Huella en el paisaje deja rastro nocivo en ecosistemas naturales

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Un bosque es propenso a tener una huella en el paisaje provocada por incendios o actividades antrópicas.
Un bosque es propenso a tener una huella en el paisaje provocada por incendios o actividades antrópicas.

Bogotá D. C., mar. 30 de 2015 – Agencia de Noticias UN- La conversión a pasturas es la transformación más fuerte que se afronta en Colombia y Latinoamérica, de un ecosistema natural a uno no natural.

Este cambio se produce para dos propósitos: para ganado, que es un fuerte impulsor de este tipo de conversiones, y para adquisición de tierras, sobre todo en terrenos muy remotos. A este proceso se le llama huella en el paisaje, que, a escala, es diferente al rastro que deja un animal, el cual es de pocos centímetros.

El rastro del paisaje es de kilómetros y se puede originar como resultado de la construcción de carreteras, la deforestación, los cultivos a gran escala (palma de aceite, por ejemplo), o por urbanización.

“Esto genera unos cambios que podemos percibir, cuantificar y hacerles seguimiento. Desde el paisaje, es una huella que no se ve todos los días, no se ve con lupa, sino todo lo contrario”, explicó Dolors Armenteras, profesora del Departamento de Biología de la U.N., durante la reciente sesión de la Cátedra de Sede José Celestino Mutis.


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La investigadora comentó que existen unos patrones de deforestación a través de pequeños parches. Hay un patrón denominado geométrico, en él se da una conversión muy grande. “Estos son más evidentes con la construcción de carreteras, el cultivo de palma africana y la extracción de madera”, mencionó.

La profesora Armenteras manifestó que este es el caso de la carretera entre Miraflores y Calamar en el Guaviare, donde empieza a hacerse evidente un patrón de transformación que es natural en el ciclo de desarrollo, pero el cual se da de manera no controlada. “Esto hace que se discuta si la huella es o no necesaria para el territorio”, señaló la profesora.

De hecho este departamento es uno con los más altos índices de transformación, aunque también están Putumayo y Vichada.

Otro de los aspectos que influyen fuertemente en el cambio de paisaje son los incendios forestales explicados durante la Cátedra José Celestino Mutis por Anselm Rodrigo Domínguez, profesor asociado de la Unidad de Ecología de la Universidad Autónoma de Barcelona e investigador del Centro de Investigación en Ecología y Aplicaciones Forestales en  España.


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Domínguez indicó que hay lugares cuyas características en la vegetación hacen que tengan más facilidad para recuperarse del fuego que otros.

“Hay zonas que se recuperan después del fuego a un término largo. Entre 30 y 50 años, un bosque puede llegar a recuperar su biodiversidad, pero hay zonas que no, que pueden quedarse en un estado de no recuperación o que cambian a otro sistema”, expresó el investigador.

Comentó que las piñas de pino tienen la capacidad de abrirse después del fuego, soltar semillas y volver a germinar un nuevo bosque desde las cenizas. Así como hay otras muy pequeñas enterradas en el suelo que son capaces de crecer después de un incendio.

Sin embargo, estas dos semillas necesitan tiempo y si se produce una conflagración en un tiempo de 15 años no se dará la recuperación que se necesita para que germine un nuevo bosque. Precisamente, eso sucede en una zona de Cataluña, donde se quemaron 70.000 hectáreas y, que a pesar de tener las especies para recuperarse, no ha sido posible debido a la constancia en los incendios.

Anselm Rodrigo también destacó los pocos estudios que se han hecho en cuanto a especies de fauna en estos bosques y resalta el caso de la tortuga mediterránea que al no tener un sistema para escapar del fuego, se está extinguiendo.

La sesión de la Cátedra José Celestino Mutis se celebró en el auditorio León de Greiff de la U.N.

(Por:Fin/hesp/dmh/DAL)

http://www.agenciadenoticias.unal.edu.co/ndetalle/article/huella-en-el-paisaje-deja-rastro-nocivo-en-ecosistemas-naturales.html


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