Putumayenes, votemos por convicción, no por conveniencia

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“El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por los peores hombres” Platón

Jaime Erazo
Jaime Erazo

Es tiempo de comenzar a asumir una actitud ciudadana responsable frente a decisiones tan importantes como la de elegir a quien durante cuatro años gobernará a los colombianos. Las votaciones del próximo domingo, 15 de junio, por ser unas elecciones coyunturales pues la encrucijada entre lograr la paz o la continuidad de la guerra así lo señalan, sin lugar a equivocaciones, pasarán a la historia.

El voto como inversión

En cierto sentido, el voto es la inversión que el ciudadano realiza para apostarle al cambio, al mejoramiento o a la renovación de sus condiciones de vida y la de sus conciudadanos. Pero, como en toda apuesta, se corre el riesgo de ganar o de perder.


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En las elecciones del próximo 15 de junio de 2014, los colombianos en general y los putumayenses en particular, con su voto, le estarán apostando a dos aspectos fundamentales: primero, a la concreción o realización de un proceso serio, responsable y confiable que permitirá superar más de 60 años de violencia intestina y, segundo, a la continuidad del conflicto interno y sus consecuencias de dolor, muerte y miseria. El primero lo encarna o representa el presidente candidato Juan Manuel Santos, el segundo, el candidato Oscar Iván Zuluaga.

Lo que está en juego

Más allá de los intereses politiqueros y clientelistas, lo que está en juego es el poder del Estado que tiene la capacidad de contribuir eficazmente en lograr propósitos, objetivos y metas comunes a las exigencias y necesidades del pueblo colombiano.

Una de las más sentidas necesidades y exigencias del pueblo colombiano es lograr la culminación o terminación del proceso de paz que se viene desarrollando con excelentes resultados en la Habana, Cuba.


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Lo que debe quedar claro

Algo debe quedar claro y es el hecho de que la solución al conflicto interno colombiano es política, es decir, negociada, y no militar o armada.

Lo contrario al proceso de paz

Lo contrario al proceso de paz es la continuidad del conflicto interno o de la guerra asumida por un pequeño grupo de oligarcas colombianos, orquestados por sectores que ven comprometidos sus intereses o privilegios de los que se han beneficiado durante tantos años, así como también, apoyados por un considerable número de ciudadanos de los estratos medios y bajos, más dados a aceptar lo que les dicen sus jefes o líderes políticos sin que medie ningún proceso de análisis o de reflexión.

El cuento de la seguridad democrática

Igual que la paz, la inseguridad reinante tanto en el campo como en la ciudad, es otra de las demandas sentidas de los colombianos. Ante ésta situación, el Estado colombiano debe responder de una manera adecuada para conservar márgenes de inseguridad controlables o manejables por parte de sus órganos de seguridad que han sido rebasados por el desarrollo de las fuerzas sociales y productivas.

La solución a la inseguridad no radica únicamente en elevar el pie de fuerza, ni en la legislación y en las medidas represivas, la solución a la inseguridad está en atacar las causas que la originan como son la injusticia social, la inequidad, la pobreza, la corrupción, la exclusión, la intolerancia, la falta de oportunidades de empleo, salud, vivienda, deporte, cultura, recreación y de un ambiente sano.

Los tiempos han cambiado

Todavía existen muchos desentendidos de la política que, como dice Platón, después de haber votado por alguien, atendiendo más a la conveniencia que a la convicción, tienen que pagar el alto costo de ser gobernados por los peores hombres.

El tiempo que vivimos dista mucho de aquel en que la gente creía a fe ciega en lo que les decían las personas que tenían sobre ellos cierta autoridad o prestigio político o administrativo.

Hoy por hoy, los ciudadanos, para tomar una decisión tan trascendental para la vida del país, como es la elección de presidente de la república, pensando en la patria y el bienestar social, analizan con detenimiento los pros y los contras. Hoy por hoy, los ciudadanos votan más por convicción que por conveniencia.

¿Cuánto cuesta la guerra a los colombianos?

En el caso del conflicto interno, la consideración económica no se puede pasar por alto. De acuerdo con información suministrada por el Ministerio de Defensa, para el 2013, del total del Presupuesto General de la Nación (PGN) de 185.5 billones de pesos, los recursos que se destinan a la Defensa y a la Policía es de 26,1 billones de pesos.

La comparación de ese presupuesto con el destinado a otros rubros arroja los siguientes resultados: Educación 24.6 billones, Trabajo 19 billones, Hacienda 14, 9 billones, Protección Social y Salud 11,5 billones, Inclusión Social y Reconciliación 8 billones, Transporte 7,2 billones, Vivienda 3,3 billones, Minas y Energía 3,3 billones, ministerios de Agricultura y de Justicia 2,5 billones, la Rama Judicial con 2,5 billones, la Fiscalía General de la Nación 2,2 billones y los Organismos de Control 1,2 billones.

Para algunos analistas, si gran parte de los recursos destinados a la guerra se invierten en el desarrollo social, Colombia cambiaría sustancialmente. Con la guerra crece la pobreza, se recortan recursos a la educación y a la salud pública, se incrementa la vulnerabilidad en la niñez, las mujeres, los pueblos indígenas y las comunidades afrodescendiente y el desempleo se incrementa.

¿Cuánto cuesta la paz a los colombianos?

Al reducir la inseguridad interna, los recursos que se logren liberar del gasto militar se podrían canalizar hacia la inversión y al fortalecimiento de la productividad general de la economía.

Mientras se consolida el proceso de paz el costo sería elevado, pero una vez consolidado se generaría una solidez económica indiscutible que podría traducirse en un crecimiento del Producto Interno Bruto que llegaría al 8%. La confianza inversionista se incrementaría  y se atraería al país mayor inversión extranjera eingresarían alrededor de 20 billones de pesos que entrarían a fortalecer el sector productivo y como consecuencia la generación de más empleo.

¿Qué se debe hacer el próximo 15 de junio?

El próximo domingo 15 de junio, los putumayenses deben salir a votar copiosamente para garantizar la culminación del proceso de paz yla construcción de una cultura de paz, a defender valores democráticos como la tolerancia, el derecho a la oposición, a la democracia participativa, la libertad de expresión, de pensamiento y de cultos, al respeto por la vida y la dignidad humana.


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