Cerca de 80 personas se formaron en confección de bolsos en tela mediante proyecto denominado Ecorenovación. Historias de vida de este grupo de aprendices son ejemplo de superación.
Un curso complementario de 90 horas ha transformado la vida de la población víctima del conflicto armado, en situación de desplazamiento, madres cabeza de familias y personas de la tercera edad.
Así lo manifiesta Flor Alba, mujer desplazada de 35 años de edad quien no tenía fe en su potencial. “Sentía que no servía para nada, ya que no sabía coser y mi marido me expresaba que no hiciera parte del curso. Pero gracias a la instructora del SENA lo intenté y con el tiempo mi dedicación tocó el corazón de mi pareja quien poco a poco me compró telas para mis diseños y luego me sorprendió con una máquina de coser, ahora estoy orgullosa de tener mi microempresa”.
Diseños de billeteras hasta bolsos grandes son realizados por medio de un recurso denominado ecorenovación que consiste en reutilizar ropa y jeans viejos para ser transformado en un producto útil.
“Me gusta utilizar la ecorenovación porque muchas personas no tienen los recursos para comprarse un metro de tela que puede costar $16.000 que sirve para la alimentación de una familia. Sabemos que como mujeres tenemos ropa que no utilizamos ya sea porque nos queda apretado, o no utilizamos, o simplemente porque está muy viejo, entonces la idea es transformar estos productos en algo que podamos vender y utilizar nosotras mismas”, expresó la instructora del SENA Nathaly Londoño.
Estas 80 personas que no contaban con máquinas de coser y otras herramientas de costura, realizaron los productos a mano, rompiendo las barreras de la edad y la precariedad de recursos económicos.
Durante el proceso de formación aprendieron técnicas de decoración, flores, bordado, entre otros, trabajos que fueron expuestos en esta semana en las instalaciones del SENA, los cuales serán proyectados en una feria que están planeando en Puerto Asís.
‘Bendito entre las mujeres’
Omar Torijano de 75 años y oriundo de Zarzal – Valle, llegó a Puerto Asís en 1950, lugar en el que creció y tuvo sus aventuras. Ahora, luego que los años hacen presencia en su estado físico decidió formarse en diseños de bolso en tela.
“Cuando la instructora nos comentó del curso no me sentía capaz de coser y hacer diseños. Me desanimé pero mis compañeras del Centro de Vida me animaron y decidí cursarlo. Si yo hubiera tenido desde pequeño quien me apoyara como lo hace el SENA, hubiese hecho grandes cosas”, comentó.
Omar es el único hombre que se formó en esta modalidad y su creatividad resaltó entre sus compañeras. “Siempre me gustó hacer diseños novedosos, nuevos y a mis compañeras les gustaba los resultados, y lo más hermoso es que la sobrina que me da vivienda y comida me apoyó en este proceso”.
Para aprender no hay edad
Rosa Elena López, nació en Túquerres – Nariño, y su historia de vida es llena de amor, sueños y aventura. “Muy joven tuve mi esposo quien me llevó a vivir a Puerto Caicedo. En este pueblo me terminé de criar. Trabajé en tierras arroceras y por dedicarme al hogar no terminé mis estudios”, manifestó.
Actualmente tiene 82 años de edad, y siente que aprender no tiene edad. “Esto una experiencia muy buena porque aprendemos cosas nuevas a pesar de nuestra edad. Para poder realizar los trabajos mis amigas me fueron regalando telas, y para las flores decorativas utilicé retazos de tela que tenía guardados. Lo hice a mano y me chucé los dedos porque ya no veo bien, pero lo terminé con una aguja grande y con la guía de Dios tuve unos excelentes resultados”, contó.
Los 40 abuelos que fueron formados por el SENA Regional Putumayo hacen parte del Centro Vida que coordina Olga Lucía Cardona, profesional que agradeció a la institución por su entrega a este grupo selecto de personas.
Yuri Tatiana Merchán Perdomo Comunicadora Regional Sena