“Los 12 pueblos indígenas del Putumayo celebran su tradicional fiesta que guarda la tradición ancestral de las comunidades inga y kamënsá, carnaval de los pueblos indígenas”
Por: German Arenas Usme
En el calendario cultural y religioso del Putumayo y de la misma Colombia ubicamos otro tiempo y es el de Miércoles de Ceniza, el cual nos indicará que el lunes y martes anterior habrá licencia para festejar conjuntamente con las comunidades indígenas del Valle de Sibundoy. Los Cabildos Indígenas Kamëntsá de San Francisco y Sibundoy, celebran el Carnaval Indígena o Klestrinyé el día lunes y los Cabildos Inga de San Pedro, Colón, Santiago y San Andrés, celebran el Kalusturinda el día martes:
“Betiyeguagua significa en Camentsá e Inga “Hijo del Árbol” y es un personaje mítico de donde devienen los Camentsá actuales. Betiyeguagua fue castigado por la Madre Tierra y azotó al Valle de Sibundoy con un terremoto, que llevó a que se secara la gran laguna que existía. Betiyegua tuvo que exigirle a uno de sus nietos, quien provocaba los desórdenes en la comunidad porque dañaba y quemaba la naturaleza, que realice un viaje hasta el Cerro Patascoy a pedir perdón para que la Madre Tierra se tranquilice. El nieto regresó con un acompañante, el hijo de la Madre Tierra. Se llamaba Klestrinyé y su misión fue enseñarles las artes de la alegría. El les enseñó todo lo relacionado con la música, el baile y los vestidos. Cuando todos aprendieron a vestirse de colores, a tocar flautas, bombos y cachos, a cantar y a gritar de contentos, Klestrinyé ordenó que un día al año se debe festejar y agradar a los dioses. Ese día bailaron, cantaron y tomaron chicha hasta quedar dormidos por caminos y veredas. Klestrinyé dijo: “ese día se llamará en adelante Besknaté, el Día Grande, fiesta de la alegría y el perdón”. Cuentan que Klestrinyé murió en esta tierra y en su tumba nació un árbol cuyas flores abundantes y de múltiples colores, se utilizaron para perdonarse y alegrarse ese día que Klestrinye florecía”. William Daza.El Carnaval Indígena se viste de colores tradicionales en un gran desfile, de banderas, de coronas, de instrumentos musicales, de baile permanente, de griterías y versos, de chicha, carne y mote. El matachín un personaje de imponente colorido por sus atuendos ceremoniales y su máscara inconfundible, haciendo uso de una campanilla, encabeza la celebración que proviene de los diferentes lugares de sus asentamientos ancestrales. Continua este majestuoso “desfile” haciendo gala de colorido Los Bandereros, La Mama Mandad y Las Batas, el Taita Gobernador acompañado de sus Alguaciles, Los Sanjuanes y Saraguayes.
Prosigue en este “desfile” el pueblo indígena en general; cantando, bailando y compartiendo chicha al son de cachos, tambores, flautas, rondadores, cascabeles y armónicas entre otros instrumentos tradicionales, con atuendos tradicionales en los que sobresalen los colores rojo, blanco, verde, azul y amarillo y en medio de una lluvia de pétalos de flores que simbolizan la pureza y la prosperidad.
“En el Bëksnaté o Día Grande los miembros de la autoridad tradicional comparten chicha, mote y carne con toda la comunidad y como respeto atienden de forma especial a ex gobernadores y sus esposas y los bandereros, a quienes les ofrecen un plato de huevos, un plato de ají, un plato de mote con carne de res, gallina y cerdo. En seguida las familias continúan las visitas mutuas bailando al son de la música, donde todos son invitados de todos”.Todos van a la misa. Después de la misa bailan en los parques urbanos y se comparten juegos ancestrales como en el caso de los Inga, que con sendos manojos de ortiga, se aplican con cariño en la cara y en las piernas. La picazón incrementa la alegría y se templan los nervios para aceptar al otro sin rencores. Luego sacan de sus morrales y canastos, los chilacuanes o papayuelos que se multiplican en sus chagras y comienzan a lanzarlos al aire. El cielo se cruza de chilacuanes y hay que buscar protección o estar muy atento a que no le caiga uno en la cabeza, hasta que estas frutas queden convertidas en jugo o pulpas dispersas en el suelo. Viene entonces la destrucción de muñecos elaborados con hojarasca de maíz. Los muñecos vuelan por encima de las gentes, suben y caen, hasta queda en fibras desperdigadas por todo el parque.
La carrera de bandereros es una buena atracción porque la competencia es en trajes tradicionales y con las grandes banderas de colores alrededor del parque. Después de las diversiones en el parque, se pasa al Cabildo de la Comunidad, para realizar el Ritual del Gallo, que consiste en pender un gallo amarado de sus patas en lo alto de un castillo tejido con palma. Entre los Camentsá, existe un grupo de personajes llamados Sanjuanes, que son los encargados de jugar en el castillo, agarrar el gallo de su pescuezo y colgarse hasta que se desprenda. Entre los Inga el gallo se iza en lo alto del castillo y cualquiera puede subirse y agarrarlo para arrancarle el pescuezo con los dientes. Después de estos rituales se continúa con el baile al son de las músicas revueltas de cachos, bombos, tarros con semillas, flautas y rondadores.
El Carnaval para los ingas se llama Kalusturinda o fiesta en honor del arco iris, es también llamado Atun Puncha (El Gran Día) y se celebra el inicio de un nuevo año Inga, siendo la fiesta de la alegría, la reconciliación y retorno de los que han emigrado a otras tierras.
Es una fiesta en la que además de los bailes y las visitas de casa en casa, se comparte el mote, uagra, uagra aicha, cuchiaicha, atahualpa aicha, cuy aicha (mote, ají, carne de res, cerdo, gallina y cuy).
En este recorrido de danzas y ceremonias por los diferentes lugares y pueblos del Valle de Sibundoy; espacios para admirar, registrar y participar con el consabido respeto por la cultura ancestral, se puede adquirir una amplia oferta de artesanías como instrumentos autóctonos de viento, chaquiras, toda clase de tejidos, máscaras, bancos, collares y diversos artículos más.