Por : Agustín Ordoñez
Con motivo del Paro Nacional del Magisterio Colombiano y la exposición de sus razones y objetivos, se ha escuchado y leído decir a algunas personas y a uno que otro medio de comunicación, que a los maestros no les gusta o no quieren que los evalúen y que le tienen miedo a la Evaluación. En esto se evidencia un total desconocimiento de la normatividad y de la realidad del ejercicio de la profesión docente.
Afirmar que un docente le tiene miedo a la Evaluación equivale a pensar en un agricultor que le tiene miedo al azadón o en un carpintero con miedo al martillo y al serrucho. La Evaluación es inherente a la profesión docente, una herramienta con la que trabaja diariamente. Los docentes evalúan a diario; son evaluados, por el evaluador más implacable de todos: los estudiantes, que hoy no tienen ningún temor en decir si la clase es buena o no, si les agrada o no; y con base en las dos anteriores se autoevalúan, lo que les permiten mejorar su quehacer diario.
Hay dos cosas importantes que deben saber, antes de hablar, quienes pretendan referirse a la Evaluación Docente y quienes así piensan.
La primera es que, aunque es un solo gremio y una misma organización sindical, existen dos clases de docentes, en relación a las normas que los regulan: los docentes regidos por el Decreto 2277 de 1979, y los que se rigen por el Decreto 1278 de 2002, estos últimos nombrados a partir de ese año. Cada Estatuto tiene su propio Escalafón: El del 2277/79 es de 14 grados y el del 1278/02 es de 3 grados, con 4 niveles, A,B,C,D, en cada grado. Para los del 2277/79, que son la gran mayoría y los de mayor experiencia, NO HAN EXISTIDO NI EXISTEN ni la Evaluación de Desempeño ni la de Competencias para ascenso. La Corte Constitucional, en su Sentencia C-723 de 2004, declaró inexequible el Numeral 5.8 del artículo 5, de la Ley 715 de 2001, que pretendía implementarla. Para estos docentes el ascenso se produce por mejoramiento académico y/o tiempo de servicio, no por Evaluación, porque esta, repito, no existe. Para los maestros que se rigen por el Decreto 1278 de 2002, o sea los nuevos, la situación es distinta, pero de eso hablaremos más adelante.
La Segunda es que el mismo magisterio colombiano está proponiendo la Evaluación de Desempeño para todos los maestros del país, en su propuesta del Estatuto Único de la Profesión Docente, que se construyó con la participación de todos los maestros y que se está discutiendo en una comisión tripartita, conformado por el MEN, el CONGRESO Y FECODE. Entonces, ¿Cuál miedo?
Como dijimos anteriormente, la situación de los docentes del 1278 es distinta y es aquí donde surge el inconformismo y rechazo del magisterio y una de las razones fundamentales del Paro. Para ingresar se les exige someterse a un examen o concurso. Si lo pasan deberán demostrar el perfil o sea los títulos exigidos. Luego tendrán que pasar una entrevista, que exige un porcentaje de aprobación. Si pasan esto vendrá el Periodo de Prueba durante unos meses, el cual requiere aprobar la evaluación de desempeño respectiva. Si pasan el periodo de prueba son nombrados en propiedad, sino no. Una vez nombrados viene ahora la Evaluación de Desempeño anual, que aplican los rectores y que les hace una cantidad de exigencias pedagógicas y técnicas que deben cumplir en el transcurso de cada año escolar con un porcentaje de aprobación. Si no pasan esta evaluación anual son destituidos del cargo. Pregunto, después de aprobar todo esto, ¿le queda a alguien la duda de que estos docentes son idóneos para ejercer el cargo?
Habiendo superado todas las pruebas para su ingreso y permanencia, cumplido con el tiempo de trabajo y que además, con esfuerzo y sacrificio, realizan estudios posteriores de profesionalización, deberían tener la posibilidad de ascender en su Escalafón sin tantas trabas, pero no es así. Para poder hacerlo son sometidos a la Evaluación de Competencias para ascenso, que tienen una única fecha de convocatoria y que en ocasiones el Ministerio no la convoca cuando debe sino cuando le da la gana. Esta evaluación no tendría ningún problema si fuera una prueba objetiva, pero es un mecanismo perverso, diseñado por el gobierno, no para detectar falencias y mejorar la educación o a los docentes, sino para aplicar su política neoliberal del ajuste fiscal y la reducción del gasto en educación, impidiéndoles ascender.
Esta Evaluación de Competencias para ascenso no diferencia el perfil profesional de cada docente, o sea que no se lo evalúa en su área de desempeño, sino en pruebas de analogía, matemáticas y psicotécnicas, en estas últimas debe pensar como funcionario del gobierno nacional, o sea como robot, no como persona y ser humano. Al gobierno le da igual si el evaluado es un matemático, un ingeniero, un abogado, un contador, un filosofo, un biólogo, un educador físico, etc., a todos les aplica la misma prueba. Después de presentarla al docente jamás le dicen en que aspectos falló y debe mejorar, simplemente le mandan a decir que no pasó. Hoy vemos ingenieros, abogados, magísteres, etc. quienes apenas ganan un poco más de un millón de pesos porque no pueden ascender.
Este tipo de Evaluación para estos docentes es la que rechaza el magisterio
La evaluación debe ser objetiva y debe estar dirigida a detectar las falencias y debilidades de los docentes en cada área y de la educación en general, para conocerlas y generar escenarios de capacitación y superación. Una evaluación de esta naturaleza le serviría también al gobierno para evaluar sus políticas educativas y mejorar la educación del país. Esa es la Evaluación que propone el magisterio. Diseñar evaluaciones para que nadie pase o que solo pasen algunos es fácil, el gobierno es experto en eso. Si los docentes quisiéramos aplicar evaluaciones para que ningún estudiante pase o solo lo hagan algunos, también lo haríamos, pero nosotros tenemos otra concepción de lo que es y para qué debe servir la evaluación.
Hemos escuchado también a algunos referirse a lo que ganan los docentes del Grado 14. Se debe recordar que todos los maestros no tienen el mismo escalafón y que no todos los del 2277/79 están en ese grado. Las condiciones para transitar por el Escalafón 2277 y llegar al Grado 14 exigen 3 años de permanencia en cada grado, lo cual permite determinar que para llegar al Grado 14 se necesitan 39 años de trabajo, tiempo que solo puede disminuir en la medida en que el docente se profesionalice. Un licenciado, que se ubica en el Grado 7, se gana un 1.100.000, para llegar al grado 14 necesitará 22 años más de trabajo y un título de posgrado.
Para concluir, la evaluación debe ser un instrumento que contribuya a mejorar la calidad de los docentes y por ende la calidad de la educación y no ser un simple mecanismo de sometimiento y control político e ideológico del gobierno y de sus representantes en cada entidad territorial. La lucha del magisterio colombiano no solo ha sido por intereses gremiales sino por los derechos de todos los colombianos. En esta ocasión, en este paro, se está colocando la vida por encima, por cuanto el nefasto modelo de salud está matando docentes en varias regiones del país.
Ojalá que este escrito sirva para reflexionar acerca de esta profesión y para que quienes tienen la obligación y la misión de informar, no desinformen.