Murales para dignificar la memoria

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Sofi Ospina y Bill Rolston recorrieron diversos lugares de la geografía nacional. Buenaventura y Putumayo en las imágenes.
Sofi Ospina y Bill Rolston recorrieron diversos lugares de la geografía nacional. Buenaventura y Putumayo en las imágenes.

ElEspectador – Desde mediados de septiembre recorrí el país con el Profesor Bill Rolston, uno de los pocos académicos que se ha dedicado al estudio de murales políticos en países afectados por conflicto armado. El profesor Rolston ha realizado su investigación en Irlanda del Norte, Palestina, Irán, País Vasco y Chile entre otros. Esta vez le tocaba el turno a Colombia aprovechando la coyuntura de los diálogos de paz, que se adelantan con las Farc, y nuestra misión era identificar apuestas artísticas visuales plasmadas que estuvieran relacionadas con el conflicto armado y la construcción de la paz desde la vivencia y el sentir territorial.

Como asociada de investigación contacté distintas organizaciones sociales para que nos guiaran en la búsqueda de murales, muralistas y grupos involucrados en su elaboración para entender su sentido y reinterpretar la significación de los mismos.

Durante 30 días visitamos pueblos y ciudades afectados por el conflicto: Toribío, Buenaventura, Mocoa, Barrancabermeja, Mampuján, Popayán, Cartagena, Bogotá, Cali y Medellín siendo acogidos por líderes y artistas participes de estos procesos locales.

¿Qué es un mural político?


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Es la expresión pictórica de un mensaje complejo en representación de un movimiento social, una organización política, un gobierno o un individuo que a través de la comunicación visual buscan persuadir o amenazar dependiendo de la posición de poder (o marginalización política) del emisor del mensaje.

El mensaje de los murales

En Colombia observamos una expresión variada de murales políticos destacándose aquellos dedicados a la memoria, algunos con imágenes explicitas sobre la guerra o actores armados, de víctimas asesinadas en masacres, o crímenes selectivos de líderes sociales y personajes de izquierda, seguido por murales de resistencia y protesta. También murales sobre la identidad étnica, la protección del entorno, el abuso de los bienes públicos y unos explícitos al anhelo de construir la paz.

Para citar unos cuantos ejemplos de murales de memoria en Barrancabermeja se rememoran a líderes sindicales asesinados, la masacre del 16 de mayo de 1998, al padre Camilo Torres Restrepo y Luisa Delia Piña; en Bogotá en el Eje de la Memoria se destacan los murales de los 3026 sindicalistas asesinados en la historia política de las últimas décadas y el de las 3065 víctimas del genocidio de la Unión Patriótica así como el del humorista Jaime Garzón; en Toribío el mural del padre Álvaro Ulcué; en la Comuna 13 de Medellín los murales sobre la Operación Orión, quizás la operación militar más grande perpetrada en zona urbana en Latinoamérica.


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Algunos casos icónicos

Nos impresionó el mural sobre el desplazamiento forzado de Mampujan elaborado por la Asociación Mujeres Tejiendo Sueños y Sabores de Paz (quienes fueron galardonadas con el Premio Nacional de Paz) recibieron el apoyo del muralista Guache y el Centro de Memoria Histórica pues ellas sabían bordar pero no pintar. También el de las madres indígenas del Resguardo de Tacueyo que plasmaron solas su dolor de la Masacre de Gargantillas en un mural sencillo, pero conmovedor en una carretera maltrecha de la vereda San Isidro en la vía a Toribío.

También los murales de resistencia del pueblo Nasa realizados en la primera Minga de muralistas “Toribío no es como lo Pintan” con la participación de 60 artistas. El mural móvil de Puente Nayero (Buenaventura) sella la paz en este territorio de bajamar que logró expulsar pacíficamente a los paramiliares. Los niños del Espacio Humanitario en Puente Nayero cambiaron sus armas ‘juguetes’ de madera por instrumentos musicales del Pacífico: marimbas y guasás para honrar su cultura y construir la paz.

Memoria viva y justicia transicional

En conversaciones con muralistas y organizaciones en los territorios afectados por el conflicto armado lo más significativo y recurrente que escuchamos fue la importancia atribuida a la memoria.

Esto nos lleva a plantearnos: ¿Por qué la memoria de estas atrocidades y el trauma provocado se hace público a través de estos murales? Y ¿por qué su expresión es colectiva? La respuesta está en la naturaleza del evento, la impotencia y desesperación ante el dolor vivido. Las masacres y desapariciones fueron perpetradas de manera pública. Estas violaciones fueron a veces exacerbadas por el desconocimiento de los hechos por quienes ejercen poder en el territorio específico, incluyendo las autoridades que debían velar por su protección.

Los murales responden a la necesidad de las víctimas de denunciar y de mantener limpia la memoria de sus seres queridos: quieren demostrar públicamente la dignidad de la persona asesinada y la injusticia en la cual su recuerdo, su memoria fue desdibujada. Los procesos colectivos de elaboración de los murales han servido de catarsis para procesar su duelo y reconstruir su verdad.

La mayoría de los murales de la memoria no representan a las victimas individualmente. Existen casos en los cuales se han recordado a cada una de las víctimas, como en el mural de la Alianza de Mujeres Tejedoras de Vida en Mocoa donde se grabó en una placa de chonta cada nombre de las 174 mujeres muertas en el conflicto enmarcados en un paisaje de guerra con helicópteros y actores armados.

Lo colectivo y visual

¿Por qué algo tan individual y personal como la muerte, el asesinato de un ser querido es representado de manera colectiva y no con una imagen individual?  Esto se asocia parcialmente con el hecho que la persona no murió sola, fue asesinada acompañada de otras personas de su comunidad, o como parte de una campaña más amplia de represión o desplazamiento.

La memoria colectiva y la necesidad del reconocimiento de la inocencia de las víctimas por parte de la sociedad hace indispensable la búsqueda de la verdad, la justica, la reparación y la garantía de no repetición para la construcción de la paz. La Comisión de Esclarecimiento de la Memoria, la justicia transicional y la búsqueda de las más de 40.000  personasdesaparecidas en Colombia, acordada en los diálogos de paz en La Habana hace parte de este reconocimiento que toda la sociedad colombiana debe hacer a las víctimas inocentemente sacrificadas en este conflicto que nos desangra desde hace más de 50 años. Los murales políticos dedicados a la memoria hacen parte del proceso de reconocimiento de la verdad y perpetuación de la memoria viva.

Por: Sofi Ospina – Bill Rolston *

*Antropóloga consultora en género, paz y seguridad. – Sociólogo, Profesor Emérito de la Universidad de Ulster, Irlanda del Norte.

Fuente : http://www.elespectador.com/noticias/nacional/murales-dignificar-memoria-articulo-601585


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