Maraveles Putumayo existe, y es mucho más que violencia y cultivos de coca

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Miraveles-La-Hormiga-PutumayoAsí empezó la conversación con Alba Mery Cuarán la rectora de la institución educativa que lleva por nombre Maraveles, el mismo de la vereda donde vive, cuya población se compone de alrededor de 130 familias, unas 650 personas, y se encuentra ubicada a 45 minutos de la Hormiga Putumayo.
A este colegio asisten los menores de 9 veredas dispersas, desde las cuales los niños deben caminar durante casi 3 horas todos los días de la semana para llegar a tiempo a la institución educativa Maraveles.

Un día normal de los pequeños inicia a las 4 de la mañana para que alcancen a bañarse, vestirse, desayunar y luego caminar, para llegar a tiempo a Miraflores o las Palmeras, los dos únicos puntos de encuentro desde donde hay carretera para que puedan continuar su viaje en algún medio de transporte y llegar a tiempo a la jornada de clases que inicia a las 8 de la mañana y termina a las 2:30 de la tarde.

“Los estudiantes de Maraveles, son niños que a pesar del conflicto armado le apuntan a la educación, así como los docentes”, afirma Alba Mery. Y es que en esta región del Putumayo no sólo están necesitando carreteras, sino también más atención del Gobierno Nacional, pues según esta maestra, dentro de las instalaciones de la institución educativa hay 2 aulas en madera que están a punto de caerse y “cuando se pide alguna ayuda, la gente se niega a brindarla por la presencia de la guerrilla, motivando así a deserción escolar de los jóvenes y que no les quede otra alternativa que irse a los grupos armados por el abandono del Estado”.

En esta región del bajo Putumayo el conflicto ha dejado muchas madres cabeza de hogar. Estamos hablando de un 70% de la población que se compone de mujeres las cuales deben salir a trabajar para mantener a sus hijos.


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Aun así, “Los niños de esta vereda son líderes desde niños, buenos estudiantes, sanos, no consumen drogas, no practican el matoneo y para ellos el profesor sigue siendo ejemplo y no se ha perdido ese rol del maestro, de verlo como el papá, el consejero, el sicólogo, algo que ha contribuido a que los niños sean obedientes”, asegura Alba Mery.

Sin embargo “En esta región tenemos niños huérfanos que aveces pienso que van a la escuela para que les brindemos el almuerzo o complemento alimentario. También tenemos el caso de 8 niños que perdieron a su mamá y nosotros los acogimos desde pequeños, tanto así que ya la hermana mayor salió del grado once y a ellos, con apoyo de los maestros y de algunas entidades, los hemos tratado de sacar adelante, a pesar de todo el abandono y la poca inversión que se ha hecho en estos sectores”.

La institución educativa Maraveles, es un colegio en el que según su rectora, los maestros están concentrando más su esfuerzo en la formación integral del estudiante para que su proyecto de vida no sea irse a hacer parte de algún grupo armado, sino que vean en el estudio una posibilidad para llegar lejos.

Es por esto que la columna vertebral de la institución la componen los valores, una iniciativa que surgió luego de la situación de violencia y masacre que se vivió en Maraveles entre el año 2000 y el 2005, donde “la vida no valía nada y era muy normal encontrase con un muerto por el camino.
Fue por eso que después de esta época nos propusimos con los maestros cultivar los valores para que los niños pudieran empezar a ver que la vida es más bonita que ver un muerto por ahí tirado”, afirma Alba Mery.


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En esta región del Sur Oriente Colombiano sus habitantes están siendo empleados ahora mismo para limpiar y descontaminar las aguas que fueron afectadas por el derrame de crudo de 18 tractomulas durante el año pasado.

Sin embargo la fuente de empleo permanente de esta población se basa en la agricultura, los peces y las gallinas, aunque “en las veredas un poco más lejanas aún se sigue trabajando con cultivos ilícitos, que en muchas ocasiones responden a la falta de oportunidades de empleo con mejores ingresos.

Según lo que ha escuchado Alba Mery Cuarán, sembrar un plátano no les deja la misma ganancia que la coca, debido a que primero hay que esperar un año para que se produzca, luego sacarlo al mercado les cuesta 10.000 pesos y cuando llegan a venderlos les ofrecen 4.000 pesos por racimo”, situación que los desmotiva y los ha seguido obligando a trabajar con estos cultivos, mientras no se construyan vías o se generen alternativas para que la gente no tenga pretextos y pueda salir del mundo de la ilegalidad.

Y es que evidentemente Maraveles es mucho más que conflicto y cultivos de coca, pues durante la reciente realización de la jornada “Juega por la Vida” una iniciativa del Ministerio de Defensa Nacional con la que se está llegando a los lugares más lejanos del país para llevar educación, cultura, música y deportes a los niños, niñas y adolescentes, se pudo ver que además de valores, los niños y niñas de la vereda Maraveles de la Hormiga Putumayo, tienen mucho talento para el microfútbol, la pintura y también para sonreírle a la vida.

Durante una semana fueron de los primeros en llegar a los encuentros sin importar su realidad, la distancia ni la lluvia, vestidos de “Liderazgo” que fue el valor que les toco llevar impreso en sus uniformes, para defender el nombre de su institución educativa hasta el final y mostrarle a todo el undo que son más las personas y niños buenos en esta región que quieren construir un nuevo país, lejos de las drogas, la violencia, el reclutamiento y el conflicto armado.

Por : Carol Quezada Méndez comunicadora GAC MDN


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