicación, sino por operadores que hicieron mal la tarea.
La crisis
Hoy la siembra de palmito y caucho no supera las diez mil hectáreas, muchas de ellas afectadas por las fumigaciones aéreas con glifosato, según reporta el actual secretario de Agricultura del Putumayo, Heraldo Vallejo, quien agrega que el único cultivo que sobrevive y está dando un resultado positivo es el de la pimienta.
De la planta de concentrados, de la empresa de transformación y comercialización de pimienta y plátano, la construcción del centro agroindustrial de Villagarzón y el cultivo y comercialización de flores, follajes, vainilla, plantas medicinales y aceites esenciales, solo hay escombros consumidos por la malaza de la selva.
Iván Gerardo Guerrero Guevara, gobernador entre 2001 y 2003, señala que el Plan Colombia fue una decisión tomada por encima de los putumayenses, por lo que a pesar de que trajo una fuerte inversión, hoy recibe críticas.
“Aquí hubo una acción negativa, que fue implementar macroproyectos en los que el Departamento no tenía injerencia, sino que fueron manejados por entidades que el mismo Plan Colombia trajo y no permitieron la coordinación con los gobiernos locales, departamental ni nacional”.
También califica como un fiasco a las fumigaciones aéreas con glifosato, pues los cultivos de matas de coca no pudieron ser erradicados y miles de hectáreas aún están sembradas en el medio y bajo Putumayo.
Carlos Palacios, gobernador de 2004 a 2007, también cree que el Plan Colombia fue un fracaso con respecto a la política antidroga, porque “traía programas prefabricados a las regiones donde se combatía el narcotráfico, sin tener en cuenta las necesidades reales o los proyectos que ya tenían los campesinos para su desarrollo”.
Citó como “un ejemplo sencillo del fracaso”, entre cientos de proyectos que se impusieron en la región, el de la cría de cerdos, que no tuvo en cuenta las enfermedades porcinas a las que se exponían las crías en esta zona del país.
Jule Anzueta, vocero de la mesa regional campesina, repite las críticas al Plan Colombia por “no acabar ni con los cultivos de uso ilícito ni con la guerrilla y lo único que hizo fue estigmatizar la mata de coca y al campesino cultivador. Acá los únicos que sacaron provecho fue los operadores, que se llevaron toda la plata”.
Éder Jair Sánchez, vicepresidente de la Asociación de Usuarios Campesinos (Anuc), profundiza el análisis y dice que el Plan lo que hizo fue “desvertebrar el movimiento social en el Putumayo, porque nunca fueron tenidas en cuenta las Juntas de Acción Comunal para focalizar los proyectos”. Lo propio dice el representante de las comunidades afroputumayenses, Vicente William Castillo, quien señala que sus comunidades tampoco fueron tenidas en cuenta.
Jesús Fernando Checa, cultivador y comercializados de flores y follajes, aporta que, en su área, se trajo material sin debido control fitosanitario desde el Valle del Cauca, que generó una reacción adversa; también dice que los campesinos focalizados en ese proyecto nunca tuvieron una capacitación en el cultivo de flores, en especial de La Heliconia, que se quería impulsar.
La Iglesia Católica en el Putumayo también mostró sus inconformidades. El vocero de la diócesis Mocoa – Sibundoy, padre Ómar Parra, destaca que la idea del Plan Colombia fue buena, pero dice que en su aplicación falló, por culpa de operadores que desconocían la región.
Para el exdirector general de Corpoamazonia, José Ignacio Muñoz, la mayor desilusión fue el escaso apoyo a las actividades agropecuarias licitas: “Hay aciertos en el tema de infraestructura, como caminos, puentes, vías, centros comunitarios, acueductos, rehabilitación de escuelas. Pero se fracasó en el fortalecimiento institucional”.
Por su parte, el representante Orlando Guerra de la Rosa cree que la gran falla del Plan estuvo en que el Gobierno nacional no tuvo la capacidad para hacer acompañamiento a los proyectos. “Lo único que se puede rescatar, 15 años después, es el programa Familias en Acción”, puntualizó.
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