ElTiempo – Por: NATALIA DíAZ BROCHET
Diseño y calidad son dos puntos clave para el éxito de estas prendas en el exterior.
Un discreto aplique en el top del bikini con pequeñas chaquiras de colores elaborado por los indígenas del Putumayo; un lindo bordado hecho a mano por artesanas; un contraste que se logra con gamuza… Estos detalles son uno de los factores, además de la calidad, que han hecho que los vestidos de baño colombianos se posicionen en el mundo.
“En general, las marcas colombianas se arriesgan al mezclar muchas cosas y así salirse de lo convencional que ha sido el mercado de vestidos de baño”, dice Manuela Sierra, diseñadora de la marca Maaji.
Tiene como saberlo: sus vestidos están presentes en más de 57 países, al igual que muchas otras marcas nacionales.
“Afuera les gusta mucho la intervención manual y esto nos ha permitido la diferenciación”, agrega Andrea López, diseñadora de Saha.
Las exportaciones de vestido de baño para mujer y hombre vienen en aumento, por lo que Plataforma K quiere promover este mercado. “El 22 por ciento de las empresas en la rueda de negocios fueron del sector de beachware (ropa de playa) y el 35 por ciento de las pasarelas también”, explica Janine Pinedo, su directora.
Para la presidenta de Proexport, María Claudia Lacouture, “los vestidos de baño colombianos son un claro ejemplo de la capacidad que tiene la industria de crear propuestas de valor agregado, con marcas propias, que compiten en el mercado internacional no solo por precio, sino por diseños y calidad”.
Maaji lleva el bosque a la playa
Un verano en la montaña fue la fuente de inspiración de la diseñadora de la Maaji, Manuela Sierra para la colección que presentó en Plataforma K. Por eso, búhos, lobos, huellas de cazador, hojas y hasta criaturas encantadas salieron del bosque a la pasarela. “Como pensamos en el solsticio de verano, hay mucha luz y colores brillantes: rosado, fucsia, turquesa, azul, amarillo…” Boleros anchos y delgados, top de un solo hombro, tiras cruzadas… son algunos de los detalles de esta colección.
Paradizia
Bordados, apliques en en espejo, lentejuelas, flecos, plumas… los vestidos de baño de Paradizia quisieron recordar los años 70, en una mezcla de la onda ‘hippie’ y las ‘disco nights’. “En esa época todo era válido: la naturaleza, el amor y la paz de lo ‘hippie’ y el brillo de las noches de discoteca”, comenta la diseñadora Jackie Rengifo. Por eso, junto con los ‘miniprints’ están la telas metalizadas y sicodélicas.
Saha
Un pueblo pesquero, como Taganga, es el telón de fondo de la colección ‘Sunrise to sunset’, que presentó Saha. Así fue como la marca tradujo la tendencia étnica y tribal para ubicarla en nuestro mercado. “Buscamos estampados que dieran la apariencia de tejidos manuales y también usamos el ‘animal print’”, comenta la diseñadora de la marca Andrea López. Estos los combinó entre sí o con rayas en colores en los que predomina el morado, el coral y e verde menta.
El denim para todo momento
Camilo Álvarez y la marca Tennis mostraron la versatilidad de esta tela, durante sus desfiles en el marco de Plataforma K, en Barranquilla.
Aunque la industria textil se ha encargado de intervenir y darle variedad al denim con los desgastados, arrugados y encerados, entre otros efectos, el diseñador paisa Camilo Álvarez quiso hacer su aporte y le agregó su toque: película plástica brillante. “Esto se usa mucho para trajes de baño, pero nosotros lo hicimos con el denim y le dimos un lavado adicional”, comenta el diseñador que participó con Tugó, la marca de muebles, en Plataforma K, el evento del sector textil, confecciones y moda que se llevó a cabo en Barranquilla. El resultado: jeans, vestidos y chaquetas con un recubrimiento metálico, que le da a la tela un brillo ya sea dorado, cobre o plateado, lo que le permitió crear prendas jeans, chaquetas y vestidos más formales. Este fue el último momento de la colección ‘Parte y todo’, que el diseñador creó para mujeres y hombres, la cual dividió en tres momentos del día: amanecer, con bloques de color blanco, gris y negro, que luego dan paso al azul, donde los cuadros pequeños como mosaicos cobran protagonismo. En diurno, entra el fresco, con el verde en tonos esmeralda, pino y manzana que le ponen color a pantalones y suéteres y chaquetas; y luego viene nocturno, con el brillo con vestidos y jeans más formales o para irse de rumba. Una vez más, Álvarez mostró su capacidad para innovar y experimentar en sus colecciones.
Aires frescos
La marca de ropa juvenil Tennis también eligió el denim como protagonista de su colección y lo usó para todo: shorts, jeans, vestidos, camisas, chaquetas… desde el tono más oscuro hasta el casi blanco por el desgaste de tanto uso. La marca viene en un proceso de renovación, e interpretando las tendencias en moda, mostró una colección con aires muy hippies chic : faldas largas estampadas, vestidos asimétricos (cortos adelantes, largos atrás); camisetas, camisas y tops, algunas con apliques de taches, y un animal print bastante matizado.