La corrupción mancha el proceso electoral

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Jaime Erazo - Columnista. CNP Putumayo
Jaime Erazo – Columnista. CNP Putumayo

La corrupción va más allá de la apropiación indebida de los recursos de una entidad territorial —llámese departamento o municipio—, invade peligrosamente la actividad política, específicamente en lo que toca con el proceso electoral convirtiéndolo en un verdadero mercado persa en el que puede más quién paga más por el voto de alguien que al venderlo, se transforma en cómplice y verdugo de sí mismo y de sus conciudadanos.

Lo que pasa en tiempos electorales

Por estos días, algunos políticos, con pretensiones de cámara y senado, recorren el departamento y sus municipios comprando votos, o lo que es lo mismo, corrompiendo la conciencia de los ciudadanos para que voten a su favor.

Lo que ahora vale un voto


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Si antes el voto tenía un altísimo valor cívico y patriótico, hoy por hoy el voto vale entre $20.000 y $50.000 miserables pesos, o una remesa, o algunos elementos de aseo personal, o el pago de algunos medicamentos.

Lo que se les debe a los corruptores del electorado

A éste tipo de políticos se les debe la postración de la democracia, la pérdida de confianza en los partidos, el alto costo de las campañas electorales, pero sobre todo, el atraso, la pobreza y la miseria de los pueblos. La mayoría de los dineros que estos personajes invierten en tiempo de campaña proceden de la apropiación indebida del erario público, son recursos que dejaron de atender necesidades y solucionar problemas del pueblo para ir a parar a los bolsillos y cuentas bancarias de particulares.

De pecado a virtud


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Con la temerosa complicidad de un gran número de ciudadanos, se ha vuelto costumbre llegar pobre a un cargo de elección popular y salir con las arcas personales llenas de plata. Esta negativa y antisocial práctica ha calado tan profundamente en el pueblo contaminado que cuando algunos funcionarios por honrados salen pobres de un mandato los califican de tontos ya que, según su opinión, no fueron capaces de aprovechar su cuarto de hora. Los más insensibles llegan hasta aceptar cínicamente que está bien que roben pero que la plata la inviertan en el mismo municipio o departamento. La situación es alarmante, supremamente grave.

Que se hace con los dineros mal habidos

En los procesos electorales, algunos políticos, revestidos de respetabilidad y  sacan los dineros tomados de la hacienda pública para financiar sus campañas, es decir, los vuelven al pueblo a quien le pertenece en forma de actos bondadosos, conmovedores, de supuesto servicio social.Sin el menor asomo de vergüenza, entregan mercados, reparten dinero a diestra y siniestra, financian eventos de diferente tipo, etc., etc.

Acabemos con ésta mala costumbre

Hay que acabar con esta maña que envilece, pues lo que están comprando es la libertad ciudadana y el futuro bienestar de los pueblos. Si le dan, reciba, pero no comprometa su voto y tómelo como justa devolución.

Para finalizar

“No todo lo que brilla es oro”, así que, en tiempo electoral, hay que cuidarse de no ser víctima de los compradores de votos.

Jaime Armando Erazo Villota

Miembro del Colegio Nacional de Periodistas
Seccional Putumayo
 


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