Por : John Elvis Vera Suarez
Nos siguen metiendo embelecos para supuestamente salvar crisis. Nos siguen haciendo creer que los negociados con los recursos de la nación, con lo que nos debería de pertenecer a todos y todas, es para lograr el tan desvanecido crecimiento y desarrollo. Toman decisiones a nombre de todo un pueblo para llenar sus bolsillos, para imponer sus mezquinos intereses, para seguir entregando nuestro patrimonio.
Ya ni recordamos cuando comenzaron a enajenarnos de lo que era nuestro. En menos de dos siglos, década tras década, poco a poco, con cada paso calculado pero sin dejar de avanzar en la pérdida de la soberanía, sin dejar de vender lo que no debería ser de ellos, acelerando el paso desde finales del pasado siglo, para un saqueo cada día mayor, van entregando por migajas lo que la tierra nos ha brindado y lo que con el esfuerzo entre todos y todas se había logrado construir.
El caucho amazónico, la tagua y hasta el exuberante plumaje de nuestras bellas aves y las preciadas pieles de la fauna silvestre, el petróleo, gas y carbón, las comunicaciones, los llamados minerales preciosos, el recurso pesquero, grandes extensiones para el agro-negocio, bancos, las maderas de nuestra selvas, las cuencas hidrográficas con sus hidroeléctricas, el agua vital, las vías, la Salud, Educación y todo un etc. Todo porque para ellos la salvación está en que el capital privado y en especial el extranjero, se quede con esta patria para supuestamente salvarla del subdesarrollo producto de sus propios desgobiernos.
Para profundizar y extender la gran crisis socio-ambiental, se inventan salidas más retorcidas que los males que pretenden remediar, represas para exportar energía donde se les arrebata tierras ancestrales a comunidades campesinas y de pescadores, pretendidos reservorios de agua como si estos produjeran la misma y para rematar en regiones de alta sismicidad, mega-minería en alta montaña con tradición agrícola, que han sido despensas alimentarias y con presencia de los vitales paramos, impulso al fracking para ganancia de petroleras en detrimento del agua y la vida en su entorno, zonas de desarrollo agro-industrial arrasando ecosistemas y proletarizando al campesinado y raizales, privatización de nuestros ríos y otro largo etc.
Con las concesiones, los acuerdos bilaterales, las ventanillas siniestras, aperturas económicas y ahora con los mal denominados TLC, el gran capital internacional y sus emporios empresariales, se van adueñando de la precaria producción nacional colombiana e inundan los mercados de territorios cada vez más empobrecidos con sus embelesados pobladores, mientras como títeres en coro seguimos vociferando contra los pueblos y naciones que se atreven a recorrer sus propios caminos.
Solo queda que cuando despertemos no sea tarde, porque llegará el día en que lo único que podremos rescatar serán nuestros propios recuerdos es decir nuestra historia, nuestras vidas y nuestra libertad.
John Elvis Vera Suarez
Fundación Ambientalista Bosque de Niebla
johnelvisvera@gmail.com