El partido conservador enajenado y perdido

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Agustín Ordoñez G.

La gran mayoría de los partidos políticos en Colombia han surgido de hombres sabios, de ideologías progresistas y de propósitos altruistas y fueron creados para aplicar en la práctica política y en el gobierno esas ideologías y propósitos. Cada partido, de esa mayoría, nació también de una filosofía, unos principios y unas tesis fundamentales, que son la base estructural de su plataforma política e ideológica y los símbolos de su autonomía, su dignidad y su independencia.

Si en el camino se han extraviado esos valores, se hacen a un lado o se olvidan, al igual que su historia, o lo que es peor aún, cuando se entregan o se venden al mejor postor, no es culpa de los partidos sino de sus dirigentes. Cuando esto ocurre los partidos parecen un barco a la deriva, sin tripulación, sin rumbo, sin horizonte y, sobre todo, sin futuro.

Eso parece estar sucediéndole al Partido Conservador en Colombia desde la aparición del Uribismo, al que prácticamente se le ha “escriturado” el Partido.

Independientemente del concepto que cada quien tenga sobre los gobiernos conservadores y sobre la historia del partido, desde el inicio de la vida libre de Colombia como país independiente, el Partido Conservador había sido protagonista de la vida política de este país y de la dirección de los destinos de la nación, con errores y aciertos, pero siempre como un Partido libre, con autonomía e independencia. No se entiende cómo y por qué ahora se subyuga la historia y las tesis conservadoras a la tesis guerrerista y belicosa, tan pobre y vacía como la de Uribe.


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Desde la aparición del Uribismo, en lo único que ha tenido protagonismo el Conservatismo es en los innumerables escándalos de corrupción de sus gobiernos, incluido el de Santos como su sucesor. Hoy toda la filosofía política de los dirigentes conservadores a nivel nacional se limita a definir a quien es más conveniente para ellos, sus familias y sus amigos entregarle el partido en los próximos cuatro años, si a Uribe o a Santos y a tratar de convencer a la colectividad de que esa decisión, que es muy buena para ellos, es lo mejor para el Partido y para el país.

Desde allí el partido solo ha contribuido a lanzar sobre el pueblo colombiano todo el peso del neoliberalismo, a aplicar cuanta reforma en contra de la inversión social para las clases menos favorecidas del país se ha presentado e impuesto en los últimos años.

En los demás partidos colombianos se destacan figuras importantes, que a nivel nacional sobresalen entre la clase política y que podrían catalogarse como “presidenciables”. Las nuevas generaciones del conservatismo no visibilizan al partido, porque está sumergido en el fondo del Uribismo y el Santismo. Estas nuevas generaciones no ven entre la clase política nacional una figura que se destaque, que los represente y con la que se identifiquen, y no la ven porque no se sabe si es que sus dirigentes son muy pequeños o están arrodillados. Las nuevas generaciones no saben cual símbolo seguir, si el de la U, de Cambio Radical o de cuál partido, por cuanto ven a la dirigencia tratando de “acomodarse” en cualquiera de ellos, por lo cual cada miembro de la colectividad nacional está haciendo lo mismo que sus dirigentes y terminarán olvidándose del partido.

El partido ya no forma líderes sino que gradúa lentejos. Los que sobresalen un poquito sueñan con lanzarse, pero a los brazos de Uribe. Fue tan patético escuchar a un ex ministro conservador de Uribe, obviamente hoy en la cárcel, cuando en la pasada campaña presidencial se lanzó y anunció que lo hacía solo para adherir al ex presidente. Igualmente en los últimos días se ha escuchado a la dirigencia decir que el conservatismo es uribista y que el Conservatismo y el Uribismo tendrán un solo candidato a la Presidencia en el 2014, lo cual solo tiene como propósito fortalecer las aspiraciones políticas del segundo.


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Lo más curioso es que los creadores de partidos como la U y Cambio Radical, incluidos Santos y Uribe, provienen del Partido Liberal y varios de ellos están dando claras señales de querer volver al liberalismo. La pregunta es qué hará la dirigencia del conservatismo cuando esto ocurra. Se irán al liberalismo? Adherirán el Partido Conservador al Partido Liberal?

El Conservatismo nació con el Libertador Simón Bolivar y podría decirse que murió con Álvaro Gómez, cuyos ideales han sido pisoteados y quienes jamás habrían estado de acuerdo que el Partido forme parte de la sarta de escándalos y violaciones de los últimos gobiernos. Obviamente, así como al primero trataron de asesinarlo y al segundo lo asesinaron, si en los últimos años hubieran estado vivos les habría sucedido lo mismo, por cuanto los dos plantearon acabar con un orden de cosas que privilegia los intereses particulares sobre el bien común. Ambos deben estar revolviéndose en sus tumbas con lo que pasa.

Los resultados de todo esto saltan a la vista: Una sola gobernación y cada vez menos alcaldías, diputados y concejales.

El Partido Conservador necesita en estos momentos una nueva dirigencia, que sea capaz de rescatar su verdadera autonomía e independencia, para enderezar su rumbo y marcar su futuro. Una nueva dirigencia libre de los contubernios, intereses y escándalos de quienes hoy están al frente.


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