La Ruta Pacífica de Mujeres, galardonada con Premio Nacional de Paz

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Trabajan en pro de los derechos femeninos y en visibilizar la violencia contra ellas.

Por: EL TIEMPO |

El nombre de Ruta Pacífica de las Mujeres tal vez no le suene mucho a la mayoría de los colombianos. Pero su trabajo sí ha sido grande.


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A lo largo de estos últimos 18 años, y a pesar de la violencia de la que han sido víctimas, ellas han dado lecciones de resistencia, de lucha, de constancia y, sobre todo, han sido unas generadoras de propuestas para alcanzar una paz negociada en el país.

Por eso, anoche recibieron el Premio Nacional de Paz, otorgado por EL TIEMPO Casa Editorial, Caracol Radio, Caracol Televisión, Proantioquia, el PNUD y Fescol.

La Ruta es una propuesta femenina y feminista de participación política, como la definen sus integrantes.

Sus tareas en estos años se han centrado en el reconocimiento de los derechos de las mujeres, en visibilizar la violencia contra ellas. Pero también en recuperar la memoria histórica, en encontrar la verdad y la justicia. Todo esto, a través de una red nacional de 288 organizaciones.


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Ese trabajo palpable que se ha hecho muy evidente en la región, pero particularmente en las zonas de conflicto, es el que le permitió a la Ruta estar entre las tres finalistas al Premio Nacional de Paz que fue entregado anoche en Bogotá.

Ahora son más de 10.000 mujeres de 9 departamentos, pero que en últimas están esparcidas por todo el país. Su financiación no es grande, pero sí sus ganas de trabajar en favor de las mujeres afectadas por todo tipo de violencia.

Su historia no es reciente. Surgieron a partir de una convocatoria que hizo un grupo femenino de Medellín que consideró necesario solidarizarse con la situación de muchas mujeres del país afectadas por el conflicto.

Entre ellas estaban Marta Teresa Arizabaleta, Marina Gallego, Rocío Pineda, Pilar Córdoba, Olga Lucía Ramírez, Piedad Morales, Luz Stella Ospina, Olga Amparo Sánchez y Silvia García.

Y desde Medellín decidieron convocar a mujeres de todo el país.

“Aparecimos públicamente en 1996 como respuesta a la grave situación de violencia en la que se encontraban las mujeres en las zonas de conflicto, tanto en las áreas rurales como urbanas”, contó Amanda Camilo, quien hace parte de la regional de Putumayo.

Esos fueron unos años en los que los atropellos contra el género femenimo en el Urabá antioqueño eran evidentes y continuos.

Por eso, decidieron “visibilizar esa violencia que se estaba ejerciendo en la vida y los cuerpos de las mujeres” de esa zona del país.

“Había que contarles al país y al mundo lo que estaba pasando. Decirles que en Mutatá (Antioquia) había mujeres que estaban siendo acosadas por la violencia, que las bananeras nos les pagaban lo justo, que no les reconocían prestaciones, que había despidos masivos y que había violencia sexual contra ellas y nadie decía nada”, relató Amanda.

Es así como el 25 de noviembre de 1996 se hizo lo que se denominó “la primera ruta de solidaridad de las mueres de Colombia con las mujeres de Urabá”.

Desde diferentes puntos del país llegaron. Algunas recorrieron más de mil kilómetros por carretera para acudir a la cita de Mutatá.

Ese fue el surgimiento. Ahí se dieron cuenta de la fuerza que tenían, de que podían visibilizar un problema sin necesidad de acudir a la violencia.

“Entendimos que se podían hacer actos de resistencia solo vistiéndonos de negro en plazas públicas, totalmente en silencio”, contó Kelly Echeverry, de la seccional Antioquia.

Dos años más tarde se constituyeron formalmente como la Ruta Pacífica de Mujeres.

Se llaman así porque todos sus recorridos los hacen por carretera, porque promueven la no violencia y porque solo son mujeres.

“Trabajamos para que las mujeres no sólo nos veamos y expresemos como víctimas de la guerra, sino como actores sociales y políticos del proceso de negociación y de construcción de la paz”, dijo esta morena que trabaja como profesora en la frontera de Colombia con Ecuador.

El trabajo

A partir de ahí comenzó el proceso de convertirse en unas luchadoras en contra de la violencia hacia las mujeres, pero también empezaron a plantear la necesidad de que en el país se le ponga fin al conflicto armado, pero a través de una negociación política.

De ahí, parte de su lema: “¡Las mujeres no parimos hijos e hijas para la guerra!”.

“Tenemos claro que no es por las armas que se va a negociar el conflicto, sino a través del diálogo. Por eso apoyamos los diálogos que se iniciaron entre el Gobierno y las Farc en La Habana”, agregó Amanda.

Pero el trabajo de la Ruta no se ha limitado a ofrecerle respaldo al género femenino, sino que también han dedicado tiempo a estudiar los efectos de la confrontación en el país.

“Hemos logrado evidenciar que el conflicto afecta de manera diferente a hombres y mujeres, y no es solo en su cuerpo”, señaló Kelly.

Por eso, desde esta organización, que se caracteriza por no tener una gran cabeza visible sino que más bien todo se construye desde las regionales, se quiere levantar la historia de las mujeres en la confrontación armada, de cómo han sido utilizadas como botín de guerra, cómo las han violado, sobre cómo las han usado para ejercer poder frente al otro adversario.

“Queremos contar qué es lo que ha sucedido con el cuerpo y la vida de las mujeres en medio del conflicto”, dijo Kelly, quien lleva más de 12 años haciendo parte de esta organización.

Por eso, la Ruta también les ofrece un acompañamiento a las mujeres víctimas del conflicto. Tratan de darles un apoyo integral.

“Lo que queremos es reivindicar que este país es de las mujeres, que hay que tener la solidaridad necesaria con las que están afectadas por el conflicto”, agregó Kelly.

La Ruta tiene una agenda de paz que ha sido construida con el paso de estos años a partir de lo que han conocido, escuchado y propuesto las mujeres que han estado de alguna manera involucradas en el conflicto.

Por eso, quieren que ahora que se están dando las negociaciones de La Habana (por ahora suspendidas) sus propuestas sean tenidas en cuenta en un eventual acuerdo de paz.

La Comisión de la Verdad

La Ruta también constituyó lo que denominó la Comisión de la Verdad de las mujeres. Este fue un estudio que les permitió recoger 1.200 testimonios de mujeres de buena parte del país afectadas por la violencia.

Se les escuchó para saber qué sucedió realmente y quiénes fueron los actores que de alguna manera las afectaron.
Pero no se quedaron ahí, sino que también les indagaron sobre cuáles son sus propuestas en lo que tiene que ver con verdad, justicia y reparación.

“Estamos pensando en un país que está en conflicto, que creemos que puede llegar a una posible paz, pero queremos una paz que dé soluciones a las situaciones reales de las mujeres”, señaló Amanda.

Por eso, en la Ruta creen que esa investigación puede servir como un elemento para el trabajo de una comisión de verdad, pues va ayudar a entender lo que les ha pasado a las mujeres del país en estos 50 años de guerra
Durante cuatro años, integrantes de esta organización estuvieron tomando los testimonios de las víctimas femeninas del conflicto. Ese trabajo se terminó el año pasado.

Dichos resultados están plasmados en dos libros, en los que no solo se narra lo que les ocurrió a las mujeres, sino que también están recogidas las propuestas que ellas hacen para su reparación, para la paz.

Los más destacados

El jurado del Premio Nacional de Paz 2014 estuvo conformado por Nicanor Restrepo, Ana María Ibáñez, Juan Luis Mejía, el padre Darío Echeverri, Socorro Ramírez, el general (r) Manuel José Bonnet, Jorge Orlando Melo, Francisco de Roux, S. J., y contó con la participación, por primera vez, de Sylvia Escovar, Mónica de Greiff y Juan Gossaín.

Los tres finalistas fueron la Ruta Pacífica de las Mujeres, la Asociación Guardagolfo y los Centros de Reconciliación de la Fundación para la Reconciliación.

En total se recibieron 128 postulaciones.

Los patrocinadores del premio destacaron que esta convocatoria fue la quinta con mayor número de postulaciones en los 16 años de historia del reconocimiento.

Por regiones, Bogotá presentó el mayor número de postulaciones, con el 18 por ciento; seguido por Antioquia, con el 12 por ciento; y Atlántico, con el 7 por ciento.

En cuanto a temas, las propuestas que tienen que ver con el desarrollo de iniciativas de recuperación de tejido social (24 por ciento) fueron las que más se recibieron. El segundo lugar fue para las relacionadas con desarrollos alternativos y proyectos productivos (19 por ciento).

En la premiación de anoche, igualmente, hay que destacar que por primera vez se hizo la elección del liderazgo por la paz, que pretende resaltar a las personas comprometidas con la construcción de paz.

El premio lo recibió el exsecuestrado y hoy gobernador Alan Jara.

EL TIEMPO

http://www.eltiempo.com/politica/gobierno/premio-nacional-de-paz-a-la-ruta-pacifica-de-mujeres/14850856


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